Como todo el mundo, tienes tus ideas sobre la clase de persona que eres. La autoestima es esa percepción que tienes en la cabeza; las ideas que albergas en relación con las cosas que puedes llegar a conseguir en esta vida y con tu forma de gestionar las exigencias del día a día.
Por el contrario, las personas con una baja autoestima tienen poca consideración por sí mismas, no se respetan y, sin lugar a dudas, no sienten admiración hacia ellas. Tienen muy poca confianza —o ninguna— y se subestiman.
¿Cuáles son las consecuencias de la baja autoestima? Describimos muchas de sus consecuencias negativas en el capítulo 2. Te sientes solo e insignificante. Sientes que no importas y que nadie se preocupa por ti. Tienes pocos objetivos y ningún motivo para soñar con nada que valga la pena. Como no te mereces el amor y la amistad de los demás, te parece muy difícil establecer relaciones honestas y sinceras. Es probable que te sientas estancado en el trabajo, y que pienses que los ascensos y los aumentos de sueldo te quedan muy lejos.
Entender el origen de la autoestima
Como explicamos en el capítulo 3, los fundamentos de la autoestima se encuentran en el pasado. Sus fuentes son de lo más diversas —los padres y hermanos, el barrio en el que te criaste, los compañeros de colegio, los profesores y la autoridad religiosa de turno—. Todas esas personas han contribuido a crear las emociones que ahora sientes dentro de ti.
Tu noción de la autoestima depende directamente del trato que recibiste de tu familia. Si te daban cariño y recibías elogios y palabras de ánimo, si te hablaban con respeto y te escuchaban con atención, esas vivencias te habrán servido para construir una autoestima muy sólida. En cambio, si te humillaban, te ignoraban, te gritaban o te castigaban con dureza, tu sentido de la autoestima se habrá reducido o habrá desaparecido por completo.
Por si fuera poco, la sociedad no deja de enviarte mensajes sobre la clase de persona que deberías ser. Esos mensajes tienen su origen en películas, series y programas de televisión, revistas y páginas web. Te dicen que debes comportarte de determinada manera y tener un aspecto físico concreto. Te repiten los éxitos que ya tendrías que haber alcanzado y las maravillosas relaciones que deberías mantener. Te dicen que tu vida debería ser perfecta, por lo que, si no lo es, acabas teniendo la sensación de que te pasa algo malo.
Todos estos factores se combinan entre sí para construir un conjunto de creencias que almacenas dentro de tu cabeza y que condicionan cómo te ves a ti mismo y cómo interpretas lo que ocurre en tu vida. Incluso ya en la edad adulta, sigues teniendo las mismas creencias que construiste de niño.
En este libro te enseñamos a cambiar todas esas creencias para convertirte en la persona que quieres llegar a ser; una persona con una autoestima sana. Primero tendrás que entender bien quién eres realmente y, para conseguirlo, será imprescindible medir tu nivel actual de autoestima. En el capítulo 5 descubrirás el poder de las afirmaciones y las visualizaciones para construir nuevas creencias.
Autoestima sana frente a baja autoestima
Las creencias que conformaron tu autoestima durante la infancia son solamente eso: creencias. No tienen por qué ser verdaderas o ajustarse a la realidad. Solo son opiniones. Y, como opiniones, se pueden cambiar.
La autoestima sana y la baja autoestima son las dos caras de una misma moneda. Ambas activan ciertos comportamientos en la vida que te benefician o te perjudican.
Si tienes una autoestima sana:
- Aprendes de los éxitos del pasado y esperas nuevos éxitos en el futuro.
- Te cuidas física, emocional y mentalmente.
- Te pones objetivos en la vida y trabajas para conseguirlos.
- Valoras tus cualidades positivas.
- Aceptas la responsabilidad de tus actos.
- Tienes confianza en que puedes conseguir tus objetivos, incluso aunque tengas que intentarlo varias veces.
- Eres feliz y tienes seguridad en ti mismo.
En cambio, si tienes una baja autoestima:
- Te comparas negativamente con los demás.
- Tienes ansiedad, estrés y te preocupas demasiado.
- Necesitas la aprobación de terceros.
- Tienes miedo de decir lo que piensas en las reuniones.
- Tienes miedo de enfrentarte a los demás.
- Cuando hablas con personas que no conoces te asalta la timidez.
- Te centras demasiado en los errores del pasado.
- Tienes dudas sobre tu valía.
En este apartado te explicamos que esa voz interior tan negativa es muy perjudicial para tu autoestima y que una voz más positiva tendría el efecto contrario. También te contamos lo que ocurre cuando tienes demasiada autoestima. ¿Demasiada? Sí, también puedes tener demasiada, tanta que resulte insoportable para los demás.
Aprender a cuidarse
Cuidarse es una de las señas de identidad de las personas que tienen un buen nivel de autoestima. En el capítulo 6, te explicaremos cómo cuidar de ti mismo para que te sientas mejor y aumentes tu nivel de autoestima. Hablaremos sobre cómo aprender a cuidar de tu cuerpo con una dieta saludable, la cantidad adecuada de ejercicio y un sueño regular y profundo.
También te enseñaremos a centrarte en las emociones positivas, a sustituir esos sentimientos que te consumen por dentro por otros que te animen y estimulen, y te daremos unos cuantos consejos para decirle adiós al mal humor.
En compensación, vas a aprender a hablar en público con confianza, lo que también incluye ser capaz de enfrentarse a otras personas siguiendo un proceso que incluye estos cuatro pasos:
- Expresar qué está haciendo el otro y qué quieres cambiar.
- Explicar cómo te afecta el comportamiento negativo de esa persona.
- Identificar tus emociones.
- Describir exactamente lo que quieres que haga el otro.
Enfrentarse a alguien puede ser una de las cosas más difíciles que tengas que hacer en la vida y, por eso, te enseñaremos a abordar el problema con confianza y tranquilidad, pero también con firmeza.
Es bastante habitual tener una baja autoestima por culpa de la imagen corporal. En el capítulo 7 te ayudamos a reconectar con los aspectos positivos de tu cuerpo, al mismo tiempo que subrayamos la importancia de apreciar la belleza real que está en el interior de las personas.