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Las cuatro estaciones del matrimonio
© 2012 por Gary Chapman. Todos los derechos reservados.
Originalmente publicado en inglés en 2005 como The Four Seasons of Marriage por Tyndale House Publishers, Inc., con ISBN 978-1-4143-0020-7. Originalmente publicado en español en 2006 por Tyndale House Publishers, Inc., con ISBN 978-1-4143-1012-1.
Fotografía del copo de nieve © por Corbis. Todos los derechos reservados.
Fotografía de la margarita © por Photos.com. Todos los derechos reservados.
Fotografía de la planta en ciernes © por Pixoi Ltd. Alamy Images. Todos los derechos reservados.
Fotografía de la hoja © por Phillipe Dunbar/Alamy Images. Todos los derechos reservados.
Fotografía del autor © por Boyce Shore & Associates. Todos los derechos reservados.
Diseño: Ron Kaufmann
Edición del inglés: Dave Lindstedt
Traducción al español: Raquel Monsalve
Edición del español: produccioneditorial.com (Noa Alarcón)
Maquetación: produccioneditorial.com
El texto bíblico ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
ISBN: 978-1-4143-7986-9
A mi esposa,
Karolyn,
con quien he compartido
las cuatro estaciones del matrimonio
por más de cuatro décadas.
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ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS
Estoy profundamente agradecido con los cientos de parejas que han participado en la investigación que precedió a la redacción de este libro. Esas parejas no solo ofrecieron su tiempo para completar las preguntas de investigación, sino que también estuvieron dispuestas a ser honestas en cuanto a la calidad de sus relaciones matrimoniales. He cambiado los nombres y los lugares para proteger su privacidad, pero no hubiera podido escribir esta obra sin la ayuda de ellas.
El concepto básico de las cuatro estaciones vino de Jim Bell, que ha sido amigo mío desde hace mucho tiempo. Gracias, Jim, por lo que ha resultado una idea muy buena. Ken Petersen y el equipo profesional de Tyndale House me han apoyado y ayudado mucho a través del proceso de investigación y de redacción. Quiero agradecer de forma especial su ayuda a Dave Lindstedt, que fue el editor de este proyecto. Sus sugerencias mejoraron mucho el manuscrito.
Mi agradecimiento a Tricia Kube, que informatizó el manuscrito; a Shannon Warden, que recogió y analizó la información de la investigación que nos llegó a través de nuestro sitio web; a Kay Tatum, cuya pericia técnica hizo posible cumplir con las fechas de publicación; y a Karolyn Chapman, que leyó el manuscrito con el ojo de una profesora de idiomas. Sin la ayuda de estas personas, todavía estaría escribiendo el bosquejo inicial.
También les quiero expresar mi gratitud a las muchas parejas que he aconsejado en los últimos treinta años. Con el permiso de ellas, algunas de sus historias aparecen en estas páginas. Mi vida ha sido enriquecida con cada una de las personas con las cuales he caminado a través de las estaciones del matrimonio.
INTRODUCCIÓN
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El alto y majestuoso olmo que se ve por mi ventana está cubierto de nieve. Estamos a finales de enero, y el invierno ya ha llegado a Carolina del Norte. Las escuelas están cerradas, al igual que la mayor parte de los negocios, y las calles, como los jardines, están cubiertas de un bello manto de blanco. En la acogedora comodidad de mi estudio, estoy sentado al lado de la chimenea y reflexiono.
Recuerdo el primer verano, cuando nos mudamos a este lugar. Al otro lado del jardín, el olmo estaba envuelto en una lucha de vida o muerte con una enredadera kudzu. Esta, de hojas anchas, iba ganando y ahogando la vida del desafortunado árbol. Mirando hacia el arroyo, vi otros árboles que ya habían muerto. Sus ramas muertas habían caído y sus troncos, todavía señalando hacia el cielo, estaban cubiertos de serpenteadas viñas. Simplemente estaban esperando que el próximo viento fuerte los derribara.
Aunque había llegado demasiado tarde para salvar a los otros árboles, estaba determinado a rescatar al olmo. Con mi afilada podadora de acero en la mano, ataqué la enredadera kudzu con toda el alma, cortando todos sus tallos alrededor del árbol. Las grandes tenían cinco centímetros de diámetro, y las más pequeñas poco más de un centímetro. Finalmente, me retiré de la lucha y esperé que la naturaleza siguiera su curso. Al cabo de una semana, las hojas de la enredadera se habían marchitado y me imaginé que el olmo respiraría con más facilidad.
Pronto, el verano se convirtió en otoño, y este en invierno. Cuando llegó la primavera, el olmo desarrolló sus delgadas hojas en feliz desafío a los zarcillos grises que todavía colgaban con flaccidez sobre sus ramas. Cuando llegó el verano otra vez, las ramas muertas de la enredadera kudzu se habían caído y el olmo había cobrado nueva vida.
Desde entonces, he observado pasar muchas estaciones. He visto al olmo beber las lluvias primaverales, absorber los rayos de sol veraniego, dejar caer sus hojas con los vientos otoñales y vestirse del hermoso blanco invernal.
Hoy, mientras estoy sentado al lado de la chimenea, mirando el paisaje helado por la ventana, también reflexiono en las estaciones de mi vida y mi carrera como consejero matrimonial. Pienso en los cuarenta y dos años que Karolyn y yo hemos vivido juntos como marido y mujer, y recuerdo que nosotros también hemos pasado por muchos inviernos, primaveras, veranos y otoños.
Una vez escuché a un orador decir que hay cuatro estaciones en el matrimonio. Como lo explicó él, comenzamos como jóvenes en la primavera de la vida, entusiasmados con el futuro. Luego llega el verano, cuando nos dedicamos a nuestras vocaciones y tal vez a la crianza de los hijos. Después del verano llega el otoño, cuando los hijos se van del hogar y quedamos solos de nuevo. Luego, en nuestros años finales de la vida, experimentamos el invierno. Aunque hay algo de verdad en esta analogía, me parece una descripción demasiado simplista del matrimonio.
Mi experiencia, tanto en mi caso propio como aconsejando a parejas durante más de treinta años, sugiere que los matrimonios están constantemente en un estado de transición, moviéndose de continuo de una estación a otra, tal vez no todos los años, como en la naturaleza, pero sí cierta y constantemente. Algunas veces, nos encontramos en invierno, desalentados, separados e insatisfechos; otras veces experimentamos la primavera, con su frescura, esperanza y anticipación.
En otras ocasiones, nos deleitamos en el sol del verano, y estamos cómodos, tranquilos, disfrutando de la vida. Y luego llega el otoño, con su incertidumbre, negligencia y temores. El ciclo se repite muchas veces a través de la vida de un matrimonio, igual que las estaciones se repiten en la naturaleza.
El propósito de este libro es describir estas estaciones que se repiten en un matrimonio, para ayudarte a ti y a tu cónyuge a identificar en qué estación está el vuestro, y mostrarte cómo salir de la inestabilidad del otoño o de la soledad y frialdad del invierno para llegar a la esperanza de la primavera y a la intimidad del verano. Las siete estrategias que se presentan en la segunda parte de la obra no evitarán que tu matrimonio experimente el otoño o el invierno, pero te presentarán pasos positivos que puedes dar para sacarle el mayor provecho posible a cada estación, prepararte para la siguiente y hacer avanzar tu matrimonio para que llegue a la primavera y al verano.
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