“…el tratamiento supone primordialmente
no tomar ni un solo trago…”
Asociación Médica Norteamericana
Alcoholics Anonymous World Services, Inc., New York
Esta literatura está aprobada por la
Conferencia de Servicios Generales de A.A.
Anteriormente titulado: Vivir en sobriedad
Viviendo sobrio
Traducción Copyright © 1981, 2001
por Alcoholics Anonymous World Services, Inc.
475 Riverside Drive, New York, NY 10115
Dirección postal
Box 459, Grand Central Station, New York, NY 10163
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Todos los derechos reservados
ISBN 978-1-893007-15-4
eISBN 978-1-940889-14-6
Revisado, 2012
Primera impresión, 1981
Revisado, 2001
Décima impresión 2012
Undécima impresión 2014
Translated from English. Copyright in the English language version of this work is also owned by
A.A.W.S., Inc., New York, N.Y. All rights reserved.
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Traducido del inglés. El original en inglés de esta obra también es propiedad
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SB-7
A propósito de ese título…
Incluso las palabras “mantenerse sobrio” —sin mencionar vivir sobrio— nos ofendieron la primera vez que se nos dio ese consejo. Aunque es cierto que habíamos bebido mucho, gran parte de nosotros nunca nos sentimos borrachos, y estábamos seguros de que casi nunca dábamos la impresión de estar borrachos ni hablábamos como borrachos. Muchos de nosotros nunca nos tambaleábamos, ni nos caímos, ni se nos ponía la lengua pesada; otros muchos nunca se comportaron de manera escandalosa, no faltaron ni un día al trabajo, nunca tuvieron accidentes de automóvil, y con toda seguridad nunca fueron hospitalizados ni encarcelados por embriaguez.
Conocíamos a un buen número de personas que bebían mucho más que nosotros, y a otras que no podían aguantar mucho bebiendo. Nosotros no éramos así. Y por lo tanto, la sugerencia de que tal vez deberíamos “mantenernos sobrios” era casi un insulto.
Además, nos parecía innecesariamente drástico. ¿Cómo íbamos a vivir así? Seguro que no había nada de malo en tomarse un trago o dos durante un almuerzo de negocios o antes de la cena. Todos teníamos el derecho de relajarnos con unos cuantos tragos o tomarnos un par de cervezas antes de acostarnos, ¿verdad?
No obstante, después de enterarnos de algunos hechos referentes a la enfermedad llamada alcoholismo, cambiamos de opinión. Se nos abrieron los ojos ante la realidad de que hay millones de personas que sufren de la enfermedad del alcoholismo. La ciencia médica no explica su “causa”, pero los médicos expertos en el alcoholismo nos aseguran que para el alcohólico o bebedor problema, el beber en cualquier grado conduce a dificultades. Nuestra experiencia confirma contundentemente este hecho.
Así que el no beber en absoluto —es decir, mantenerse sobrio— es la base de la recuperación del alcoholismo. Y recalquemos lo siguiente: resulta que vivir sobrio no es nada triste, ni aburrido ni incómodo, como nos habíamos temido; por el contrario, empezamos a disfrutar la vida sin beber y a encontrarla mucho más emocionante que nuestra época de bebedores. Les mostraremos cómo….
Algunas preguntas que a menudo hacen los que
acaban de dejar de beber y las páginas donde se
ofrecen algunas respuestas
2 Mantenerse alejado del primer trago
En A.A. se suelen oír estas expresiones: “Si no te tomas el primer trago, no puedes emborracharte” y “un trago es demasiado y 20 no son suficientes”.
Muchos de nosotros, cuando empezamos a beber, nunca deseábamos ni tomábamos más de uno o dos tragos. Pero con el paso de los años, fuimos aumentando la cantidad. Luego, en años posteriores, nos veíamos bebiendo cada vez más, y algunos emborrachándonos profundamente para quedarnos en este estado largo tiempo. Tal vez no se notaba nuestra condición al hablar o al andar, pero para aquel entonces, nunca estábamos realmente sobrios.
Si nos sentíamos muy preocupados por esto, bebíamos menos, o intentábamos beber solamente uno o dos tragos, o cambiábamos de licores fuertes a vino o cerveza. Al menos, tratábamos de limitar la cantidad para evitar emborracharnos desastrosamente. O intentábamos ocultar cuánto bebíamos.
Pero estas tácticas nos resultaban cada vez más difíciles. De vez en cuando, incluso nos absteníamos de beber totalmente durante una temporada.
Con el tiempo, volvíamos a beber: sólo un trago. Y, ya que esto aparentemente no nos hacía ningún grave daño, nos parecía que podíamos tomarnos otro sin peligro. Tal vez eso era lo único que tomamos en aquella ocasión, y era un alivio descubrir que podíamos tomar solamente uno o dos tragos y luego parar. Algunos hicimos eso muchas veces.
Pero la experiencia resultó ser engañosa. Nos convenció de que podíamos beber sin peligro. Y entonces llegaba la ocasión (una celebración especial, una pérdida personal, o nada en particular) en que dos o tres tragos nos hacían sentirnos bien, así que creíamos que dos tragos más no nos harían daño. Y sin la menor intención de hacerlo, nos encontramos otra vez bebiendo demasiado. Estábamos de vuelta donde habíamos empezado: bebiendo en exceso sin querer hacerlo.
Tales experiencias repetidas nos han obligado a llegar a esta conclusión lógicamente ineludible: si no nos tomamos el primer trago, nunca nos emborrachamos. Por lo tanto, en vez de planear no emborracharnos nunca, o intentar limitar el número de bebidas o la cantidad de alcohol, hemos aprendido a concentrarnos en evitar sólo un trago: el primero.
De hecho, en vez de preocuparnos por limitar el número de tragos que bebemos durante una ocasión, evitamos el que sirve para empezar la serie.
Parece un razonamiento muy simplista, ¿no es así? A muchos de nosotros, ahora nos resulta difícil creer que no se nos hubiera ocurrido esto antes de llegar a A.A. (Para decir verdad, nunca tuvimos un deseo sincero de dejar de beber hasta que nos enteramos de lo que era el alcoholismo). Pero lo más importante es: Ahora sabemos que esto es lo que da resultados.
En vez de tratar de calcular cuántos tragos podríamos aguantar, ¿cuatro, seis, una docena?, nos decimos: “No te tomes el primer trago”. Es mucho más sencillo. Tener la costumbre de pensar así nos ha ayudado a cientos de miles de nosotros a mantenernos muchos años sobrios.
Los médicos expertos en el alcoholismo nos dicen que, desde el punto de vista médico, tiene mucho sentido evitar el primer trago. El primer trago es el que inmediatamente, o poco después, provoca la compulsión de beber y seguir bebiendo hasta encontrarnos de nuevo en problemas con la bebida. Muchos de nosotros hemos llegado a creer que nuestro alcoholismo es una adicción a la droga que es el alcohol; al igual que los demás adictos que quieren seguir recuperándose, tenemos que mantenernos alejados de esta primera dosis de la droga a la que somos adictos. Nuestra experiencia parece demostrar esto, como se puede leer en el libro Alcohólicos Anónimos y en nuestra revista, el Grapevine, y como se puede oír decir dondequiera que se reúnen los miembros de A.A. y comparten sus experiencias.
1 Cómo usar este libro
Este libro no ofrece un plan de recuperación del alcoholismo. Los Pasos de Alcohólicos Anónimos que resumen su programa de recuperación se exponen detalladamente en los libros Alcohólicos Anónimos y Doce Pasos y Doce Tradiciones . En estas páginas, no se interpretan estos Pasos ni se describe la forma de aplicarlos.