PUESTA EN MARCHA
Esta sección inicial es una introducción a los estiramientos. Es muy importante leer detenidamente «Cómo practicar estiramientos», para entender el modo de hacer los ejercicios del resto del libro. Si es su primera aproximación a los estiramientos, la sección «Puesta en marcha» le guiará para realizar una serie de ejercicios sencillos.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, millones de personas han descubierto lo beneficioso que es hacer ejercicio. En todas partes hay gente que corre, anda en bicicleta, patina, esquía, nada o juega al tenis. ¿Qué persigue? ¿A qué obedece este relativamente reciente interés por la buena forma física?
Numerosos estudios demuestran que las personas activas tienen una vida más satisfactoria. Tienen más vigor, resisten mejor las enfermedades y se mantienen en forma. Tienen más seguridad en sí mismas, se deprimen menos y, a menudo, incluso en etapas tardías de la vida, continúan trabajando con energía en nuevos proyectos.
Las investigaciones médicas prueban que, en gran medida, la mala salud está ligada de forma directa al descuido de la práctica de ejercicio físico. Cobrar conciencia de este hecho, junto a un conocimiento más profundo del cuidado de la salud, ha cambiado el estilo de vida de muchas personas. El entusiasmo que observamos en nuestros días por el ejercicio no es un capricho. Nos hemos dado cuenta de que el único modo de prevenir las enfermedades causadas por la inactividad es permanecer activos, no durante un mes o un año, sino toda la vida.
Nuestros antepasados no padecían los problemas que conlleva la vida sedentaria; trabajaban duro para sobrevivir. Se mantenían fuertes y sanos gracias a un trabajo al aire libre dinámico y constante, que consistía en talar, cavar, labrar, plantar, cazar y otras actividades similares. Con la llegada de la Revolución Industrial, las máquinas empezaron a hacer el trabajo que hasta entonces se realizaba de forma manual. A medida que nos hicimos menos activos, comenzamos a perder fuerza y el instinto para el ejercicio espontáneo.
Obviamente, las máquinas han simplificado nuestra vida, pero también han creado problemas importantes. En lugar de caminar, conducimos; preferimos el ascensor a subir escaleras; pasamos la mayor parte de nuestras vidas sentados cuando una vez fuimos activos de forma casi permanente. Los ordenadores nos han hecho aún más sedentarios. Los músculos se convierten en almacenes de tensiones no liberadas si no practicamos algún ejercicio a diario. Sin una válvula de escape natural para esas tensiones, se vuelven débiles y rígidos, y nosotros perdemos el contacto con nuestra naturaleza física, nuestra energía vital.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. Hemos aprendido que podemos ejercer una influencia directa sobre la salud, prevenir el deterioro físico y las enfermedades. La actitud resignada a sentarse y a anquilosarse se ha acabado. Hemos vuelto a descubrir las bondades de una vida saludable y activa y hacemos ejercicio. Lo que es más, podemos reanudar una vida más gratificante y sana a cualquier edad.
La capacidad de recuperación del cuerpo es impresionante. Por ejemplo, un cirujano hace una incisión, extirpa o corrige el problema y vuelve a coser al paciente. A partir de este instante, el cuerpo toma la responsabilidad y se cura por sí solo. La naturaleza termina el trabajo del cirujano. Todos tenemos la capacidad, que parece milagrosa, de recuperar la salud, bien sea después de una intervención drástica como es una operación quirúrgica o tras acabar con una condición física precaria consecuencia de la falta de ejercicio físico y una mala dieta.
¿Qué tienen que ver los estiramientos con todo esto? Constituyen un eslabón fundamental entre la vida sedentaria y la vida activa, pues mantienen los músculos ágiles y flexibles, preparan el cuerpo para el ejercicio y ayudan a llevar a cabo la transición diaria de la inactividad a la actividad dinámica sin excesivo estrés. Son especialmente importantes si se practican deportes vigorosos como andar en bicicleta, correr o jugar al tenis, pues estas actividades provocan rigidez y reducen la flexibilidad. Practicar estiramientos antes y después del ejercicio mantendrá el cuerpo flexible y lo protegerá de lesiones típicas (por ejemplo, problemas en la rodilla derivados de correr o dolor en los hombros o los codos a causa del tenis).
Debido al gran número de personas que hace ejercicio en la actualidad, es necesaria una información correcta. Hacer estiramientos resulta fácil pero, cuando se practican de forma inadecuada, pueden causar más daño que beneficio. Por esta razón, es fundamental entender las técnicas correctas.
Durante los últimos treinta años he trabajado con equipos de atletas, tanto aficionados como profesionales, y he participado en diferentes seminarios de medicina deportiva en Estados Unidos. He tenido la oportunidad de enseñar a los deportistas que practicar estiramientos es un modo sencillo e indoloro de ponerse a punto para el ejercicio. A ellos les han parecido ejercicios amenos y fáciles de hacer. Estirarse con regularidad y de forma correcta les ha ayudado a evitar lesiones y a alcanzar resultados a la altura de su potencial.
Los estiramientos, cuando se realizan correctamente, hacen que nos sintamos bien, pero no hay que forzar los límites ni intentar ir un poco más allá todos los días. Su práctica no debería convertirse en una competición personal para ver hasta dónde puede estirar cada uno; por el contrario, los estiramientos han de adaptarse a la estructura muscular y a la flexibilidad individuales y a niveles de tensión variables. La clave está en la regularidad y la relajación, y la meta es reducir la tensión muscular y, como consecuencia, adquirir mayor facilidad de movimiento. No se trata de conseguir una flexibilidad extrema, pues a menudo intentar lograr ese resultado a través de los estiramientos conduce a un estiramiento excesivo y a lesiones.
Podemos aprender mucho de la observación de los animales. Basta con fijarse en un gato. De forma instintiva sabe cómo estirarse. Lo hace de manera espontánea, nunca se estira demasiado, y constantemente y de modo natural pone a punto los músculos que tendrá que utilizar.
Estirarse no es estresante. Por el contrario, es reposado, relajante y no es competitivo. Las sensaciones sutiles y renovadoras que induce el estiramiento permiten conocer mejor nuestros músculos. Nadie debe adaptarse a una disciplina estricta, pues los estiramientos se ajustan totalmente a cada individuo, permitiéndole disfrutar siendo él mismo.
Cualquier persona puede estar en forma con el enfoque adecuado. No es necesario ser un gran atleta, pero debe hacerse paso a paso, sobre todo al empezar. Resulta importante dar a la mente y al cuerpo tiempo para ajustarse al estrés de la actividad física, por tanto hay que empezar con tranquilidad y ser regular. No es posible ponerse en forma de un día para el otro.
Al practicar estiramientos regularmente y hacer ejercicio con frecuencia, se aprende a disfrutar del movimiento. Cada persona es un ser físico y mental distinto, que tiene ritmos propios que le producen placer y bienestar. Todos tenemos fuerza, resistencia, flexibilidad y temperamentos diferentes. Si cada uno aprende a conocer su cuerpo y sus necesidades, podrá desarrollar su potencial personal y, de forma gradual, construir un fundamento duradero para su bienestar físico que perdurará toda la vida.