«Soy una mujer fenomenalmente. Mujer fenomenal, esa soy yo».
L a flexibilidad es un manifiesto para vivir y trabajar según tus condiciones. Significa observar la manera establecida y rígida de hacer las cosas y preguntarse: «¿De verdad esto me va bien?». Si la respuesta a esa pregunta es «No», entonces sigue leyendo, porque este libro es para ti.
Cuando aprendemos a flexibilizar, adquirimos un superpoder que nos permite desafiar lo que nos está reteniendo y reinventar las normas para llevar una vida más inteligente y feliz. Porque las cosas están cambiando para las mujeres en todo el mundo. Nos casamos y tenemos hijos más tarde, si acaso llegamos a tenerlos. Las familias con dos sueldos han sustituido al modelo tradicional del hombre como aquel que pone el pan sobre la mesa y la mujer como ama de casa. La tecnología nos permite trabajar de un modo diferente y entendernos mejor a nosotras mismas.
Pero los viejos sistemas aún persisten. Nos topamos continuamente con estructuras inflexibles que fueron construidas por y para hombres. Estamos intentando hacerlo todo, pero siguiendo unas normas que nosotras no escribimos.
Las caricaturas de mujeres trabajadoras nos describen como personas estresadas capaces de hacer muchas cosas a la vez, con ocho brazos como los pulpos, haciendo equilibrios con la comida, el pintalabios, el ordenador portátil y el vino. En realidad, ¿quién quiere vivir su vida de esa forma? ¿Quién quiere ser una mujer pulpo estresada, siempre apurada de tiempo y al borde del colapso nervioso? Yo no.
Llevo mucho tiempo pensando en la flexibilidad. He trabajado de manera flexible durante 20 años de diferentes formas: a media jornada, desde casa, con varios proyectos a la vez y como autónoma. Ahora tengo 40 años, dirijo mi propio negocio y tengo dos hijas de menos de 10 años, un marido y un perrito inquieto; así que estoy en el ojo del huracán.
En 2016, fundé una agencia de entendimiento cultural llamada Starling con mi socio empresarial, Adam. En Starling, ayudamos a las marcas a entender cómo está cambiando la sociedad, para que puedan ser más relevantes. Hablamos con los académicos más listos y con los pensadores más radicales. Les preguntamos «¿por qué?»; prestamos atención a aquello que está siendo ignorado; ayudamos a nuestros clientes a construir un futuro mejor. Así que decidí utilizar ese enfoque para estudiar las viejas estructuras que nos limitan y hallar nuevas y mejores soluciones. Documentarme sobre cómo trabajan y viven las mujeres hoy en día me abrió los ojos.
Me he encontrado con un inmenso número de personas que han hallado maneras diferentes de flexibilizar. Esas pioneras del trabajo flexible tal vez se vieron motivadas en un inicio por la necesidad de compaginar el cuidado infantil y las responsabilidades en el hogar además de progresar en sus carreras, pero también son revolucionarias no reconocidas que han estado socavando los sistemas que la sociedad ya ha dejado atrás. Se niegan a aceptar el statu quo , desafían la sabiduría heredada y cambian el panorama para el resto de nosotras. Simplemente son fenomenales y debemos aprender de ellas. En cada capítulo, he contado la historia de una de esas pioneras de la flexibilidad.
Escribí este libro porque me siento inspirada por ellas y creo que la imagen de la mujer estresada haciendo malabares para conciliar ya está más que caduca. No quiero sumarme a las filas de las mujeres pulpo agotadas que emplean hashtags como #horadelvino y caminan bajo el estandarte de «tenerlo todo». No quiero que me digan que tengo que ser buena en todo, a todas horas. Como amiga, como líder, como madre, en pilates, en el maquillaje, hablando en público, haciendo tartas, jugando al tenis. Es agotador, no mola nada y ya lo he superado.
Las empresas en diferentes sectores van reconociendo cada vez más la importancia fundamental de la creatividad en sus empleados, sea cual sea su papel, y aun así parece que nos empeñamos en adoptar rutinas y patrones de pensamiento cada vez más restrictivos. Cuando priorizamos las cosas equivocadas —como las largas jornadas laborales por encima de la amistad; los exámenes por encima de la agilidad mental; ascender peldaños profesionales preestablecidos en vez de diseñar nuestros propios caminos—, nos subestimamos e inhibimos a nosotras mismas, y a nuestras posibilidades.
De un modo similar, cuando ignoramos los estados de ánimo y los ciclos de nuestro cuerpo, yendo en contra de lo que sentimos o de lo que en realidad deseamos, entonces lo único que sentiremos es que estamos fracasando, viviendo la vida a medias.
La flexibilidad es una manera creativa, rebelde y fantástica de vivir, porque supone analizar rutinas como las jornadas laborales de nueve a cinco y normas sociales como que las mujeres han de llevar la carga emocional en el hogar, y modificarlas y remodelarlas. Cuando flexibilizas, inventas tu propia plantilla, según tus propias ambiciones y las necesidades de tu familia, con frecuencia sin precedente y empezando realmente desde cero.
Así que para flexibilizar debemos ser valientes. Debemos mirar en nuestro interior y preguntarnos: «¿Cómo puedo sacar el máximo provecho a mis habilidades en el trabajo y al mismo tiempo ser la madre, o la pareja, o la amiga que deseo ser en casa?». Y, una vez que hemos averiguado lo que significa flexibilizar para nosotras como individuos, debemos encontrar la seguridad en nosotras mismas para salir ahí fuera y pedirlo. Incluso aunque eso suponga ir en contra de nuestra actual rutina de reuniones sin sentido, presentismo laboral, las restricciones de las jornadas de nueve a cinco y hasta las expectativas de la sociedad hacia nosotras como mujeres. Y quiero mostrarte cómo. Los seis capítulos de este libro plantean qué aspecto tiene el concepto de flexibilidad en diferentes ámbitos: en el trabajo, sí, pero también en nuestra mente, nuestro hogar, nuestro cuerpo, nuestro futuro y, por último, en los cambios producidos por la COVID-19.