Índice
Introducción. Bienvenido a la dieta del día siguiente
Limítate hoy, ¡suéltate mañana!
1. La nueva ciencia de la dieta del día siguiente
Un estudio tras otro demuestran que la dieta del día siguiente sí funciona
2. Día de dieta
500 calorías resultan fáciles, si son cada tercer día
3. Día de fiesta
Come cuanto quieras y lo que quieras, ¡y sigue bajando de peso!
4. Recetas para el día de dieta: rápidas, fáciles y deliciosas
Estas recetas de comidas y cenas tienen sólo 400 calorías, ¡pero saben como si tuvieran un millón!
5. Haz dieta cada tercer día sin mover un solo dedo
Vuelve supersimple tu vida: calienta un platillo congelado el día de dieta
Una combinación eficaz para adelgazar más rápido y tener un cuerpo más esbelto y un corazón más fuerte
7. El programa de éxito del día siguiente: la forma científicamente comprobada de no volver a subir
Cinco de cada seis personas a dieta recuperan el peso que perdieron; tú no serás una de ellas
Para mi hijo, Gabriel; mi esposo, Nicolas, y mis padres, Eva y Lou.
Krista
Para mi amada esposa, Denise, quien me quiere todos los días.
Bill
Introducción
Bienvenido a la dieta del día siguiente
Limítate hoy, ¡suéltate mañana!
L as dietas no dan resultado.
Quizás hayas leído esta frase docenas, si no es que cientos de veces. Pero aunque “Las dietas no dan resultado” se ha vuelto un lugar común, es falso. Lo cierto es que las dietas no dan resultado si tienes que practicarlas todos los días. No dan resultado porque nadie soporta un día tras otro de privación, sin poder comer lo que le gusta. No dan resultado porque nadie puede seguir sus complejas y artificiales reglas por semanas y meses enteros. ¡No dan resultado porque son imposibles de llevar a la práctica!
Pero las razones de que las dietas tradicionales no den resultado son las mismas de que la dieta del día siguiente sí lo dé, porque este régimen elimina la privación diaria y las reglas difíciles de seguir. Y no porque lo diga yo, sino porque, a diferencia de otras dietas, la de cada tercer día tiene el respaldo de rigurosas investigaciones científicas de años.
Como doctora en nutrición y profesora adjunta de la misma materia en la University of Illinois, he dedicado los últimos diez años a hacer estudios de pérdida de peso sobre el ayuno moderado en días alternos, método simple y científicamente probado para bajar de peso en forma rápida y permanente y mantenerse delgado de por vida. Esa década de exitosas investigaciones sistemáticas ha sido destilada en un plan práctico, que presento por primera vez en este libro, La dieta del día siguiente.
Quisiera tomarme unos momentos para presentar también a mi coautor, el coach de salud Bill Gottlieb, autor de otros doce libros de salud —de los que se han vendido más de dos millones de ejemplares en el mundo entero—, certificado por la American Association of Drugless Practitioners (Asociación Estadunidense de Médicos sin Receta) y exdirector editorial de Prevention Magazine Books y Rodale Books.
Además de su habilidad para escribir, Bill también aportó a La dieta del día siguiente su aptitud como veterano periodista de salud, buscando conmigo las investigaciones científicas más recientes, que se documentarán en estas páginas. Este libro está impregnado de la pasión y profesionalismo de Bill como coach de salud consagrado al bienestar de sus pacientes y lectores.
En esta introducción explicaré la diferencia entre la dieta del día siguiente (DS) y las demás dietas actualmente en existencia. Te contaré asimismo mi propia historia con la dieta del día siguiente, y presentaré el contenido del libro y la forma de usarlo para adelgazar.
Comencemos, pues, con una mirada más atenta a las diferencias cruciales entre las dietas diarias y la de cada tercer día.
Olvídate de la privación alimenticia:
bienvenido a la satisfacción alimenticia
Las dietas diarias tienen que ver con la privación: lo que no puedes comer. Te dicen qué no hacer, imponiendo a sus practicantes el equivalente de los diez mandamientos, como
• No comerás más de 10% de grasas.
• No comerás más de 40 gramos de carbohidratos.
• No comerás carne.
• No comerás trigo.
• No comerás azúcar.
• No codiciarás el azúcar de tu prójimo.
Por lo tanto, tú intentas obedecer el singular conjunto de mandamientos de tu dieta, sean éstos 10 o 100. Pero acumulas tantas frustraciones que al final “pecas”: comes alimentos “malos”, y te sientes una persona “mala”. Entonces te arrepientes. (“¡Jamás volveré a comer donas!”) Pero más tarde repites inevitablemente este ciclo autoderrotista.
¿Por qué ocurre esto? Porque así como el día sigue a la noche, el exceso alimenticio sigue a la privación. Un alimento prohibido se vuelve seductoramente tentador, y se te antoja. ¿Estás a dieta de carbohidratos? Es probable que se te antoje la pizza. ¿A dieta de grasas con verduras? Tal vez te mueras por un bistec. ¿Sigues una dieta paleolítica? Quizá sueñes con unas enchiladas con queso. Al final, cedes a tu antojo. Y puede ser que comas hasta hartarte.
Otra razón de que las dietas fallen: el hambre. El hambre es buena. Es natural. Es la manera en que tu cuerpo te dice que necesita combustible. La razón del hambre es avisarte que es hora de que consumas más calorías. Pero las dietas consisten precisamente en restringir calorías. (Pese a las afirmaciones en contrario de gurús de la dieta a favor de altas o bajas cantidades de carbohidratos, proteínas y/o grasas, lo que permite que una dieta te ayude a bajar unos kilos es siempre la restricción de calorías.) Así, cuando estás a dieta, te da hambre. Y quizá hasta te pones de mal humor, o te deprimes. Nadie puede aguantar mucho tiempo tener hambre todos los días, y el estrés emocional que acompaña a eso. La dieta del día siguiente resuelve este problema encargándose de que no sientas una privación crónica.
Las dietas te presentan igualmente una serie compleja e intimidatoria de reglas por obedecer, o no. Te dicen qué puedes y no puedes comer. Cuánto puedes y no puedes. A menudo, también cuándo. Todas estas reglas acaban por controlar tu vida. Y esto no es agradable. ¿Qué pasaría si pudieras bajar unos kilos sin dejar de...?
¡Come todo lo que quieras!
La dieta del día siguiente vuelve fácil adelgazar. No implica una privación prolongada, y tiene una sola regla, muy simple:
Consume 500 calorías el día que haces régimen (día de dieta) y come lo que quieras y cuanto quieras al día siguiente (día de fiesta).
Nada de llevar cuentas de carbohidratos, grasas o proteínas. Nada de evitar ningún alimento en particular (todos están permitidos). Nada de hacer planes complicados de menús. Y, sí, sólo haces dieta cada tercer día. Como explicaré en detalle en el capítulo 1, mis investigaciones demuestran que con la dieta DS bajas tanto como con las dietas diarias.
En la dieta del día siguiente, la privación de alimentos nunca dura más de un día, y la absoluta libertad alimenticia está siempre a sólo un día de distancia. Tal vez en este momento pienses: “Es imposible que esto funcione. El día de fiesta comeré tanto que nunca bajaré de peso.” Pero mis estudios demuestran que nadie come en exceso el día de fiesta. En promedio, quienes siguen la dieta del día siguiente satisfacen el día de fiesta 110% de sus necesidades calóricas normales, y el día de dieta 25%, lo que da un promedio de un tercio de calorías menos en dos días, fórmula perfecta para bajar de peso de modo constante e inofensivo.