En julio de 1996, Su Santidad el Dalai Lama pronunció en el Barbican Centre de Londres una serie de conferencias acerca del pensamiento budista y su práctica. Estas charlas fueron facilitadas por la Red de Organizaciones Budistas del Reino Unido, asociación nacional de centros budistas.
El tema central de las conferencias que el Dalai Lama impartió en el Barbican Centre, y que constituyen el núcleo de este libro, es la doctrina budista bajo el principio de las Cuatro Nobles Verdades, fundamento de todas las enseñanzas de Buda. En estas charlas, Su Santidad presenta una explicación integral del tema con la finalidad de ayudarnos a alcanzar un mejor conocimiento de las Cuatro Nobles Verdades.
Dado que el mensaje central del Dalai Lama en estas conferencias es la compasión y la enseñanza de cómo vivir una vida piadosa, deseamos que este libro interese y beneficie a personas de cualquier credo, así como a aquellas que no profesan religión alguna.
La Oficina del Tíbet en Londres agradece a Cait Collins y a Jane Rasch la transcripción de las cintas de las conferencias, y a Dominique Side y al traductor Geshe Thupten Jinpa la edición del manuscrito para su publicación.
K ESANG Y. T AKLA
I NTRODUCCIÓN
Las Cuatro Nobles Verdades constituyen el fundamento esencial de la doctrina budista, de ahí su importancia. En realidad, si no son asimiladas y experimentadas personalmente, resulta del todo imposible practicar el dharma.
En general, las religiones mayoritarias del mundo tienen como potencial común servir a la humanidad y desarrollar buenos seres humanos. La acepción del adjetivo «bueno» en este contexto no hace referencia a alguien apto por su aspecto exterior, sino que califica a aquel que posee un corazón compasivo. En este sentido, siempre es mejor observar las reglas de la propia religión tradicional, ya que cambiar de credo puede conllevar dificultades emocionales e intelectuales. Por ejemplo, en Inglaterra la cultura religiosa tradicional es el cristianismo, así que es preferible seguir profesándolo que cambiar radicalmente.
Sin embargo, es posible que aquellos que consideren que su religión tradicional no les resulta en absoluto efectiva, o los que se declaran ateos radicales, sientan atracción por la visión budista de las cosas. En este caso quizá sea correcto seguir la doctrina budista, ya que siempre es mejor abrigar una religión que ninguna. Pero si realmente se sienten atraídos por el enfoque y el modo de ejercitar la mente budistas, resulta de suma importancia reflexionar primero cuidadosamente al respecto, porque sólo será correcto adoptar el budismo como religión personal cuando hayan descubierto que esta doctrina se ajusta a sus necesidades.
En este sentido hay otro aspecto importante a tener en cuenta. La naturaleza humana es bastante peculiar. A veces, para justificar la adopción de una nueva religión, criticamos aquella a la que pertenecíamos, o incluso la tradición religiosa de nuestro país, tachándola de inadecuada. Esto no tendría que ser así pues, si debemos respetar a todos los seres humanos, debemos respetar también a aquellos que siguen distintas sendas religiosas. En primer lugar porque aunque una religión no sea efectiva para un individuo en concreto, no por ello carece de valor para millones de personas. Es más, la religión previa, como toda religión, cuenta con el potencial de ayudar a cierta clase de personas. Es evidente que para algunos el enfoque cristiano es más efectivo que el budista; todo depende de la disposición mental de cada individuo. Así pues, debemos respetar el potencial de cualquier religión y, por supuesto, a sus seguidores.
La segunda razón es que en la actualidad tenemos un mayor grado de conocimiento acerca de las muchas tradiciones religiosas del mundo y, en consecuencia, la necesidad de promover una perfecta armonía entre ellas. Prueba de ello fue la reunión ecuménica de 1996 en Asís sobre las religiones y el medio ambiente. Cada día más, la idea de pluralismo religioso está echando sólidas y profundas raíces, lo que sin duda es esperanzador. En este sentido, y en una época en que la humanidad se esfuerza por promover el buen entendimiento religioso en distintas áreas, cualquier crítica individual puede resultar perjudicial. Así pues y sobre estas bases, deberíamos mantener siempre un espíritu de respeto por las otras religiones.
He querido comenzar matizando estos aspectos porque siempre que explico las Cuatro Nobles Verdades sostengo que el camino del budismo es el mejor. Incluso si me preguntaran cuál es para mí la mejor religión, respondería sin titubear que el budismo. Sin embargo, esto no significa que la doctrina budista sea la mejor para todos. Por tanto, espero que no me malinterpreten si durante mi exposición sostengo que el budismo es la mejor religión.
Desearía enfatizar que, cuando afirmo que todas las religiones cuentan con un gran potencial, no lo hago por simple educación o diplomacia. Nos guste o no, es imposible que la raza humana en su totalidad sea budista, cristiana o musulmana. A decir verdad, ni siquiera durante la época de Buda toda la población de la India se convirtió al budismo.
Es más, no sólo he leído libros acerca de otras religiones sino que he conocido devotos practicantes de otras tradiciones y he mantenido con ellos conversaciones muy interesantes acerca de experiencias espirituales profundas, en concreto la experiencia de la bondad. Tras advertir que todos ellos comparten el auténtico espíritu de la bondad, he llegado a la conclusión de que las distintas religiones tienen capacidad para desarrollar un corazón compasivo en el hombre.
Simpatizar o no con la filosofía de otras religiones no es el tema que nos ocupa. Es evidente que para alguien que no sea budista la idea de nirvana y de reencarnación puede resultar absurda, del mismo modo que para los budistas carece de sentido la idea de un Dios creador. Pero, de hecho, lo verdaderamente relevante es que las distintas tradiciones tienen un objetivo común: convertir a las personas negativas en buenos seres humanos. Éste es sin duda el propósito de la religión y, en consecuencia, motivo suficiente para respetar cualquier credo religioso.
Buda predicó su doctrina desde distintos enfoques, razón por la cual el budismo cuenta con varios sistemas filosóficos: Vaibhashika, Sautrantika, Chittamatra y Madhyamaka. Cada una de estas escuelas cita a Buda a partir de los sutras. Buda impartió sus enseñanzas de diversas formas, y podría pensarse que ni siquiera él estaba seguro de cómo eran las cosas en sí mismas. Sin embargo, Buda era consciente de la heterogénea disposición mental de sus seguidores y, puesto que el objetivo principal de la enseñanza de una religión no es hacerse famoso sino ayudar a la gente, impartió su doctrina en función de la predisposición de sus oyentes. Observamos pues que incluso el propio Buda mostró respeto por los derechos y puntos de vista individuales. Una doctrina puede ser muy profunda pero si no se ajusta a una persona particular, ¿de qué sirve explicarla? En este sentido el