Este libro sólo debe utilizarse como referencia y no como manual de medicina. La información que se ofrece en el mismo tiene como objetivo ayudarle a tomar decisiones con conocimiento de causa acerca de su salud. No pretende sustituir tratamiento alguno que su médico pueda haberle recetado. Si sospecha que padece algún problema de salud, le exhortamos a que busque la ayuda de un médico competente.
Las menciones que se hacen en este libro de compañías, organizaciones o autoridades específicas no implican que cuenten con el respaldo de la casa editorial, al igual que las menciones que se hacen en este libro de compañías, organizaciones o autoridades específicas no implican que ellas respalden lo que se dice en el mismo.
Las direcciones de páginas en internet y los números telefónicos que se proporcionan en este libro eran precisos en el momento en que se envió a la imprenta.
© 2009 por James A. Duke
Se reservan todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación deberá reproducirse ni transmitirse por ningún medio o forma, ya sea electrónico o mecánico, lo cual incluye el fotocopiado, la grabación o cualquier otro sistema de almacenaje y recuperación de información, sin la autorización por escrito de la casa editorial.
Diseño de Christina Gaugler
Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Duke, James A.
[The green pharmacy. Spanish]
La nueva farmacia natural : alimentos curativos para prevenir y tratar más de 75 males comunes / James A. Duke.
p. cm.
Includes index.
ISBN-13 978–1–60961–705–9 ebook
ISBN-13 978–1–60529–700–2 hardcover
ISBN-10 1–60529–700–3 hardcover
ISBN-13 978–1–60529–529–9 paperback
ISBN-10 1–60529–529–9 paperback
1. Herbs—Therapeutic use. I. Title.
RM666.H33DB4718 2009
Inspiramos a las personas y les damos la posibilidad de mejorar tanto sus vidas como el mundo a su alrededor
A quienes se dedican a curar con pasión en todo el mundo, sobre todo a los que no perjudican a sus pacientes y a los que recurren a los alimentos como medicina cuando resulta lo más adecuado;
A los autores de investigaciones originales en el mundo, quienes de manera concienzuda llevan a cabo los estudios tan necesarios que los escritores asimilamos y citamos ansiosamente;
Al equipo editorial de Rodale Books, que me presentó muchas ideas nuevas como parte de nuestro esfuerzo por seleccionar los “fármacos” alimenticios más prometedores;
A mi familia, amigos, compañeros de trabajo y estudiantes, quienes muchas veces sufrieron mis enojos conforme los plazos se estrechaban como sogas alrededor de mi cuello;
Y a ustedes, mis lectores, a quienes espero que este libro les revele opciones nuevas de curación que les permitan evitar fármacos más caros y azarosos.
Índice
Introducción
Alimente sus pensamientos… sobre los alimentos
HACE MÁS DE 10 AÑOS que escribí el libro La farmacia natural. Muchas cosas han cambiado desde entonces, sobre todo en lo que se refiere a los puntos de vista comunes sobre las plantas medicinales. En aquel entonces este tema era una novedad, hasta cierto punto, ubicado en los márgenes de la medicina y la ciencia legítimas. Hoy en día está a punto de entrar a formar parte del conjunto de conocimientos generalmente aceptados. Los compuestos terapéuticos de las plantas medicinales se encuentran en todo tipo de productos, desde las pastillas para la tos hasta las bebidas energéticas.
Una de las razones por las que ha aumentado la popularidad de las plantas medicinales seguramente ha sido por el número cada vez mayor de investigaciones bien fundadas que respaldan su uso. En términos generales, una de las quejas más comunes contra las plantas medicinales ha sido que “no han sido comprobadas” por la ciencia, a pesar de que muchas de ellas se toman desde hace cientos, si no es que miles de años. Tanto el gobierno de los Estados Unidos como instituciones privadas han patrocinado investigaciones en torno a las plantas y sus propiedades curativas, con resultados encontrados para algunas de ellas y muy positivos en el caso de otras, incluso en comparación con fármacos vendidos con o sin receta médica.
En lo personal siempre he preferido recurrir a una planta que a una pastilla. De hecho, cultivo docenas de estos remedios naturales atrás de mi casa, en mi huerto, al cual le he puesto el nombrete “La Farmacia Natural”. Las tengo dispuestas en cuadros según las afecciones que tratan. Desde la primavera hasta el verano y los comienzos del otoño puedo recoger las plantas conforme me hagan falta, ya sea para tratar una picadura de insecto o para evitar que se agudice el cuadro de mi gota, lo cual llega a suceder si me descuido.
Por lo tanto, no debería de sorprender a nadie que también en mi nuevo libro, La nueva farmacia natural, se manifieste mi preferencia por las plantas medicinales como tratamiento para molestias menores, así como afecciones crónicas más graves, en cuyo caso los tratamientos convencionales muchas veces pueden ser apropiados o necesarios. En este último caso, las plantas medicinales a veces favorecen el proceso de curación o incluso reducen la necesidad de tomar medicamentos. (Aunque subrayaré siempre que nadie debe modificar nunca un plan de tratamiento recetado por su médico sin antes haber consultado a este).
En este libro amplío mi definición acostumbrada de “planta medicinal” como “hierba curativa” para abarcar también todos los alimentos derivados de las plantas, o sea, las frutas, las verduras, los frijoles (habichuelas), los cereales, los frutos secos y las semillas. En su mayoría se trata de remedios que se encuentran fácilmente en el supermercado o el mercado de agricultores o que suelen tenerse en la cocina por otras razones que por sus cualidades curativas. Admito que de vez en cuando he agregado algún producto exótico, como el camu-camu, una fruta que me encontré en una de mis numerosas excursiones de exploración al Amazonas, pues no tiene igual como fuente de vitamina C. En los Estados Unidos por lo pronto sólo se consigue en polvo. Considero que la fruta misma es una opción mucho mejor debido a los demás compuestos terapéuticos que ofrece.
Este detalle me conduce a un punto importante. Si bien se acostumbra hablar de las propiedades curativas de algún nutriente en particular de cada alimento, este enfoque no me convence del todo. Es cierto que nuestro cuerpo requiere cantidades suficientes de ciertas vitaminas y minerales —los llamados “nutrientes esenciales”— para llevar a cabo sus funciones bioquímicas básicas. Y las insuficiencias alimenticias a veces contribuyen a que se contraigan ciertas enfermedades. Una vez dicho esto, estoy convencido de que ningún nutriente funciona de manera aislada. El potencial curativo de los alimentos resulta de los efectos sinérgicos de los nutrientes y otros compuestos que contienen, particularmente de los fitoquímicos. Por eso casi siempre es mejor consumir el alimento mismo en lugar de un suplemento y los alimentos frescos en su estado natural aportan más beneficios que los procesados.
Al leer este libro encontrará referencias ocasionales a los llamados “menús de efectos múltiples” (o MAM por sus siglas en inglés). Se trata de un producto del banco de datos fitoquímicos mantenido por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que yo mismo desarrollé mientras trabajé en esa institución. El MAM simplemente identifica los fitoquímicos de cada planta medicinal, así como sus efectos terapéuticos. A partir de esta información se genera un “marcador sinérgico”, el cual indica cómo una planta puede ayudar a prevenir o a tratar cierta afección, en comparación con otras plantas. Los MAM en sí mismos no representan investigaciones científicas de primer nivel, pero pueden servir para conducirnos a plantas y a alimentos derivados de plantas que tal vez no hubiéramos tomado en cuenta normalmente porque no contienen cantidades significativas de las vitaminas y los minerales esenciales.
Página siguiente