AGRADECIMIENTOS
Este proyecto me permitió muchas cosas. Una de ellas, entender que la trayectoria profesional es como una carrera de 40 kilómetros (años), que vale la pena recorrer con consciencia, con argumentos que respalden tus decisiones, con “motivadores” emocionales que te apoyen en momentos difíciles y, sobre todo, con gran pasión.
Gracias a las fuentes consultadas, a los candidatos, a las universidades, por sus invaluables consejos. Hoy, empleo, no es sólo el tema de este libro, es mi carrera personal de 40 kilómetros, mi proyecto de vida.
Gracias a mi madre, a mi hermano, a toda mi familia, pues con su apoyo constante me recuerdan lo valioso que es luchar por desempeñarse en una actividad, no importa cual sea, que te apasione y te permita aportar algo a los demás.
Gracias a mis amigos y colegas de trabajo que me apoyaron en la travesía de este libro (¡sí que supieron ser flexibles!), sus comentarios y cuestionamientos continuamente me empujan a nuevos desafíos.
No puedo dejar de mencionar el apoyo de Editorial Aguilar por confiar en este proyecto y sumarse al reto de que los candidatos se acerquen, con más herramientas, a su anhelado empleo. Gracias a Paty Mazón, al maestro César Ramos, a Andrea Salcedo y a Claudia López; también a Jesús Guedea, Enrique Hernández y Tania Camacho, me encanta su creatividad, estas páginas cobraron vida con sus diseños e ilustraciones.
Gracias a David, mi compañero en este proyecto de vida, por sus consejos y la certeza con la que me orienta en los dilemas que genera recorrer estos 40 (y más kilómetros).
Finalmente, gracias a todas las empresas por los NO, recibidos en proyectos laborales. Gracias a una negativa, a la poca retroalimentación de un reclutador, o a los mails que nunca llegaron con un “gracias por participar”, es que hoy este libro es una realidad, sólo espero que ayude a otros a recibir un SÍ como respuesta.
Si este libro llegó a tus manos, ya no hay de otra:
- ¡Llevas meses buscando empleo!, y necesitas más tips , pero no cualquier consejo motivador de “tú puedes lograrlo”, aquí te revelamos los cómo para hacerlo.
- Tienes una entrevista en puerta y no sabes qué decir o en qué momento callar.
- Estás cansado de enviar varios currículos sin obtener respuesta. Bueno… ni un mail de agradecimiento.
Respuestas a esas dudas, y más, las obtendrás en estas páginas, con gráficas, recuadros, ejemplos y cuanto se nos ocurrió para hacer que tu acercamiento al próximo empleo sea más eficiente y hasta menos ¡aburrido y torturador!
Todo tiene un comienzo. Déjame platicarte cómo surgió esta obra. Claro que puedes ir directo a los capítulos que abordan esos temas, pero aguanta, lee esta partecita, que es breve.
La idea de este libro surgió, como muchos otros proyectos que se dan en la vida, en una plática familiar. En la sobremesa escuché un comentario, que ha llenado mis oídos al cubrir la fuente de educación y desarrollo profesional (como periodista): “ En todos los trabajos que he aplicado piden experiencia, pero qué les pasa… recién egresé. Y te piden tanto, como si lo que ofrecieran fuera igual de bueno.”
Me limité a platicar de algunos programas pre y post universitarios que ayudan a “picar piedra” respecto a experiencia laboral, al menos para conocer el ambiente de una oficina, como la opción de trainee que manejan compañías en todo el mundo. En México, lo ofrecen Unilever, Procter & Gamble y TenarisTamsa, por mencionar algunos.
Eso a manera de recomendación aunque, la verdad y en el fondo, ese comentario familiar me hizo recordar mi propia vivencia cuando pedí el primer trabajo. En la universidad, nunca cursé una materia cuyo fin fuera aprender a redactar un currículo.
Tampoco me dijeron (ni a cuates de la misma generación, o mayorcitos) que quien entrevista se da cuenta en menos de un minuto si eres el candidato idóneo para el puesto. Mucho menos me hablaron sobre la importancia de destacar en una entrevista “competencias”, como “resolver problemas” o “tolerar” la frustración, y no sólo enfocarme en los estudios, mis prácticas, o los pocos trabajos que pude haber tenido.
Simplemente llegué a las entrevistas, como seguro muchos lo hacen: con mi mejor cara, un discurso medio ensayado, una recomendación (en el mejor de los casos) y, eso sí, una alta dosis de nerviosismo por temor a equivocarme en las respuestas y que el empleador me “bateara”. La verdad, por muy positivo que uno sea, ni el optimismo, ni un promedio elevado, ni tener un título o llevar la piedrita de la suerte abren la puerta a una contratación, ni siquiera a una entrevista. Tampoco la experiencia es garantía de que las empresas recibirán con los brazos abiertos a un candidato madurito.
Tras varias entrevistas de trabajo, propias, y muchas más a través de mi labor profesional, entendí que la frase “buscar un empleo es un trabajo en sí mismo”, está muy repetida, pero poco explicada. Como candidatos, no nos dicen los cómos .
Sí, tener un buen currículo ayuda; sin embargo, ¿tenías en mente que la contratación implica, a su vez, hacer un trabajo exhaustivo con uno mismo? Ayuda, y mucho, crear un plan de carrera y tener un análisis de fortalezas y debilidades para responder a preguntas, como: ¿de veras quiero tocar la puerta en esa organización?, ¿deseo hacer vida en una empresa?, o ¿me veo como emprendedor en unos años?, ¿por qué me pongo nervioso (a) cuando me preguntan por un defecto o por el salario?
Acaso ¿no se supone que te conoces lo suficiente para responder quién eres, en qué destacas, qué tipo de resultados puedes dar, cómo te cotizas, qué harás los próximos diez años y cuál es tu personaje favorito? (No le sigo, pues leerás sobre esto más adelante.)
Actualmente, algunas instituciones ofrecen información teórica y práctica sobre cómo enfrentar la contratación. Sospecho que resta mucho por hacer para cubrir las dudas que un candidato acumula en su trayectoria. Uno no se “vende” igual, ni prepara su CV (currículo vitae) de la misma forma (y si lo haces en estos capítulos, cambiarás tu forma de pensar) si eres un jovencito tímido que quiere oportunidades para ganar experiencia, un profesionista con 15 años de trayectoria, o uno pasadito de los 50. A través de las inquietudes que escucho en escuelas, al realizar entrevistas, al platicar con un empleador o con una firma de recursos humanos, o bien, en mi labor en una bolsa de trabajo on line ; observo la poca orientación y desinformación que existe sobre cómo vivir, enfrentar y madurar el proceso de buscar trabajo.
Con frecuencia escucho frases como: “se quedó en el trabajo por palancas”, “las empresas están muy buenas para pedir, pero pésimas para avisar si sigues en el proceso o te descartaron”. La siguiente me encanta: “¿para qué hago un buen CV?, si sólo se fijan en que tengas cara bonita.“