¿CUÁLES SON los
PROBLEMAS MÁS
PROFUNDOS, y CÓMO
PODEMOS EVITARLOS?
T al vez estés pensando: ¿Quién, yo? Yo no tengo problemas. No veoninguna de las catorce esferas de oración que se enfocan en la páginadel Índice como que sean un problema en mi matrimonio. Excepto…bueno… tal vez una… o dos… o más… pero son problema de mi esposo(esposa) y no mío.
Pero por favor, escúchame, porque creo que todas las personas que están casadas, en algún momento de sus vidas, tendrán que tomar una decisión sobre cada una de estas catorce esferas sobre si permitirán que se conviertan en problemas en su matrimonio o no. Solo porque ahora no son un problema no quiere decir que no lo serán en el futuro. De hecho, estos asuntos importantes son trampas en las que podríamos caer con más facilidad de lo que pensamos, como lo prueban recientes estadísticas, que sugieren que pronto casi la mitad de los matrimonios terminarán en divorcio. Las razones más comunes que se dan para el divorcio se encuentran a menudo en esta lista de catorce esferas de posibles problemas.
Esto quiere decir que cada matrimonio tiene cincuenta por ciento de posibilidades de tener éxito. Por supuesto que existen excepciones. Estoy segura de que debe haber algunas parejas que nunca han tenido un problema en su matrimonio y que son perfectas. Yo nunca he conocido a ninguna de ellas, pero deben estar en algún lugar. Y hay parejas recién casadas para las cuales la novedad no se ha disipado y la realidad todavía no ha tomado su lugar, y que todavía no han experimentado las tensiones, las pérdidas y las pruebas de la vida que pueden poner presión en cualquier matrimonio. Pero este libro es para ellas como así también para todos los que están luchando. En realidad, este libro es para todos nosotros los que estamos casados, porque no trata solamente de orar a través de las luchas para encontrar sanidad y restauración; sino que, en primer lugar, se refiere a orar para prevenir que esos problemas se vuelvan serios.
Gracias a incontables cartas, correos electrónicos, llamadas telefónicas y contactos a través de mi sitio Web, miles de parejas han compartido conmigo los problemas que están enfrentando en su matrimonio. Agregue a eso las experiencias que he tenido en mi propio matrimonio, y tengo lo que creo que son los catorce problemas más comunes que llevan al divorcio. Si los podemos conquistar, tendremos matrimonios a prueba de divorcio. Pero Dios tiene más para nuestros matrimonios que solo evitar el divorcio. Él quiere que seamos felices y realizados en ellos. Él no es glorificado cuando estamos casados y nos sentimos desdichados. Él tiene un propósito muy grande para cada matrimonio, pero su propósito no puede ser totalmente realizado si las personas casadas viven en conflicto.
Te sorprenderías si supieras cuanta gente aparenta tener matrimonios perfectos y sin embargo están luchando con problemas serios. Aun sus amigos y familiares cercanos nunca sospecharían que tienen dificultades debido a la habilidad de ellos de ocultarlos y presentar un frente muy fuerte. Muchos creen que pueden mostrarse estoicos y vivir con la situación, pero con demasiada frecuencia eso prueba ser insoportable. Esto es verdad especialmente a medida que la gente envejece y se da cuenta de que nada está cambiando en su matrimonio y no pueden continuar viviendo como lo han hecho por el resto de su vida.
Estoy completamente convencida de que todos estos problemas se podrían evitar si entendiéramos realmente lo que Dios quiere para nuestro matrimonio y la forma en que el enemigo de nuestra alma siempre trata de frustrar eso. Y nosotros lo ayudamos al caer en su trampa. Pero existe una manera de apresurar la destrucción de los planes del enemigo y ver prevalecer los planes de Dios para nuestro matrimonio.
Si tu matrimonio ya ha sido desafiado de algunas maneras, la buena noticia es que Dios tiene un plan para restaurarlo a la forma que Él quiso que fuera. Y Dios quiere que te asocies a Él para que eso suceda. La manera en que lo haces es vivir como Dios quiere que vivas, en oración diaria por tu cónyuge y por tu matrimonio.
Yo sé que esto da resultado, porque mi esposo y yo en algún momento hemos luchado con la mayoría de estos problemas. Hemos tenido tiempos en que se rompió la comunicación entre nosotros que fueron tan malos que no nos hablamos por días, y luego solo hablamos lo que era absolutamente necesario, y nada que siquiera se pareciera a la verdadera comunicación por meses. El enojo de mi esposo y mi reacción supersensible a dicho enojo casi causaron que nuestro matrimonio fuera uno entre 50 por ciento que no tuvieron éxito. Tuvimos nuestras épocas de no perdonar, y ambos luchamos con emociones negativas tales como la depresión, la ansiedad y el temor, las cuales impregnaban la atmósfera de nuestro hogar. Hubo tiempos cuando estábamos tan preocupados con la crianza de nuestros hijos que nos olvidamos completamente de nosotros. Hemos tenido tiempos de dificultades financieras y de desacuerdos sobre ellas. Hemos experimentado el endurecimiento de nuestro corazón del uno hacia el otro, y ocasiones en las cuales cada uno pensó que ocupaba un lugar muy bajo en la lista de prioridades del otro. Hemos llegado a usar la palabra «divorcio», como una amenaza aun cuando ninguno de los dos en realidad quería divorciarse. Personalmente, en algunos momentos yo pensé que toda la esperanza se había perdido y que necesitábamos un milagro. Y era verdad, porque aparte del Señor no había esperanza alguna. Fue necesario un milagro de Dios para que las cosas cambiaran. Vi que Dios hizo un milagro al cambiar nuestros corazones y al enseñarnos a avanzar a la restauración que Él tiene para nosotros.