GOTAS de REFLEXIONES
sobre el
CONOCIMIENTO HUMANO
El hombre y su libre albedrío,
el amor y la sabiduría de Dios en su progreso
Nubia Del Río de López
Copyright © 2019, Nubia Del Río de López
Todos los derechos reservados.
ISBN: 9789962715160 (Tapa suave)
ISBN: 9789962715177 (eBook)
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DEDICATORIA
A todas las personas que Dios puso en mi camino para que de una u otra forma llegaran a mí conocimientos espirituales, los que me han guiado por el sendero de la vida.
A mi hija Isabel María, por todo el apoyo y amor que me ha brindado, igual que a mi esposo Homero, a mis hijos Homero Enrique y Thomas Enrique y a mi prima Margie por la revisión del trabajo.
AGRADECIMIENTO
Al Espíritu Santo Divino, por las experiencias de vida que me ha permitido tener y por estas reflexiones que pude plasmar y que pueden ser de beneficio para quienes las lean.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
EL SENDERO DE LA VIDA es muy complejo y en el caminar se nos da la oportunidad de decidir lo que deseamos para bien o para mal. Esta hermosa libertad que recibimos de Dios, es el libre albedrío y tenemos la obligación de aprender a usarlo correctamente.
En Gotas de Reflexiones, sobre el conocimiento humano, nos permitimos analizar las experiencias de vida que vamos teniendo de acuerdo a nuestras acciones positivas y negativas guiadas por el libre albedrío. Nos abre los ojos espirituales, si así Dios lo desea, para que observemos y estudiemos cada comportamiento del ser humano, con el fin de que nos comprendamos mejor y practiquemos el primero y segundo mandamiento de Dios que es, “Amar a Dios sobre todas las cosas y al Prójimo como a nosotros mismo”.
Es por ello que en Gotas de Reflexiones se habla sobre la vida, el aprendizaje de nuestro pequeño mundo, del conocimiento de Dios, la búsqueda de su sabiduría, el progreso de las almas y la sabiduría de Dios y la del hombre. Igualmente, se hace una reflexión de cómo las acciones del ser humano van ligadas a sus pensamientos, sentimientos y emociones que trabajan con los cinco sentidos.
Vemos aquí el amor como eje principal, que nos permite amar la vida y ser felices; lo que abarca el amor de Dios para poder recibirlo y aceptarlo a través del prójimo; la fuerza y la verdad que tiene el amor de Dios a través de su Hijo Jesús en cada vida; el tiempo de nacer y de morir; el libre albedrío; el perdonarse a uno mismo y el luchar para que muera el hombre exterior y nazca el hombre interior.
Por último, tratamos sobre las fuerzas de la fe, la esperanza y del amor y, cómo estas trabajan juntas; el cuerpo definitivo que nos dará Dios al final, en base a lo que hallamos merecido; el tiempo que es efímero en la vida del hombre, como también las misiones que debe cumplir; el Espíritu de Dios en el corazón humano y, la humildad y el orgullo.
Todo lo que hemos mencionado se ubica en cuatro capítulos con los enunciados de cada tema, que nos van dando reflexiones para que analicemos nuestras vidas y la de los demás y comprendamos, con tolerancia y amor, el porqué de las vidas de los seres humanos y sus diversas acciones.
Hemos querido dejar plasmado Gotas de Reflexiones, sobre el conocimiento humano, que si bien no lo abarca todo, sí nos indica en parte el camino que debemos tomar para encontrar el sendero que Dios desea para cada alma que permanece de paso por esta vida y saber que hasta el último día en este cuerpo mortal, la misericordia de Dios nos acompaña en todo aprendizaje.
Deseamos, que disfruten y saboreen espiritualmente dichas reflexiones, como el Espíritu de Dios me lo permitió a mí, mientras me llegaba cada una de ellas.
