Barbara Braj - Susy Grossi LOS NIÑOS COCINAN RECETAS Y CONSEJOS EDITORIAL DE VECCHI A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U. Traducción de Guadalupe Romero Ramos.
Proyecto gráfico de la cubierta de Design 3. Fotografías de Marco Giberti. © Editorial De Vecchi, S. A. 2016 © [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA ISBN: 978-1-68325-271-9 El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. (Artículo 270) Índice
Introducción
Acercar a los niños al arte de la cocina es una gran idea por una serie de motivos. (Artículo 270)
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Acercar a los niños al arte de la cocina es una gran idea por una serie de motivos.
En primer lugar, el hecho de entrar en un reino que comúnmente pertenece sólo a los mayores hace que se sientan más cerca de la familia y del mundo de los adultos en general. La ilusión y la responsabilidad serán tan grandes que los pequeños se sentirán muy importantes, y por ello evitarán comportarse de manera caprichosa y causarán menos desperfectos de los que se podría imaginar. Por otra parte, enseñar a los niños a cocinar es una manera de orientarlos hacia una correcta «educación alimentaria», porque aprenden a distinguir entre los hábitos que resultan dañinos y aquellos que, sin embargo, deben adquirir. Este aspecto es fundamental (¡no hay que olvidarlo!), ya que los niños y los jóvenes suelen adoptar los comportamientos del medio social en el que crecen y se mueven, y aquí está incluido el tema de la alimentación. La necesidad de ser aceptados por sus coetáneos y de sentir que forman parte de un grupo les hace seguir todos los consejos publicitarios y las «modas» imperantes. En este sentido, unos padres que proponen a sus hijos que aprendan a cocinar les están enseñando que no hay una relación directa entre comer un determinado producto y tener éxito en la vida. En este sentido, unos padres que proponen a sus hijos que aprendan a cocinar les están enseñando que no hay una relación directa entre comer un determinado producto y tener éxito en la vida.
Familiarizarse con la comida (no sólo con lo que encuentran en el plato, sino también con los productos frescos y sin preparar que existen en el mercado) ayudará a los niños y a los adolescentes a comprender la composición de los alimentos y a divertirse, como si de un juego se tratase, uniendo ingredientes diversos para crear platos atractivos que satisfacen la vista y el paladar, con el orgullo que supone el trabajo bien hecho. Probablemente, acabarán apreciando la comida que se les prepara a diario, incluidos aquellos platos que no les agradan mucho. Además, les resultará interesante saber cómo su cuerpo, al que todavía no conocen demasiado bien, utiliza los alimentos ingeridos para crecer. Pero, ¿cómo hacer que intervengan los niños en estas tareas tan novedosas para ellos? En primer lugar, tendremos que recordar a los nuevos cocineros que deben lavarse las manos antes de cada «operación», explicándoles la importancia de este acto. Después les daremos un delantal, a ser posible de colores y personalizado, y les explicaremos para qué sirven los diferentes utensilios que se necesitan para elaborar la receta elegida, subrayando su posible peligrosidad y el modo de utilizarlos correctamente. En nuestra opinión, se debería comenzar por las recetas que incluyen la preparación de rellenos, o las pizzas, porque son las más fáciles de elaborar y las más divertidas, ya que permiten al niño poder mezclar, untar y amasar.
En lo que respecta a la cocción de los alimentos, se aconseja utilizar los aparatos normales de casa, evitando los utensilios de las cocinitas de juguete, que disminuirían la calidad de los platos. Es obvio que un adulto deberá estar siempre presente y, según la edad y la madurez de los «cocineros», tendrá que intervenir en las fases más arriesgadas: poner la comida en el fuego, colar la pasta, cortar, triturar, utilizar el horno, la tostadora, etc. (). En este sentido, hay que tener en cuenta que, en algunos casos, la batidora eléctrica puede sustituirse por un batidor manual, con manivela o de varillas; el queso puede rallarse a mano o comprarse ya rallado, etc.
Educar el paladar... y conocer los alimentos
La vida de los niños y de los adolescentes se caracteriza por sus múltiples actividades: la escuela, los deberes, los deportes y sus preciados momentos de ocio con sus coetáneos: pequeños y mayores pasan la mayor parte del tiempo fuera de casa, por lo que es muy difícil controlar su alimentación.
Las tentaciones son muchas, de la bollería a la comida rápida, pasando por los caramelos y las chucherías. Todo esto hace que pierdan el apetito, es decir, el instinto primario que, con carácter cíclico, aparece a lo largo del día. Desayuno, comida, merienda y cena, incluido algún tentempié (especialmente si se practica algún deporte), son unas pautas sobre la alimentación que suponen una garantía para el resto de la vida, que lograrán que el niño, que luego se convertirá en joven y más tarde en adulto, mantenga una relación equilibrada con la comida, y pueda disfrutar con alegría de esos momentos del día y encontrarse con los amigos delante de una buena mesa. El papel de los padres es fundamental para crear una buena relación entre el niño y los alimentos: el pequeño ya no recibe la comida de manera pasiva como cuando era un recién nacido. Ayudarle a desempeñar su papel en la mesa forma parte de su educación. Es muy importante enseñarle, de manera divertida, a que escuche su propio cuerpo y actúe según sus propias exigencias físicas, en lugar de dejarse llevar por la gula.
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