BREVIARIO
del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
74
ÉTICA Y PSICOANÁLISIS
Traducción de
HERIBERTO F. MORCK
Revisión de
RAMÓN DE LA FUENTE
Ética y psicoanálisis
por ERICH FROMM
Primera edición en inglés, 1947
Primera edición en español, 1953
Vigesimosexta reimpresión, 2012
Primera edición electrónica, 2013
Título original: Man For Himself. An Inquiry into the Psychology of Ethics
© 1947, Holt, Rinehart and Winston Inc., Nueva York
D. R. © 1953, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
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ISBN 978-607-16-1768-2
Hecho en México - Made in Mexico
ÍNDICE
Sed como una lámpara para vosotros mismos.
Sed vuestro propio sostén.
Asíos a la verdad que existe en vosotros
como si fuera la única lámpara.
BUDA
Las palabras verdaderas siempre parecen paradójicas pero ninguna otra forma de enseñanza puede ocupar su lugar.
LAO-TSE
¿Quiénes entonces son los verdaderos filósofos?
Aquellos que son amantes de la visión de la verdad.
PLATÓN
Mi pueblo está destruyéndose por la falta de conocimiento;
por haber tú rechazado el conocimiento
yo también te rechazaré a ti.
OSEAS
Si el camino que, como yo he mostrado, conduce hacia arriba parece muy difícil, puede no obstante ser hallado. En verdad debe ser difícil, puesto que raras veces es descubierto; pero si la salvación se encuentra al alcance de la mano y puede ser descubierta sin gran esfuerzo, ¿cómo puede ser posible que casi todos la hayan desdeñado? Mas todas las cosas nobles son tan difíciles como raras.
SPINOZA
PRÓLOGO
Este libro es en muchos aspectos una continuación de Escape from freedom, en el cual intenté analizar la escapatoria del hombre moderno de sí mismo y de su libertad; en este libro discuto el problema de la ética, de las normas y de los valores conducentes a que el hombre sea la realización de sí mismo y de sus potencialidades. Es inevitable que ciertas ideas expresadas en El miedo a la libertad se repitan en este libro y aunque he tratado de abreviar en lo más posible los puntos allí tratados no he podido omitirlos por completo. En el capítulo sobre “La naturaleza humana y el carácter”, examino tópicos de caracterología, que no fueron tratados en el libro anterior, y hago tan sólo breve referencia a los problemas examinados en él. El lector interesado en tener un concepto completo de mi caracterología deberá leer ambos libros, aunque esto no es requisito para comprender el presente volumen.
Tal vez sorprenda a muchos lectores encontrar a un psicoanalista tratando problemas de ética y, en particular, asumiendo la posición de que la psicología no solamente debe desbancar juicios éticos falsos, sino que, además de eso, puede ser la base para la elaboración de normas válidas y objetivas de la conducta. Esta posición está en contraste con la tendencia que prevalece en la psicología moderna, la cual enfatiza más el “ajuste” que la “bondad” y es partidaria del relativismo ético. Mi experiencia como psicoanalista profesional confirmó mi convicción de que los problemas de la ética no pueden omitirse en el estudio de la personalidad, ya sea en forma teórica o terapéutica. Los juicios de valor que elaboramos determinan nuestras acciones y sobre su validez descansa nuestra salud mental y nuestra felicidad. Considerar las valoraciones solamente como tantas otras racionalizaciones de los deseos irracionales inconscientes —aunque también pueden ser eso— reduce y desfigura nuestra imagen de la personalidad integral. La neurosis misma es, en último análisis, un síntoma de fracaso moral (aunque “el ajuste” no es de modo alguno un síntoma de triunfo moral). Un síntoma neurótico es en muchos casos la expresión específica de un conflicto moral y el éxito del esfuerzo terapéutico depende de la comprensión y de la solución del problema moral de la persona.
El divorcio entre la psicología y la ética es relativamente reciente. Los grandes pensadores de la ética humanista del pasado, sobre cuyas obras se basa este libro, fueron filósofos y psicólogos; creyeron que la comprensión de la naturaleza del hombre y la comprensión de valores y normas para su vida son interdependientes. Freud y su escuela, por otra parte, aunque hicieron una contribución valiosa al progreso del pensamiento ético, al derrumbar juicios irracionales de valor, asumieron una posición relativista en relación con los valores —posición que no solamente fue de efecto negativo para la evolución de la teoría ética, sino también para el progreso de la psicología misma.
La excepción más notable de esta tendencia del psicoanálisis es C. G. Jung, quien reconoció que la psicología y la psicoterapia están vinculadas con los problemas filosóficos y morales del hombre. Pero mientras este reconocimiento es en sí de importancia trascendental, la orientación filosófica de Jung conduce tan sólo a una reacción contra Freud y no a una psicología de orientación filosófica que vaya más allá de Freud. Para Jung “el inconsciente” y el mito llegaron a ser nuevas fuentes de revelación supuestamente superiores al pensamiento racional, precisamente debido a su origen irracional. La fuerza de las religiones monoteístas de Occidente, tanto como la de las grandes religiones de la India y de China, radica en su preocupación por la verdad y en su pretensión de que su fe era la verdadera fe. Si bien es cierto que esta convicción originó a menudo una intolerancia fanática para con otras religiones, también impuso entre sus adeptos y opositores el respeto por la verdad. En su admiración ecléctica por todas las religiones, Jung abandonó esta búsqueda de la verdad en su teoría. Cualquier sistema, con tal de que sea irracional, cualquier mito o símbolo tienen para él el mismo valor. Jung es un relativista con respecto a la religión. Es la negación, no lo opuesto al relativismo racional que tan ardientemente combate. Este irracionalismo, aunque envuelto en términos psicológicos, filosóficos, raciales o políticos, no constituye un progreso sino una reacción. El fracaso del racionalismo de los siglos XVIII y XIX no se debió a su creencia en la razón sino a la estrechez de sus conceptos. No es un oscurantismo seudorreligioso el que podrá corregir los errores de un racionalismo unilateral, ni tampoco una disminución de la razón, sino su incremento y la búsqueda incansable de la verdad.
La psicología no puede divorciarse de la filosofía y de la ética, ni de la sociología y la economía. El hecho de haber insistido en este libro en los problemas filosóficos de la psicología no quiere decir que crea que los factores socioeconómicos sean menos importantes: este énfasis unilateral se debe exclusivamente a razones de presentación y espero publicar otro volumen de psicología social cuyo tema central será la interacción de los factores psíquicos y socioeconómicos.