I PARTE
El sueño de la vida
CO MO EXISTIMOS EN ESTE MUNDO de la materia, necesitamos vestir nuestros cuerpos físicos y también alimentarlos; sin embargo, la materia no basta para vivir en este mundo hostil donde el hombre, guiado por sus impulsos, actúa equivocadamente.
Tenemos que alimentar el espíritu y vestir el alma para que juntos, cuerpo y alma puedan vivir el sueño de la vida, que para el hombre es un tiempo largo pero en realidad es parecido a un lapso tan corto, como cuando dormidos soñamos y luego que despertamos nos percatamos que ese tiempo en que soñamos ha sido relativamente muy corto.
Para vivir en este mundo de sueños o ilusiones hay que nutrir el espíritu y a su vez el alma con el pan de vida que es Dios, como cuando sabemos que tenemos que alimentarnos y vestirnos para poder vivir en este cuerpo físico, sólo que el ropaje del alma va a ser de acuerdo al alimento que recibe el espíritu nuestro, del Espíritu Santo Divino; si el alimento es sustancioso así mismo se verá el alma al recibirlo de su espíritu y para que sea de esta manera, debemos pedírselo a Dios.
Vestimos y alimentamos los cuerpos físicos de acuerdo al nivel económico en que nos encontramos, y buscamos la forma de hacerlo en base a nuestros gustos. En la medida de las posibilidades tratamos de vernos bien física y mentalmente porque nos interesa la apariencia de la materia en que vivimos.
¡Qué felices seremos y qué bien nos veremos, si le permitimos un sustancioso alimento al espíritu! Por consiguiente, habrá un revestimiento del alma que el Dios Padre desea para sus hijos. Este revestimiento del alma, caminando junto a la materia, o sea, el cuerpo físico y la mente, guiados por Jesucristo en nuestros corazones, se reflejará a través de las dos ventanas que son los ojos físicos. Así se verá la forma como el alma se viste en base al alimento que recibe de su espíritu.
Si el alma viste de acuerdo a la riqueza espiritual, nos conduciremos con “sabiduría” y toda actitud será positiva y el resto que mueve la materia vendrá por añadidura; de lo contrario, nos conduciremos por caminos equivocados y mientras esto sea así, seguiremos tropezando hasta que aprendamos a buscar lo que Dios quiere para nosotros y sintamos gozo, paz y amor para dar y recibir, de acuerdo a las diversas actitudes que manifestemos.
Entonces pidámosle a Dios Padre para que recibamos de Él y de su Hijo Jesucristo, todo el alimento que necesita el espíritu para este sueño de la vida material en que nos encontramos.
Debemos Aprender
a conocer nuestro propio mundo
DE BEMOS APRENDER A CONOCER NUESTRO propio mundo, o sea a nosotros mismos, antes de intentar hacerlo con los demás.
Cabe señalar que cada cabeza es un mundo, siendo este dicho muy acertado, ya que los seres humanos tenemos diversas personalidades; nadie es igual al otro porque somos únicos, no existen dos moldes idénticos aunque fuésemos gemelos exactos, ya que somos seres pensantes distintos por tener almas únicas.
Caminamos por la vida con el libre albedrío que Dios nos dio, y mientras no aprendamos de las experiencias humanas, seguiremos sin conocer nuestro propio mundo.
El éxito del conocimiento de nuestro propio mundo consiste en observar cuando nos caemos y nos levantamos, para aprender de esa experiencia; tenemos que aprender de los errores cometidos; debemos autoanalizarnos con cada caída; qué fue lo que sucedió para merecer tal o cual cosa; cuál fue mi actitud ante la situación que me ocasionó el problema y por ningún momento pensar siempre que son los demás los que se equivocan, pero yo no me equivoco, o me pude haber equivocado por imprudencia o por pensar que todo lo que hago es correcto, o por actuar por impulso sin pensar lo que voy a hacer, o simplemente porque no me importa afectar a los demás.
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