Valentina Trava - Terapia literaria el libro: Manual de supervivencia para lectores

A María José, a Juan Pablo y a Humberto,
mi razón de ser.
A Margarita y Rogelio, por quienes soy quien soy.

MAURA

A mi abuelito Jorge.

VALENTINA

Hace muchísimos años que yo no estoy solo,
desde que aprendí a leer.

JOAQUÍN SABINA

ÍNDICE

Aprender a leer es lo más importante
que me ha pasado en la vida.

Mario Vargas Llosa

Terapia Literaria, el en vivo, surge en febrero de 2021, durante una llamada telefónica.

Mientras comentábamos nuestras lecturas del momento, tema habitual entre nosotras, nació la idea de compartir esa plática con toda la gente que de manera constante nos pide recomendaciones. Hablar de libros y literatura en un tono fresco, natural y sin pretensiones, contagiar lo que un título nos provoca, sin spoilers, pero dando nuestra opinión real; si nos gusta se los decimos, si no nos gusta ¡también!

Platicamos de todos los libros que caen en nuestras manos, los que nos regalan, los que nos envían las editoriales, los que compramos; de nuestras experiencias lectoras; de nuestro día a día; damos tips para encontrar tiempo para leer en medio de las actividades diarias, a veces olvidamos que no estamos solas, que detrás de la pantalla hay cientos de personas y decimos una que otra barbaridad.

: ¿Verdad, Maura?

: Sí, hemos dicho cada cosa que luego nos arrepentimos, se nos olvida que una vez que está en redes, se queda ahí para siempre.

Buscamos crear un espacio entre amantes de las historias, un lugar de encuentro, de complicidad, de amigos entrañables a quienes, en la mayoría de los casos, nunca hemos visto en persona. Las redes sociales nos han permitido llegar a lugares en todo el mundo para hablar de lo que nos apasiona, para conocer sus inquietudes y puntos de vista. La familia de Terapia Literaria crece y se alimenta de todos los lectores, de las múltiples experiencias que cada uno ha vivido y comparte.

La Terapia Literaria la hacemos pensando en ustedes, en que se diviertan a través de anécdotas, en que conviertan la lectura en algo cotidiano, algo emocionante. Quién iba a decir que lo que comenzó como una llamada entre amigas terminaría siendo un libro. Aquí estamos un año después. Esta Terapia Literaria es para ti.

ASÍ COMENZAMOS NOSOTRAS…

Valentina:

Mi abuelo era poeta, creo que de alguna manera mi amor por los libros viene de él, de saberlo un gran escritor de cartas y textos irreverentes. De mi mamá recuerdo sus pláticas sobre un club de lectura al que había pertenecido y en el que había leído títulos que, años más tarde, me di a la tarea de buscar para poder leer yo. Gracias a esas recomendaciones fue que a los 16 años llegué al libro que me volvería lectora, Flores en el ático. Lo devoré, lo escondí en la mochila para poder leerlo durante las clases; mientras mis amigos hacían operaciones matemáticas yo no despegaba los ojos del libro. Alguna vez una compañera me dijo: “Te recuerdo siempre con un libro entre las manos”, y es que siempre tuve la necesidad de leer, de sentir a través de ellos, de vivir vidas diferentes a la mía, de aprender.

Errores cometemos todos y al momento de elegir mi carrera profesional opté por Comercio Internacional, ¿qué estaba haciendo ahí? Todavía no me lo explico, pero cuando me di cuenta de que el resto de mi vida se lo dedicaría a una profesión que no me satisfacía tomé la decisión de cambiarme a Letras.

Recuerdo la cara de incredulidad de mi mamá, la preocupación sobre mi futuro, mientras yo en lo único que pensaba era en leer y leer, clásicos, literatura contemporánea, conocer autores, descubrir épocas, aprender términos, analizar textos… Nunca imaginé que mi amor por los libros se convertiría en mi profesión, que lograr que otras personas lean se convertiría en la meta de mi vida. Siempre se puede. Hoy los libros son mis grandes compañeros, mi refugio, una ventana al mundo, los que me permiten formular preguntas y encontrar respuestas, y ¿saben una cosa? Nunca tendré suficientes.

Maura:

Yo creo que la imagen más frecuente que se viene a mi mente cuando pienso en mi papá es él con un libro en las manos. Desde que era muy niña, él llegaba temprano de trabajar para leernos un cuento, normalmente lo actuaba y nos hacía reír. Hasta el día de hoy sigo con la costumbre de desconectarme con un libro antes de dormir, sea la hora que sea, tenga el problema que tenga, pues me ayudan a pensar en otra cosa y relajarme. Recuerdo que cada 1 de enero escribíamos nuestros propósitos y la regla era leer por lo menos un libro al mes, el que nosotros escogiéramos, y cada año aumentar uno más que el anterior. Así crecí con el hábito de apuntar lo que iba leyendo. Algunas listas las perdí a través de los años, pero afortunadamente también conservo muchas, me gusta leerlas y darme cuenta de que me acuerdo de la mayoría de los libros que me han ayudado a ser quien soy hoy.

Claro que he pasado por todas las etapas, de niña me devoraba unos libros que podías leer muchas veces y siempre eran distintos, eran de misterio y tenían opciones, si querías que los personajes se perdieran te ibas a determinada página, si querías que se enamoraran continuabas en otra, y así cada vez que los leías era como leer un libro diferente. Otros años solamente leía libros de amor, me encantaba llorar y pensar que yo era la novia traicionada o de la que se enamoraba el más guapo del salón. Historias que viví y de las que aprendí como si las hubiera experimentado en carne propia, porque tal cual se sienten. Tuve mi época en que quería leer clásicos, descubrir esas historias de las que todo mundo hablaba.

Siempre me ha gustado leer y aunque estudié Diseño Gráfico, los libros siempre han sido parte mí. Por esta razón, hace poco decidí darle un giro a mi vida y dedicar todo mi tiempo a los libros.

No fue una decisión fácil y me tomó mucho tiempo atreverme a dar el salto, pero lo hice y soy la más feliz. Obviamente me ayudó mucho contar con el apoyo de mi familia, pero creo con fervor que dedicarte a algo que te apasiona a la edad que sea es un riesgo que a la larga siempre dará frutos. Hoy trabajo más que nunca y soy muy feliz rodeada de libros y de gente a la que le apasionan igual que a mí.

ASÍ COMENZARON
OTROS LECTORES

“En mi familia, las letras siempre han sido parte de nosotros, sería mentir si dijera que todos leemos y somos apasionados de la lectura, pero hay algunos que aprendimos con el ejemplo del abuelo, de mi madre con su romanticismo en las novelas. La primera vez que compré un libro fue en una excursión del colegio a una feria, recuerdo el nombre: Mi tío Teo. Me gustó la experiencia de transportarme a una vida distinta a la mía. Con la adolescencia descubrí la crudeza de las historias, el sarcasmo combinado con la fantasía, el libro Diablo Guardián de Xavier Velasco me marcó. Leer te transporta, te permite imaginar el color de una habitación, el aroma que se describe. Leer le da forma a todo lo que las letras plasman”.

Nelly, 38 años

“Empecé a leer porque en mi casa siempre nos leyeron cuentos en las noches, y un día quise leer y mi mamá me ayudó y luego empecé a leer mis propios cuentos, libros cortitos sin capítulos, el primer libro con capítulos que leí fue