Prólogo
¡A las trincheras!
V amos a ver, de lo que hablamos aquí es de un oficio en el que, si todo va bien, trabajarás a partir de tus propios sentimientos, usándolos como referencia para construir personajes y simular las emociones que te exija el guión. Si eso no fuera, ya por definición, equiparable a manipular nitroglicerina, el resultado de ese trabajo será analizado con todo detalle no solo por el director sino por el equipo al completo, tanto el técnico como el de producción. Y todo ello con el objetivo final de ser mostrado a un público soberano, compuesto por centenares cuando no miles de personas, cada una de ellas un individuo independiente con sus criterios particulares, filias y fobias, que decidirá si tu trabajo le gusta o no. Y además está la crítica, por supuesto; no olvidemos a la crítica: de seguro también te enseñará su pulgar en uno u otro sentido. Esto es lo que tendrás que digerir, si todo va bien.
Precisamente, el casting es el primer eslabón de esa cadena, una primera muestra de lo que significa este oficio: la preparación de la pieza, la montaña rusa de inseguridades, la adrenalina del momento, el juicio y, al final, el aplauso o la patada en el culo. Es una píldora concentrada de la esencia de la profesión.
La buena noticia es que, si todo fluye, algún día dejarás de hacer castings (o los harás igual, pero los llamarán «pruebas»). La mala es que la mecánica perversa de tus emociones será siempre la misma, seas un actor de éxito, uno frustrado o uno que se mantiene para ir tirando. Este oficio consiste en esto para todos los que estamos en él: ilusionarse, construir, mostrar, ser juzgado y volver a empezar.
No es fácil gestionar todo eso, todo ese material sensible. Los directores de casting, los coaches de actores, son los que se ocupan de nosotros, pobres florecillas que solo anhelamos ser regadas con amor y aplausos, antes de que nos crezcan las espinas. Tienen algo de santos y de psicólogos, y a la vez deben ser inflexibles y estrictos porque funcionan como correa de transmisión entre nosotros y los directores y productores. Son una curiosa mezcla entre una madre paciente y un rígido profesor de instituto.
Maite lleva toda la vida en esa trinchera, así que antes de enfrentarte a ese momento tan peliagudo parece una buena idea que escuches los consejos que ella puede darte. Aprovéchalos.
Mucha mierda, y ¡quién sabe si nos veremos en un rodaje!
B ERTO R OMERO
Introducción
C asting… Para empezar, el nombre está mal elegido. En mi opinión, la asimilación del inglés de esta palabra no ha sido justa debido a que popularmente se la asocia con el sufrimiento.
Si te remites a la RAE, esta te ofrece en su escueta definición «Casting (Voz ingl.): Selección de actores o de modelos publicitariospara una determinada actuación». Sin moverte del diccionario si buscas, por lo de la similitud, el término «castigar», en su segunda acepción te dice: «2. tr. Mortificar y afligir».
Como comprenderás no puedo estar de acuerdo en ningún caso con la visión del sufrimiento que se otorga a esa palabra. Me gustaría contarte muchas cosas, pero sobre todo que un casting no es un castigo. A mi modo de ver, es una magnífica oportunidad que te brinda este maravilloso mundo de la interpretación para que puedas disfrutar de tu talento artístico al máximo, tanto si resultas seleccionado como si no.
A través de estas páginas intentaré descubrirte que un casting empieza mucho antes de que, hecho un saco de nervios, te sientes en una sala de espera, llena de gente que te mira de reojo analizando si está mejor preparada que tú para el papel que está en juego en el set casting.
La cita con el director es el resultado de una minuciosa selección, que tiene en cuenta muchos otros factores al margen de tu actuación en ese momento en el set. Está claro que tu trabajo será determinante para ser seleccionado, pero un buen director de casting sabrá leer más allá.
A mi juicio, es necesario que estés bien preparado tanto física, como artística y psicológicamente antes de enfrentarte a cualquier prueba.
A través de mi experiencia intentaré reflejar en este libro todos aquellos aspectos que para mí tienen relevancia y que pueden ayudarte en tu carrera profesional. Haremos un recorrido, desde los inicios de tu carrera, cuando aún no te conoce ni tu padre, hasta que te enfrentas a tus primeros castings, pasando por todas las etapas necesarias y no menos interesantes de la preparación y promoción de tu material artístico.
Durante muchos años he visto a infinidad de actores sudar y sufrir innecesariamente, y creo haber conseguido, a través de mis cursos, que muchos hayan aprendido a prepararse para afrontar un casting positivamente y que esa experiencia haya acabado siendo incluso placentera.
Espero que con la lectura de este libro te conviertas en uno de ellos.
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Para empezar
M E ATRAE ESTE MUNDO, PERO NO SÉ SI SIRVO
Los principios siempre están plagados de indecisión. Nunca sabemos si estamos en lo cierto al querer dedicarnos a esta maravillosa profesión. Nos atrae, pero también nos asaltan muchas dudas acerca de nuestra capacitación.
Es posible que de pequeños nos dijesen que éramos muy graciosos y atrevidos. No obstante, el consultar con las personas de nuestro entorno no siempre nos puede ser de utilidad dado que difícilmente estas podrán ser objetivas.
Por un lado, si somos los pioneros de nuestra familia en querer dedicarnos al mundo artístico, los que nos reían las gracias no comprenderán lo que nos ha motivado a entrar en este mundo tan difícil y competitivo según ellos.
Por otro lado, si formamos parte de una familia de actores también seremos víctimas de comparaciones generacionales, y ninguno de ellos se abstendrá de reflexionar acerca de lo complicado que está el sector actualmente alertándonos de las dificultades que plantea a quien empieza a buscarse la vida en él.
Mi opinión es que sigáis los dictámenes de vuestro corazón ya que no existe ninguna profesión que lo ponga todo fácil desde el primer día. La lucha y el sacrificio deben estar siempre presentes. El camino que has escogido está lleno de dificultades, pero también puede ofrecerte grandes compensaciones.
Seguramente te aconsejarán que no es el momento adecuado, que las productoras no están en sus mejores tiempos, que los sueldos no son ni siquiera dignos y que tanto sacrificio no te va a conducir a nada. Los más pesimistas también te prevendrán de que siempre son «los mismos» los que aparecen en el cine o en la televisión. Si se me está permitido un aconsejo, respeta sus opiniones pero no dejes que te influencien ya que, tanto si eres joven y has elegido esto como carrera profesional como si eres maduro y siempre te ha atraído este mundo, no dudes de que este es tu momento. No dejes que nada ni nadie te robe la ilusión que atesoras porque es un ingrediente imprescindible para salir adelante, para sobrevivir humana y profesionalmente.
En estos tiempos en que todo está teñido por la crisis y cualquier proyecto parece dudoso, me gustaría alentarte a empezar con paso firme, sin prisas pero sin pausas y disfrutando de cada momento, asesorándote con buenos profesionales y siendo consciente de la necesidad de dotarte, a través de la formación, de todas las herramientas necesarias para desenvolverte en este escenario.