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Originally published in English as The Truth About COVID-19 in 2021.
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Revisor linguista: Sergio Delgado Hernandez
Editora: Ercilia Sahores
Prefacio: Elena Kahn
ISBN 978-1-64502-088-2 (hardcover) | ISBN 978-1-64502-089-9 (ebook)
| ISBN 978-1-64502-090-5 (audio book) | ISBN 978-1-64502-158-2 (Spanish edition ebook)
Library of Congress Control Number: 2021933705
Chelsea Green Publishing
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White River Junction, Vermont USA
Somerset House
London, UK
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Dedicado a los rebeldes, soñadores y visionarios,
que son los que regenerarán la Tierra
Índice
Prefacio
Maestro de la verdad, no deja de amonestar. Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara, los hace desarrollarla. Les abre los oídos, los ilumina.
Antiguo texto Náhuatl
¿Cómo enfrentar las prácticas sistemáticas de la industria farmacéutica?: ocultamiento de información, fraude, malversación de fondos, violación de las leyes, obstrucción a la justicia y a la aplicación de la ley, falsificación de testimonios, compra de profesionales sanitarios, manipulación y distorsión de los resultados de investigación, alienación del pensamiento médico y de la práctica de la medicina, divulgación de falsos mitos en los medios de comunicación, soborno de políticos y funcionarios, y corrupción de la administración del Estado y de los sistemas de salud.
La industria farmacéutica es el tercer sector de la economía mundial, luego del armamento y el narcotráfico. Sus directivos cobran sueldos obscenos y no se responsabilizan de nada que competa a la salud. ¿La OMS? Vaya, sí que están bajos de moral. La industria farmacéutica prefiere fármacos que ni curan ni matan, sino que te controlan la enfermedad. Me parece una falta de ética. Que lo haga un político nos parece mal, pero que lo haga un médico o un hospital, es horrible. Dr. Joan-Ramon Laporte.
En la América indígena, la ciencia indígena tenía bases sólidas provenientes de la observación y la experimentación. La medicina y los alimentos estaban muy vinculados.
Según escritos de Cristina Barros, para entender la medicina indígena y para aquilatar el relevante desarrollo que había alcanzado la herbolaria, los cronistas indican que las condiciones de salud de los habitantes de la Nueva España eran, en general magníficas, y descansaban en el profundo conocimiento que tenían de las plantas. En la alimentación, estaban presentes verduras y frutas, así como dos extraordinarios cereales: el maíz y el amaranto. Trataban las enfermedades con raíces, cortezas, tallos, hojas y flores de las especies vegetales.
La medicina tradicional es una herramienta muy valiosa en beneficio de la salud pública, por lo que es fundamental para las generaciones contemporáneas resguardar y dinamizar este acervo de conocimientos de gran valor científico y cultural para todos los pueblos.
Mientras tanto, en muchos países desarrollados, la medicina alternativa está regresando y se está practicando cada vez más debido a la alta iatrogenia, por los daños causados por el sistema médico actual y sus inevitables efectos secundarios.
La utilización de la herbolaria como medicina se conoce en México desde tiempos remotos, las culturas que habitaban todo el territorio tenían vastos conocimientos curativos. En Yucatán, los mayas tenían a los ah men o médicos, entre los nahuas se llamaban tícitl y su habilidad era tanta que los conquistadores preferían recurrir a ellos que, a sus propios médicos, como lo comenta Francisco Javier Clavijero en su Historia Antigua de México, donde Cortés, en peligro de perder su vida por una herida en la cabeza recibida en la batalla de Otumba, fue diestramente curado por médicos tlaxcaltecas.
Robert Bye, del Instituto de Biología de la UNAM, escribe que en el transcurso de los últimos cinco siglos se ha perdido mucha información sobre las plantas medicinales mexicanas, debido a la falta de investigación o a que los datos generados no se han dado a conocer en el país. “En poco más de un siglo, por ejemplo, se perdió 37 % del conocimiento herbolario originado en la Sierra Tarahumara”.
La industria se fue dando cuenta que estos conocimientos y recursos podrían ser “tomados” para convertirlos en mercancía. No sólo empezaron a llevárselos, sino que se promovieron leyes prohibiendo su siembra justamente con la intención de patentarla. En el 2007 se promulgó la Ley sobre producción, certificación y comercio de semillas, que establece multas a quien siembre sin pago del correspondiente certificado. En 2021 pretenden imponer el UPOV 91, una Ley que privatiza todas las variedades vegetales y que contempla hasta seis años de cárcel para aquellos que no se ajusten a la misma al pie de la letra.
Es que es una industria insaciable. Henry Gadsden, director de la farmacéutica Merck, afirmó en 1980: “ Mi sueño es producir medicamentos para las personas sanas ”.
Ya no se conforman con vender medicamentos sólo a los enfermos, porque se puede ganar mucho dinero diciendo a los sanos que están enfermos.
Esta propaganda de la enfermedad es un asalto al alma colectiva por parte de aquellos que buscan beneficiarse de nuestro miedo. No se trata de una oscura conspiración, sino de un robo a plena luz del día.
Hace más de cuatro décadas, el pensador Ivan Illich hizo saltar las alarmas al mencionar que el establecimiento médico en expansión estaba “medicalizando” la vida misma, socavando la capacidad humana de enfrentarse a la realidad del sufrimiento y la muerte y convirtiendo a la gente común en pacientes.
El fracaso de las sociedades para reconocer uno de los peligros más obvios y peligrosos del mundo moderno no fue un accidente. Fue resultado de una estrategia deliberada para fabricar y magnificar la duda pública sobre la evidencia científica.
En este libro, encontramos tres maestros de la verdad, la verdad que pudo haber muerto por esta pandemia. Cada uno de ellos nos muestra cómo nos han engañado.
Uno de ellos, Robert F. Kennedy Jr. recuerda lo expresado por Hermann Göring en el juicio en Nuremberg: “siempre es sencillo arrastrar a las personas, ya sea en una democracia, una dictadura fascista, un gobierno parlamentario, o una dictadura comunista. Con o sin voz, siempre puede someterse al pueblo a la voluntad de los dirigentes. Eso es fácil, sólo es necesario decirles que están siendo atacados, denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo, y por exponer al país a un peligro mayor. Eso funciona de la misma manera en cualquier país”. Utilizando esta misma estrategia, el cartel médico y sus cómplices de las big tech han silenciado a Mercola, para convertir a la gente en consumidora de todo tipo de medicamentos.
La verdad es que los tecnócratas no tienen ninguna intención de dejarnos volver a la normalidad. El plan es alterar a la sociedad de forma permanente. Parte de esa alteración es la eliminación de las libertades civiles y los derechos humanos , que ahora está sucediendo a una velocidad vertiginosa.
Ronnie Cummins nos hace abrir los ojos llevándonos paso a paso a descubrir cómo “fabricaron el miedo” convirtiendo lo que sería una enfermedad gripal en una infecciosa y peligrosa, sin tratamiento alguno, que implica correr a los hospitales y conectarse a ventiladores, sólo para morir. Nos muestra cómo a través de pruebas de laboratorio PCR defectuosas y mal calibradas se infla artificialmente el número de casos de COVID-19