INTRODUCCIÓN
¿LO QUE NO MATA, ENGORDA?
LA DIETA ZOMBI
¡Cuántas veces hemos escuchado que lo que no mata, engorda! Creo que con el refranero español podemos aprender mucho sobre salud, alimentación y costumbres. Quizá porque antiguamente comíamos al compás de la tierra. Las despensas reflejaban productos de proximidad y temporada. Los hábitos, por lo general, no eran tan sedentarios, y consumíamos la energía que ingeríamos, que, buceando en el refranero español, sería algo así como «comer sin trabajar, no se debe tolerar» o «comer sin apetito hace daño y es delito», y traducido al refranero actual «las calorías que entran por las que salen».
No sé tú, pero yo no he leído ningún refrán que hable de alimentos ultraprocesados, quizá entonces no se necesitaban snacks porque «pan, uvas y queso sabían a beso» y en el mercado era mucho más fácil comprar. Creemos que comer de forma saludable es caro y por eso las hortalizas baratas llenan nuestras cestas. ¡Así cómo no nos va a parecer monótono e insípido comer verduras! «Cada cosa a su tiempo y los nabos en adviento». Vaya, que comer saludable no es sinónimo de sentirnos como muertos vivientes, todo lo contrario.
Ahora, nos adentramos en el supermercado y parece un campo de batalla para los que queremos comer saludable. Decenas de mensajes llegan a nuestro cerebro: «2 x 1», «¡OFERTA!», «2ª unidad a mitad de precio»... Colores llamativos nos acercan a la sección de galletas y bollería industrial. ¿Y esa silueta fit en el paquete de cereales? ¡Han sacado unas patatas fritas con sabor a huevo!
Es entonces cuando The Walking Dead se apodera de nosotros y el cerebro se nos hace papilla. Levantamos los brazos como por arte de magia y caminamos sin pensar hacia la publicidad engañosa.
Los impulsos dirigen nuestros movimientos y llenamos la cesta de la compra de cosas fit, light, 0% y ofertas.
Andamos como muertos vivientes por los pasillos sin plantearnos qué estamos comprando, como si lo que comemos y lo que metemos en nuestro cuerpo no fuera con nosotros.
Y quién mejor que un muerto viviente para tirar de refranero y decir eso de que «lo que no mata, engorda». Efectivamente.
Los alimentos llenos de sabor con azúcares libres, grasas saturadas, sal, repletos de saborizantes, colorantes y conservantes hacen un flaco favor a nuestra salud por muchos motivos, entre ellos, porque nos hacen aumentar de peso, factor de riesgo de enfermedades crónicas y metabólicas como la diabetes y la hipertensión.
No nos vamos a morir, ¡claro que no!, pero sí vamos a engordar si desplazan a otros alimentos saludables de la dieta o si se convierten en productos esenciales de nuestra despensa.
Por eso, este libro es una guía que te permitirá no comer como un zombi y saber qué meter en tu cesta de la compra para que ser saludable sea un hábito y no un esfuerzo. Aprenderemos pautas que incorporaremos en nuestro día a día y marcarán la diferencia. Entenderemos cómo comer sano sin necesidad de dietas, adquiriendo herramientas para hacer una lista de la compra económica y saludable, pasando por escoger qué alimentos tener en la nevera y en la despensa, y terminando por tips para cocinarlos. Porque no podemos olvidar que entre fogones es donde está la clave saludable: comer rico y con salud.
Porque todo hay que decirlo, «con azúcar y miel, hasta los caracoles saben bien». La nutrición y la cocina son dos disciplinas que, cuando se dan la mano, hacen esto posible apoyándose en el equilibro. ¿Y cómo se mide el equilibrio? No necesitamos pesos ni balanzas. Se mide con orden, conocimiento y constancia, eso que los zombis no saben hacer.
CAPÍTULO 1
LOS HÁBITOS SALUDABLES A LOS QUE NI UN ZOMBI SE RESISTE
Quizá este es el secreto que debería revelar al final del libro, pero, cuando de la salud se trata, están permitidos los spoilers.
La clave de la salud reside en algo tan sencillo como hacer las elecciones adecuadas. Aquí es donde empieza todo. Muchas veces tomamos direcciones equivocadas por intentar coger atajos y nos perdemos deambulando en el camino de la salud.
Aprender a no comer como un zombi es un título muy tentador, sé que te están entrando ganas de abrir este libro al revés y empezar por la última página. Pero todo, absolutamente todo lo que leas en estas líneas te va a ser de utilidad para sentirte cada día mejor. Por eso no hace falta que comiences por el final para desvelarte que adelgazar no es sinónimo de comer sin grasa, comer alimentos light o incluso estar sanos.
La salud es lo más importante que tenemos. Si no lo ves así, tenemos que detenernos en este punto porque es crucial para cambiar o mejorar tu estilo de vida. Debemos ver la salud como un objetivo importante para no encontrar mil excusas que te paren en el camino.
La salud es una forma de vida y, ¿sabes una cosa?, que engancha. Porque no hay mejor sensación que velar por lo más valioso que tenemos. Porque las únicas personas capaces de cuidarnos por dentro somos nosotros mismos. Y, aun así, la mayoría de la población vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas que el hambre.
Borra de la mente estas ideas: ¡Qué difícil es hacer dieta! ¡Qué difícil es no comer dulce! ¡Qué difícil es adelgazar! ¡Qué difícil es tener fuerza de voluntad! Porque a partir de ahora vas a cambiar el adjetivo y ¡facilitarte la vida saludable! Somos el resultado de nuestras acciones, así que, aprendamos a actuar.
El paso más difícil, desde que llegamos al mundo, es el primero. Gateando se está de maravilla, pero al dar el primer paso nos invade el orgullo —¡supongo que a esa edad tan temprana los orgullosos son los padres!—. Al principio nos caemos repetidas veces, pero no queremos volver a gatear, el mundo es más bonito desde ahí arriba. Porque cuando aprendemos a caminar ganamos autonomía y, qué quieres que te diga, ¡cómo mola coger carrerilla! Así pues, esta constante se repite al iniciar el camino en la salud.
Si estamos acostumbrados a la vida zombi, nos podemos sentir torpes al principio. La primera pregunta para dejar de comer como muertos vivientes y vivir la vida —saludable—es fácil: ¿por dónde empiezo? Para comenzar nuestra andada es importante saber por qué terreno estamos acostumbrados a caminar. Quiero que te respondas a esta cuestión:
¿PUEDO LLEVAR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Y MENOS ZOMBI?
Si estás leyendo este libro, lo más probable es que la respuesta sea afirmativa, pero no sabemos bien por qué o dónde comienza el problema. Para empezar a trabajar en tus hábitos de vida es importante chequear en qué cosas puedes mejorar. Qué cosas haces bien y qué mal. Por eso, vamos a recrear un día desde que nos levantamos hasta que nos metemos en la cama. ¿Qué opciones de las siguientes forman parte de tu vida cotidiana?
No hace falta llevar a cabo todos estos hábitos negativos zombis para considerar que llevamos una vida poco saludable. La causa de uno es la consecuencia del otro, y tan fácil es salir del bucle de los malos hábitos como entrar en el de los buenos. Todo depende de un eslabón y, a partir de él, todo estará controlado: el orden.
Creo que la mejor forma de fomentar los hábitos positivos es seguir recreando las elecciones que hacemos en nuestra semana que tienen que ver con la alimentación. Por eso, durante estas líneas organizaremos nuestro plato y el menú de la semana, daremos un paseo por el súper y terminaremos el recorrido en nuestra cocina.