Preparar licores, vinos, tinturas y elixires que ayuden a mantener un buen estado de salud está al alcance de cualquier persona. Sin embargo, antes de hacerlo, debemos pedir consejo a nuestro médico, pues aunque se trata de preparados estrictamente naturales, no se descarta la posibilidad de que se den ciertas intolerancias hacia algún tipo de plantas o que, simplemente, esas mismas estén contraindicadas respecto a otro trastorno que también nos afecte.
Por lo general, los digestivos son beneficiosos para todo el mundo, aunque no debemos arriesgarnos a comprometer nuestra cura por el mero hecho de no haber solicitado el parecer del especialista o del médico.
En este libro se proporcionan las características, nombre botánico y referencias acerca del lugar donde se encuentran las distintas hierbas o plantas. Aun así, es preferible no recolectarlas en prados o campiñas, excepto cuando se trata de hierbas de imposible confusión, como la albahaca, el laurel, el romero o el poleo, que pueden cultivarse incluso en macetas o en el propio jardín.
La recolección de las especies es una operación fascinante que exige mucha práctica y, dado que hay plantas muy parecidas entre sí (como es el caso de las umbelíferas), no es aconsejable correr riesgos al recolectar una especie en lugar de otra. Además, sería una verdadera lástima saquear inútilmente el patrimonio de nuestros bosques y praderas, cuando los herbolarios pueden proporcionarnos las hierbas y plantas desecadas necesarias, así como raíces y semillas seleccionadas, libres de toda impureza.
Normas para la preparación de jarabes, elixires, tinturas y vinos medicinales
Comprar hierbas y plantas en un herbolario
Para preparar jarabes, elixires, tinturas y vinos medicinales, hay que medir los ingredientes y preparar los utensilios: ollas, botellas, tapones, coladores, etc.
Si hay que usar hojas y flores frescas (por ejemplo: pétalos de violetas y de rosas, hojas de poleo y de albahaca), deberemos lavarlas bien en un recipiente lleno de agua limpia dónde las dejaremos en remojo durante unas horas, las retiraremos sin agitar el agua, y las verteremos en un escurridor. Las lavaremos una vez más bajo el agua del grifo, las escurriremos y las extenderemos sobre un paño limpio. Por último, las dejaremos secar al aire libre, dándoles la vuelta de vez en cuando.
El vino, el aguardiente o el alcohol empleado deben ser de primera calidad. En el caso de los jarabes, emplearemos siempre azúcar blanco y cristalino en terrones.
Si para la preparación de un licor o de un vino necesitamos una garrafa, (normalmente, para exponerlo al sol), esta deberá carecer de funda de paja. En caso contrario, utilizaremos una botella de cristal que se cierre herméticamente.
Nunca llenaremos hasta el borde un recipiente que se deba exponer al sol, ya que la fermentación podría hacer saltar el tapón y verter el contenido.
Para filtrar una preparación se necesitan varias horas, por lo que no hay que tener prisa. Gota a gota, el vino o el licor irán cayendo en un recipiente inferior; sin embargo, si no resultaran límpidos y transparentes, se volverán a filtrar hasta dos y tres veces. Si el proceso de filtrado debiera alargarse, es preferible tapar el embudo con una pequeña tapa o una lámina de cristal para evitar que el alcohol se evapore.
En alguna ocasión, para el filtrado, deberemos emplear un paño de algodón o de lino, limpio y seco para no transmitir al líquido ningún rastro de olor o de jabón.
Para la preparación de vinos reconstituyentes, optaremos por vinos de marca, a ser posible con algún año de crianza. Si podemos obtener vinos preparados sólo con uva, mejor.
Las tinturas que se toman en gotas deben conservarse en botellitas con tapón cuentagotas. A falta de este utensilio, emplearemos una perilla de goma y plástico.
Para dar un bonito color verde a los licores (por ejemplo, a los que se obtienen a partir del poleo o de la melisa), podemos añadirles agua de espinacas bien filtrada (una o dos cucharaditas sin sal), obtenida al hervirlas.
Pondremos una etiqueta en cada botella con el nombre, el uso al que está destinado y la dosis establecida. Por ejemplo: «digestivo, una cucharada después de las comidas»; «reconstituyente, una cucharada antes de las comidas»; etc.
Los licores y vinos medicinales, así como las tinturas y los elixires, mejoran en sabor, finura y eficacia si esperamos unos meses antes de consumirlos. Si se toman recién preparados, suelen tener un sabor un tanto agrio.
Con el paso de los meses, es posible que los licores que contienen cierta cantidad de jarabe de azúcar, se vuelvan duros y cristalinos. Para recuperar la normalidad perdida, añadiremos una o dos cucharadas de agua muy caliente, agitando y vertiendo luego un poco de alcohol de fruta.
Conservaremos las botellas en lugares frescos y alejados de fuentes de calor y no dejaremos nunca los vinos, las tinturas, los licores y los elixires al alcance de los niños.
RECETARIO
■ Acacia gomífera
(Acacia arabica)
Hermosa planta perteneciente a la familia de las leguminosas mimosáceas. Originaria del África suroccidental, también se encuentra en España. Se caracteriza por poseer unas ramas muy fuertes, hojas bipinadas y racimos de flores blancas o ligeramente rosadas, de un perfume muy intenso.
Las flores de la acacia tienen propiedades refrescantes y estomacales. Con ellas se prepara un óptimo licor contra los trastornos de la digestión y las inflamaciones estomacales e intestinales.
Trastornos e inflamaciones gastrointestinales
Licor
Ingredientes: 100 g de pétalos de flores de acacia, 400 g de azúcar, 900 ml de alcohol de 90°, miel de acacia.