Introducción
Ser ambientalista es para mí una elección de vida o quizás no. Tal vez es la única alternativa que veo posible y entonces, en verdad, no tengo mucho margen para elegir otra cosa.
Durante mi infancia, cuidar el agua, apagar las luces, no tirar basura a la calle eran hábitos que formaban parte del día a día. Esos recuerdos tan frescos me llevan a sentir que siempre me importó el cuidado del planeta y que, desde mi pequeño lugar, hice lo que estaba a mi alcance para proteger este mundo lleno de agua y vida en el que habitamos.
También pienso que, si hubiera contado con más información, podría haber hecho más: podría haber separado residuos, podría haber compostado los orgánicos, podría haber tenido una pequeña huerta.
Si en la escuela, en la televisión o en la colonia me hubieran enseñado todas esas cosas, habría ido corriendo a contarles a mis papás hasta convencerlos de consumir menos envases plásticos, de comer menos carne y más legumbres, en fin, hubiera hecho todo lo posible por elegir una vida sustentable.
Hoy tengo la información y vengo a compartirla.
¿Por qué tenemos que pasar a la acción?
Cuando estaba en la escuela, en la clase de Naturales o Biología, ya no lo recuerdo, nos explicaban que los recursos de la naturaleza se clasifican en renovables y no renovables. Se hablaba de cierta idea aspiracional de, en algún momento, abandonar el consumo y la dependencia a los combustibles fósiles y aprovechar las múltiples ventajas de las energías renovables, como la eólica, la solar, la hidráulica, etc. También aprendíamos sobre la naturaleza de los materiales, los orgánicos y los inorgánicos, y de la diferencia principal entre ellos, que radicaba no solo en su composición, sino también en su descomposición: ¿qué pasaba con ellos al final de su vida útil? Allí descubrimos que una hoja de árbol se biodegrada en pocas semanas mientras que una botella de plástico puede estar cientos de años habitando la Tierra.
Lo curioso es que en aquel momento yo creía que cuando todo esto se volviera insostenible iban a darse un par de factores: yo ya iba a estar muerta y la ciencia y los dirigentes del mundo iban a encontrarle la solución. Pero hace algunos años me di cuenta de que estaba completamente equivocada: esto se está volviendo insostenible, yo estoy vivita y coleando y la ciencia y los dirigentes del mundo no están resolviendo casi nada. Entonces, ¿qué hacemos? Pasar a la acción.
En este libro compilé las muchas cosas que fui aprendiendo en los últimos años sobre cuidado ambiental, sobre nuestro día a día como habitantes de este planeta y sobre cómo hacer para que este transitar sea lo más respetuoso posible de nuestro entorno.
Durante muchos años creí que alguien más iba a encargarse, pero cuando entendí que no y que ya no nos queda tiempo para esperar milagros, decidí cambiar yo, cambiar mis hábitos, cuestionarlo todo y compartir cada paso de ese camino, confiando en que si lograba poner la información al alcance de mucha gente, ya no sería yo sola luchando contra los molinos de viento, sino que podríamos ser miles cambiando el rumbo de nuestro planeta.
Aunque recién estés empezando, acordate de que nunca es tarde para cambiar de hábitos.
Quienes vivimos en la ciudad reconocemos y sabemos de la importancia de reducir el impacto ambiental. Muchas veces creemos que es algo difícil, cuando no imposible, de llevar a cabo. Este libro propone un recorrido por los distintos espacios de desarrollo y consumo de una persona urbana, con herramientas e in- formación para planear nuevas formas de vincularnos con el entorno. Lo fundamental es la toma de consciencia como motor del cambio de hábitos y lograr una conexión humana y verdadera con nuestro medio ambiente para la construcción de un futuro distinto.
María Natalia Mazzei, creadora de @Ecointensa, comparte anécdotas personales, citas inspiradoras y pensamientos, y brinda consejos sobre cómo vivir de manera más ecológica, nutrir la tierra, apoyar las economías locales y crear un estilo de vida sustentable.
María Natalia Mazzei
Nació en Lomas de Zamora en diciembre de 1990. Es activista ambiental, abogada y creadora de @Ecointensa, una cuenta orientada al cuidado del planeta. Desde 2019 tiene una comunidad en redes sociales, donde comparte sus cambios de hábitos para una vida más sustentable.
Foto de la autora: © Alejandra López
Mazzei, María Natalia
Una vida sustentable / María Natalia Mazzei. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Javier Vergara Editor, 2022.
(Libro Práctico)
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-950-15-3205-0
1. Ecología. I. Título.
CDD 304.28
Diseño: Penguin Random House Grupo Editorial
Edición en formato digital: febrero de 2022
© 2022, María Natalia Mazzei
© 2022, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A.
Humberto I 555, Buenos Aires
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Capítulo 3
COMPOST
Según la RAE, el compost es el “humus obtenido artificialmente por descomposición bioquímica en caliente de residuos orgánicos”. Un poco más descriptivo, el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) define el compost como “un proceso biológico llevado a cabo por microorganismos de tipo aeróbico (presencia de oxígeno), bajo condiciones de humedad, temperatura y aireación controladas, que permiten la transformación de residuos orgánicos degradables en un producto estable”.
En definitiva, el compost es el proceso a través del cual podemos transformar nuestros residuos orgánicos en “tierra”.
Al hablar sobre compost, me gusta enfatizar en el hecho de que la descomposición de los materiales orgánicos y su transformación en tierra es parte del ciclo de la naturaleza. Para comprobarlo, basta con analizar qué es lo que pasa en espacios no urbanizados o asfaltados. Un fruto cae de un árbol y se deposita sobre un colchón de hojas y tierra. Cuando caen algunos microorganismos, insectos y animales empiezan a alimentarse de él. Llueve, sopla el viento y cubre sus restos con tierra y más hojas. Bajo tierra, hongos, bacterias y otros organismos lo siguen consumiendo. Un día, no tan lejano al momento del desprendimiento del fruto, este ya no será identificable. Así como un día salió de la tierra, de la misma forma, volvió a ella para incorporarse en forma de nutrientes y alimento.