© Herederos de Estanislao Zuleta, 2020
Ilustración de la cubierta: © Hernán Sansone, 2020
Diseño de la colección: Departamento de diseño Grupo Planeta
© Editorial Planeta Colombiana S. A., 2020
Calle 73 Nº. 7-60, Bogotá
www.planetadelibros.com.co
Primera edición abril de 1997, a cargo de Alberto Valencia G.
Primera edición en esta presentacion: septiembre de 2020
ISBN 13: 978-958-42-8924-7
ISBN 10: 958-42-8924-1
Desarrollo E-pub
Digitrans Media Services LLP
INDIA
Impreso en Colombia — Printed in Colombia
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Contenido
¿Por qué este libro?
La labor intelectual de Estanislao Zuleta no se inscribe de manera fácil en las coordenadas convencionales para la creación y el desarrollo de un trabajo intelectual en nuestro medio. Para sustentar esta idea es necesario resaltar, en primer lugar, el predominante carácter oral de sus intervenciones en contraste con una producción escrita no muy extensa, y en segundo lugar, el significado que para la elaboración de su trabajo tienen el diálogo y la comunicación.
El discurso de Zuleta no se construye, como diría el credo positivista, en la confrontación sin mediaciones entre un sujeto y un objeto, sino en referencia crítica a la mediación de un tercer elemento: la exégesis de los autores, el estudio de las situaciones humanas que la literatura ofrece, la crítica del prejuicio, la revaloración de la tradición, el análisis de las representaciones concretas de la vida cotidiana, las interpretaciones consagradas en el sentido común, etc. En sus textos nos encontramos casi siempre con la construcción de puntos de referencia que hacen las veces de un «interlocutor imaginado» —actual o ideal, real o simbólico— que expresa y sostiene una posición, que se somete al análisis, y con respecto a la cual se organiza la lógica de una comunicación y un diálogo, a través de una contraposición de ideas o de una confrontación crítica. Se trata, pues, de un «diálogo sin personajes», que reconstruye a su manera, y con otros ingredientes, las condiciones del diálogo socrático.
Por estas mismas razones la conversación directa con un interlocutor concreto, actual y presente, fue un relevo fundamental para el desarrollo de su pensamiento. Los amigos y contertulios, como en la mayéutica socrática, eran partícipes y colaboradores de sus búsquedas, sobre el supuesto de que el saber no se transmite, sino que se conquista en el marco de un combate compartido contra todos los obstáculos que impiden pensar.
Este libro es sin ninguna duda un trabajo intelectual en el que se encuentran puntos de vista muy originales sobre temas diversos, que pueden ser reconocidos y valorados en sí mismos, y que se pueden llegar a convertir en elementos de inspiración para trabajos o reflexiones posteriores. Pero su mayor valor reside en que constituye un documento que permite reconstruir el tipo de conversación que se podía establecer con él, y en que representa un testimonio de las condiciones en que se desarrollaba su enseñanza que, por lo demás, estarán siempre presentes en la memoria de quienes fueron sus amigos, discípulos o contertulios.
La relación con Zuleta no era una experiencia estrictamente intelectual, sino también personal y vital. Los aportes y contribuciones que de él se recibían eran posibles, no sólo a través de la lectura de sus textos o de las clases magistrales, sino también de la comunicación personal directa, incluso en el marco de una compleja relación personal. El lector puede encontrar en estas entrevistas, no sólo un compendio de los principales temas de reflexión que marcaron su actividad intelectual, sino también la huella viva del personaje, que es sin lugar a duda uno de los más importantes intelectuales colombianos de la segunda mitad del siglo.
La mayor parte de las entrevistas, o conversaciones, que aquí presentamos, con sólo dos excepciones, fueron realizadas en la primera mitad de los años ochenta. Cubren, pues, un período determinado de su trayectoria intelectual. La ubicación temporal nos debe permitir, entonces, valorarlas con una mirada restrospectiva.
Las entrevistas abarcan temas y dominios muy diversos: la crítica literaria, la sociología, la crítica del marxismo, el psicoanálisis, la política, la coyuntura del momento, la filosofía política, la teoría de la educación, etc. No obstante existen algunos factores de unidad en medio de la heterogeneidad que nos han permitido ordenarlas, no en un orden cronológico, sino temático.
En primer lugar, tenemos una serie de tres entrevistas que giran en torno a la lectura, el análisis y la crítica de textos literarios: La larga espera, Existe un sentido de la posibilidad, y La ciudad del encuentro y la aventura. El lector podrá percibir allí la inmensa importancia que en su trabajo intelectual tenía este tipo de labor. La literatura, como él mismo lo afirma en el texto, fue de alguna manera el comienzo y el origen de todo y, además, agregamos aquí, el punto de referencia privilegiado para pensar todo tipo de problemas. Este campo de su actividad era probablemente la esfera más significativa de su trabajo, y donde desplegaba una mayor originalidad. La literatura para Zuleta era fundamentalmente una reflexión crítica sobre la vida cotidiana.
En segundo lugar, aparece en la recopilación una serie de tres entrevistas que tienen todas un claro sesgo autobiográfico: El hombre y el fenómeno Zuleta, Estanislao Zuleta habla de su experiencia personal y Estanislao Zuleta un grato encuentro con la inteligencia. A partir de ellas es posible reconstruir, no sólo dimensiones intelectuales de la persona (sus lecturas preferidas, sus influencias, sus rechazos, los autores más apreciados, etc.), sino también aspectos de carácter estrictamente biográfico (su relación con la escuela, el autodidactismo, sus experimentos educativos, sus amigos y sus publicaciones, etc.). De manera similar a lo que ocurre en el caso de Kierkegaard, que para comprender su filosofía no es suficiente con entender sus ideas, en el caso de Zuleta, las condiciones de elaboración de su pensamiento son parte constitutiva de sus resultados. La unión entre la vida y el pensamiento es probablemente el rasgo distintivo de su orientación intelectual.
En tercer lugar, aparece una larga conversación sobre el marxismo, los derechos humanos, la democracia y la revolución: Derechos humanos y diversidad de culturas. Muchos de los planteamientos que allí aparecen están comprometidos con una época diferente a la actual, y no están ya en el centro de la discusión contemporánea: la revolución todavía se encontraba en el horizonte del intelectual de izquierda del momento, el debate sobre el marxismo estaba vivo, la suerte del socialismo aún era incierta, las exigencias de una transformación social imponían determinados temas de reflexión.
Zuleta muere en febrero de 1990 en momentos en que había comenzado la crisis definitiva de los socialismos y se cerraba un importante ciclo histórico de nuestro siglo; en otros términos, le correspondió vivir el comienzo del «derrumbe» pero no su culminación. Esta crisis nos coloca hoy en día en una posición histórica diferente a lo que fue la situación de las décadas anteriores, y nos impone nuevos ejes de reflexión. Lo interesante de constatar, sin embargo, al seguir esta conversación, es la manera como muchas de sus posiciones trascienden ampliamente el momento, y muchos de los problemas que hoy en día están en el centro de la discusión ya eran tenidos en cuenta por Zuleta en aquel entonces: la crítica al economicismo marxista, la puesta en cuestión de los ideales revolucionarios en boga, la afirmación de los derechos humanos, la critica al totalitarismo, la reivindicación de la democracia, la redefinición de la política, la crítica a la utopía de una sociedad liberada del conflicto, la valoración del Derecho, la lectura de Marx como un clásico y no como un profeta, entre otros.
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