D.R. © Tere Díaz Sendra, 2019
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“Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte”
Juana Inés de la Cruz
Tere Díaz Sendra
Licenciada en Pedagogía.
Psicoterapeuta familiar sistémica con especialidad en terapia de pareja.
Promotora de Desarrollo Humano Grupal.
Diplomados en clínica psicodinámica, terapia narrativa y terapia individual sistémica.
Especialista en el trabajo de prevención y atención de la violencia doméstica.
Estudiosa de los nuevos modelos amorosos, la soltería y la diversidad.
Docente, conferencista y coach estratégico empresarial.
Autora de artículos y libros diversos, entre los que se encuentran: “Celos”, “Volver a empezar”, “29 claves para encontrar pareja”, “¿Me quedo o me voy?”, “Me quiero o No me quiero” y ¿Cómo reconocer a un patán?
Socia fundadora de Concepto S1ngular y de Psicoterapia La Montaña.
Participante en distintos medios.
Redes Sociales:
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Teléfono: 15570199
Página web: www.terediaz.com
ÍNDICE
Introducción. Amores y desamores
1. Lo que nos dijeron y no nos dijeron del amor
1.1. ¿Qué ideas hay que poner en “tela de juicio”?
2. Algunos ingredientes del amor
3. Amores tóxicos. Relaciones que perjudican
3.1. Personalidades tóxicas
3.2. 11 hábitos de las relaciones tóxicas
3.3. Cuando el amor se convierte en violencia
4. Irme o quedarme. ¿Cómo saber si terminar o continuar una relación amorosa?
5. Auto sabotaje en las relaciones amorosas
6. No te cases por amor
6.1. La lógica del amor y la lógica del matrimonio
6.2. Entonces, ¿casarte para qué?
7. Celos. La patología de la certidumbre
8. El arte de la seducción
9. Exclusividad sexual y fidelidad ¿son lo mismo?
10. Volver a empezar después de un rompimiento amoroso
10.1. Escalar la montaña de la recuperación
10.2. Lo que NO se debe hacer
10.3. Lo que SÍ sirve hacer
11. Cómo explotar tu capital erótico
11.1. Los elementos del capital erótico
12. Cuando mentir a la pareja es una buena opción
13. La codependencia en las relaciones amorosas
14. ¿A quién le toca pagar qué? Los nuevos acuerdos económicos
15. Pasos para sanar una infidelidad
15.1. ¿Qué tanto es tanto?
15.2. Del shock al equilibrio base
15.3. El ABC de la recuperación
15.4. De qué se tratan la culpa y el perdón
16. Te amo y te odio
16.1. ¿Qué caracteriza a las relaciones de amor y odio?
16.2. Sobrevivencia o violencia
17. El arte de acoplarse sexualmente
17.1. Dime de dónde vienes y te diré qué te gusta en la cama
17.2. Los valores sexuales
17.3. Para acoplarme mejor…
18. Para conservar el deseo...
Conclusión: Un buen amor
Referencias bibliográficas
INTRODUCCIÓN. Amores y desamores
Pocas cosas proporcionan tanto placer y sufrimiento como el amor. Queremos ser felices a través de muchos caminos: amistades, un trabajo satisfactorio, una familia armoniosa, un nivel de vida decoroso -¡o esplendoroso!-, espacios de diversión, etcétera. Pero entre todo ello, con mucha frecuencia vinculamos el anhelo profundo de felicidad con un intenso y afortunado encuentro amoroso: es por eso que la mayoría de las personas deseamos un buen amor.
Sin embargo el “mal de amores”, como diría Ángeles Mastretta, se deja sentir a diestra y siniestra. Lo aceptemos o no, seamos conscientes de ello o no, todos estamos preocupados en cierto grado por el rumbo de nuestra vida afectiva. Vivimos una época de crisis y confusión generalizada porque la sociedad no tiene modelos válidos que faciliten, mínimamente, la felicidad. Y uno de los malestares que preside esta insatisfacción es el amoroso.
Muchas personas casadas piensan que el matrimonio es “un mal necesario” y que la felicidad se encuentra en otro lado. Los solteros por su parte piensan que la dicha llegará al encontrar pareja. Van a la caza de un “alma gemela” y muchas veces hacen a un lado planes y proyectos con miras a lograr este objetivo. Queda otro gran colectivo de personas que pasan la vida con continuos desencuentros amorosos, desilusionados de sus congéneres y del amor. Una búsqueda irreflexiva y compulsiva los lleva a culpar a otros por su saturación e insatisfacción permanente. Desconocen el territorio que atraviesan y asumen poca responsabilidad en estos asuntos, lo que les dificulta manejar mejor el cuerpo y el corazón.
Si bien el panorama parece caótico, entender el momento histórico que estamos viviendo nos permite comprender la etapa de transición que atraviesa en la actualidad la vida de pareja en particular, y el fenómeno amoroso en general. La pareja siempre ha estado determinada por factores externos, ya que a lo largo de los siglos ha respondido más a las exigencias de la sociedad que a las de sus integrantes. En un principio estas relaciones eran concertadas, basadas en el compromiso, unidas por la necesidad de sobrevivir, producir y reproducirse. Así el aspecto del amor era casi irrelevante, más bien se buscaba gente sana, posicionada, “de buena madera” que ofreciera ventajas relacionales y que fuera colega en el tema de la crianza y sobrevivencia.
Con la Revolución francesa y el romanticismo, la pareja se fue vinculando a las emociones del individuo o de la propia relación idílica: la sensación de complementación, el deseo permanente del encuentro total con el amado y la imposibilidad de consumarlos. ¿Y qué ocurre hoy en día? Muchas personas piden a la pareja o esperan de la relación no sólo el acompañamiento y la ayuda: hoy las relaciones amorosas buscan además sensaciones satisfactorias, únicas e intensas. Sin soltar el mandato de “tú y yo somos uno mismo”, se tiene una expectativa de altos niveles de gratificación en muchas áreas de la vida personal y conyugal.
Si observamos la transformación de la pareja y del concepto del amor a lo largo de los años, se deja ver la transición de una pareja “institución” a una pareja “romántica”, y luego de ésta a un tipo más íntimo y sensorial. Esta evolución se traduce en el deseo actual de encontrar una pareja que asegure todo y haga sentir mucho, cosa difícil de lograr y poco sólida para la construcción de un modelo amoroso bueno y duradero.
Son muchos los factores que han favorecido que el estilo de vida actual y especialmente la vida de pareja se esté transformando de forma vertiginosa, impactando en nuestro modo de entender y vivir el amor. Los avances científicos y tecnológicos, la consecuente globalización, el imperio del mundo cibernético, con sus conexiones, redes e intercambio constante de estímulos e información, son decisivos por los efectos que crean en las relaciones humanas y en la vivencia erótica y amorosa.
La “cercanía – distancia” que surge de las redes intermitentes generada por los medios de comunicación ha conformado una nueva forma de relacionarnos que nos conecta a unos con otros, al tiempo que preserva una estremecedora lejanía en dichos “encuentros”. Un sabor a soledad y miedo queda después de la fascinante cercanía y descubrimiento.