cómo,
a nuestro parecer,
No todo tiempo pasado fue MEJOR
Franklin López Buenaño
cómo, a nuestro parecer, No todo tiempo pasado fue MEJOR
Franklin López Buenaño
Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.
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© Franklin López Buenaño, 2020
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com
www.universodeletras.com
Primera edición: 2020
ISBN: 9788418385568
ISBN eBook: 9788418386336
Prólogo
El autor es un prolífico escritor en cantidad y sobre todo en calidad. Los ecuatorianos nunca podemos olvidar (y agradecer) que fue él con su libro Por qué y cómo dolarizar quien puso en el debate por primera vez seriamente y con un documento público, la posibilidad de dolarización en el país, un año antes de su real aplicación. Por eso el nombre que yo siempre le he otorgado de “Padre de la dolarización”.
En los últimos 20 años ha publicado varios libros que han puesto una lupa precisa sobre muchos de los temas que en nuestra sociedad se han generado y discutido (ejemplo el tema del liderazgo, cuando vivíamos las horas aciagas del liderazgo autoritario y peligroso del socialismo del siglo XXI). Pero más importante, ha ayudado enormemente a elevar el debate público, enfrentando las trincheras siempre oscuras de la política y de la presencia mediática que se centran con frecuencia en aspectos secundarios e intrascendentes, hacia niveles de comprensión mucho más certeros. Ha ayudado a mejorar el debate público y la comprensión interna de cada uno de nosotros. Y siempre lo ha hecho desde su profunda visión liberal, pero no desde el dogmatismo cerrado, sino desde la pregunta esencial de cómo tal o cuál gestión importante de la vida colectiva (económica, social, política) compaginan o no con el pensamiento liberal. Critico desde adentro, mordaz pensador desde afuera. Y así nos he hecho comprender mejor cómo el mundo mirado desde la óptica liberal es mejor para todos, con los inevitables defectos de la naturaleza humana.
Y es en ese mismo espíritu que comparte ahora con nosotros su nueva obra “No Todo Tiempo Pasado Fue Mejor”. Desde el título está muy claro el objetivo y el enfoque: mostrar cuán equivocados estamos en el mundo moderno, cuando nos dejamos llevar por el pesimismo. Es impresionante cómo la mayor parte de habitantes en el mundo han mejorado su calidad de vida. Es emocionante recordar cómo vamos resolviendo problema tras problema, sea en el mundo de la salud (hoy las personas de bajos ingresos tienen acceso a medicamentos que no tenían los millonarios hace 100 años), o en la educación (con un simple pulso en el celular se accede a paquetes informativos educativo sorprendentes). … Pero ciertamente estamos condenados también a que surjan nuevas trabas en el camino. El automóvil es una fuente maravillosa de libertad, pero viene acompañado de contaminación y congestión, pero no hay duda que el lado positivo gana con creces. Igual toda la discusión alrededor del cambio climático. Pero no deja de sorprender nuestro pesimismo colectivo frente a tanta capacidad para crear un mejor presente y un esperanzador futuro.
Y todo esto proviene de fuentes fundamentales. Una, la mente humana y su capacidad de generar conocimiento que se torna cada vez más importante y además tiene esa extraordinaria propiedad de los rendimientos marginales crecientes y la no exclusión: cuánto más se usa el conocimiento más se potencia, y más pueden acceder otros sin que esto limite a otros. Dos, la tecnología que avanza a pasos sorprendentes en direcciones claras como son la biotecnología, la inteligencia artificial y más, por eso ahora se habla tanto del crecimiento exponencial y de la singularidad (el mundo donde la inteligencia humana se funde con otras fuerzas para crear potencialidades no percibidas) … Tendremos novedades sorprendentes en nuestros entornos futuro, pero los paraísos tecnológicos no se concretarán porque nuestras sociedades no son tableros planos donde simplemente se van depositando nuevos pedazos de tecnología. Tres, las relaciones de mercado que cada vez abarcan a más gente desconocida y por eso solo sirven en la medida que se generan mayores círculos de confianza y menos violencia (sí, la sociedad de hoy es sin duda menos violenta que hace 100 años).
Este camino hacia una mejor calidad de vida y una mayor abundancia, se cimentará basándose a tres procesos inevitables: la destrucción creativa (hay que pagar un precio por todo), la necesidad de tener que decidir entre diversas alternativas: la escasez es y seguirá siendo nuestro destino, y la teoría básica de las ventajas comparativas: aunque los robots y su entorno de enorme inteligencia se desarrollen y nos superen, siempre habrá un espacio de especialización para los seres humanos … ¡pero los robots no nos superarán!.
Todo esto lo hace Franklin López, con otra costumbre sana que ha adquirido (¿o quizás facilitar la vida en exceso no es tan sano?): publicar libros cortos pero contundentes, que la gente puede digerir en un tiempo razonable en este nuevo mundo donde todo va muy rápido.
Un libro para leer y disfrutar como una gran experiencia gourmet (ahora que están de moda las experiencias).
Pablo Lucio Paredes
Director del Instituto de Economía
Universidad San Francisco de Quito
Prefacio
Parecería una torpeza, por decir lo menos, escribir un libro optimista sobre el bienestar de la humanidad en medio de una pandemia, catalogada por muchos la peor en los últimos cien años. Y, sin embargo, la derrota del coronavirus y de la enfermedad COVID-19 que provoca, aunque sea más letal que la gripe, pasará a la historia más bien como uno de los triunfos de la humanidad.
La humanidad ha corrido peligros existenciales desde sus inicios y hasta aquí ha salida victoriosa. En su libro The End Is Always Near, Dan Carlin (2019, capítulo 6) narra cómo a través de los siglos la lucha contra microorganismos ha sido dura, ya los griegos sufrieron de tétano, paperas y posiblemente malaria. En el mundo pre-contemporáneo las personas estuvieron en una lucha continua contra la muerte causada por enfermedades. La Plaga Negra mató a una tercera parte de la humanidad, en una muerte horrible: de un día de fiebre moderada se pasaba a una fiebre delirante, bubos aparecían en las axilas, en la ingle, detrás de las orejas y crecían hasta el tamaño de melones. Tumores llenos de pus se reventaban con un olor maloliente insoportable, los enfermos vomitaban sangre y las glándulas linfáticas se inflamaban hasta causar la muerte.
En 1918, cuando parecía que las pandemias habían dejado de existir, se desató otra plaga mortífera, la gripe española , que se originó en Filadelfia, y se expandió hasta los confines de la tierra, y, según epidemiólogos modernos, murieron entre 20 y 30 millones de personas. No solo fue el número de víctimas sino también la duración de la peste, dos años. Lo increíble de la historia es que desapareció sin explicación. Hoy se sospecha que fue “la inmunidad de la manada”, o sea cuando una población llega a tener una masa crítica que han adquirido anticuerpos que acaban con el virus.
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