JOHN L. AUSTIN (Lancaster, Reino Unido, 1911 - Oxford, id., 1960) Filósofo británico. Principal representante de la denominada «filosofía del lenguaje ordinario» de Oxford, John L. Austin se distinguió en esta universidad como estudioso de lenguas clásicas, hasta que en 1933 fue acogido como fellow en el All Souls College.
Más tarde pasó a ser fellow tutor del Magdallen College, también en Oxford. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en los servicios de inteligencia del ejército británico, donde alcanzó el grado de teniente coronel. En 1952 obtuvo la cátedra de filosofía moral de Oxford.
En su obra más importante, titulada Cómo hacer cosas con palabras (1962), J. L. Austin llevó a cabo una serie de análisis del lenguaje bajo el principio general de que la mayoría de problemas filosóficos desaparecerían si las palabras se usasen de modo adecuado. En especial, esta obra impuso los conceptos de «acto de habla» y de «fuerza ilocucionaria», que dieron mayor precisión y alcance práctico a las teorías del «segundo» Wittgenstein, y a sus críticas a la concepción logicista y referencialista del lenguaje.
Título original: How to do things with words
John L. Austin, 1962
Traducción: Genaro R. Carrió & Eduardo A. Rabossi
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[*] En la composición de esta nota preliminar hemos usado, quizás abusivamente, diversos materiales cuya nómina deseamos consignar aquí. 1) Para el primer apartado, donde intentamos una caracterización general del cuadro de ideas sobre las que hay que proyectar la labor de Austin si se quiere apreciarla en su contexto, hemos recurrido a diversos artículos de la Encyclopaedia of Philosophy, preparada bajo la di rección de Paul Edwards y publicada en 1967 por The Macmillan Company & The Free Press. Nueva York, y Collier Macmillan Co. Ltd.. Londres. Hemos utilizado así las contribuciones de Anthony Quinton. “British Philosophy” (t. I. págs. 369-96); Charles E. Caton. “Artificial and Natural Languages” (t. I. págs. 168-71); Warner Wick, “Aristotelianism”, (t. I. págs. 148-61); W. Hamlyn. “History of Epistemology” (t. III, págs. 8-38); William P. Alston. “Language” (t. IV. págs. 384-90); Norman Kretzman. “History of Semantics” (t. Vil. págs. 538-406). y Edmund J. Furlong. “Wilson. John Cook” (t. VIII. págs..318-19). También, hemos utilizado la obra de John Passmore One Hundred Years of Philosophy Gerald Duckworth & Co. Ltd., Londres, ed. 1966. Caps. IX. X y XVIII, y las compilaciones Philosophy and Ordinary Language. dirigida por Charles E. Caton, University of Illinois Press. 1963. y Ordinary Language, dirigida por V. C. Chapell. Prentice Hall, Nueva Jersey. 1964. En lo que concierne a la forma como se aprecia en Oxford la obra de Aristóteles, nos hemos dejado guiar por la Concise Encyclopaedia of Western Philosophy and Philosophers, preparada bajo la dirección de J. O. Urmson y publicada en 1960 por Hutchison, Londres. 2) Para el segundo apartado, que intenta presentar un bosquejo del pensamiento y método de Austin, hemos utilizado los siguientes materiales: a) el ensayo de Stuart Hampshire “J. L. Austin” publicado en los Proceedings of the Aristotelian Society, New Series, vol. LX, págs. 1 a 14; b) el artículo de G. I. Warnock “John Langshaw Austin”. publicado en los Proceedings of the British Academy, volumen XLIX, págs. 345-63; c) el articulo de David Pears “Wittgenstein and Austin”, incluido en la compilación British Analytical Philosophy, dirigida por Bernard Williams y Alan Montefiore, publicada por Routledge & Kegan Paul, Londres, 1966, págs. 17-39; d) el artículo sobre Austin publicado por J. O, Urmson en The Encyclopaedia of Philosophy arriba citada (t. I, págs. 211-14); y e) el libro de Passmore citado más arriba, cap. XVIII.
Al indicar aquí la bibliografía básica utilizada, a la que hay que agregar, claro está, la obra del propio Austin, nos evitamos colocar las numerosas notas que, de no haber seguido este procedimiento, deberíamos haber insertado reiteradas veces en el texto con el consiguiente daño a su legibilidad.
[1] Como apéndice de esta nota preliminar insertamos una nómina de los trabajos de J. L. Austin.
[2] En el reciente libro de K. T. Farm (ed.), Symposium on Austin, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1969, puede encontrarse una excelente recopilación de trabajos de diversos autores que discuten distintos aspectos de la obra de Austin. La parte cuarta de la obra está dedicada a How to Do Things with Words. El libro contiene también una exhaustiva bibliografía.
[1] Por supuesto, nunca es realmente correcto decir que una oración es un enunciado. Mas bien lo correcto es decir que la oración es usada al hacer un enunciado. El enunciado mismo es una “construcción lógica” a partir de las formulaciones de enunciados.
[*] “Constatativo” es. por supuesto, un neologismo derivado del galicismo “constatar”. Austin usa “constative” que, en inglés, también es un neologismo. (T.)
[2] “Realizativo" es un neologismo derivado de “realizar”. Lo mismo ocurre, en el original inglés, con “performative”. derivado del verbo “to perform”. Austin aclara, más adelante, por qué ha elegido esa expresión. Esas mismas razones pueden extenderse a “realizativo”. (T.)
[2] Todo lo que digo en estos apartados es provisional, y debe ser revisado a la luz de lo que se expresa más adelante.
[3] Los juristas debieran ser, entre todos, los más conscientes del verdadero estado de cosas. Algunos, quizá, ya lo son. Sin embargo están dispuestos a entregarse a su medrosa ficción de que un enunciado “de derecho” es un enunciado de hecho.
[4] Esto no es casual: todos ellos son realizativos “explícitos” y pertenecen a esa clase avasalladora que más adelante llamaremos la de los “ejercitativos”.
[5] En el original inglés se alude a una ceremonia nupcial se ejemplifica con las palabras “I do” dichas por el novio. J. O. Urmson incluyó allí la siguiente nota: “Austin advirtió demasiado tarde que la expresión «I do» no se usa en la ceremonia nupcial; ya no podía enmendar su error. No hemos modificado su ejemplo porque el error carece de importancia filosófica”. Nosotros hemos reemplazado^ aquí y en el resto del libro, los ejemplos referentes al acto de casarse porque los contrayentes no emplean, entre nosotros, expresiones realizativas ni otras que puedan confundirse con ellas. (T.)
[6] Menos aún algo que ya he hecho o que no he hecho todavía.
[7] Las oraciones forman una clase de “expresiones lingüísticas”. Esta clase debe ser definida, según pienso, en forma gramatical. Tengo mis dudas, empero, de que se haya dado ya una definición satisfactoria. Las expresiones realizativas son contrastadas, por ejemplo y esencialmente, con las expresiones “constatativas”. Emitir una expresión constatativa (es decir, emitirla con una referencia histórica) es hacer enunciado. Emitir una expresión realizativa es, por ejemplo, hacer una apuesta. Ver infra lo relativo a “ilocuciones”.
[8] En otras ocasiones usé la palabra “realizatoria” (“performatory”), pero ahora prefiero “realizativa” porque es menos fea, más manejable, y porque su formación es más tradicional.
[9] Debo esta observación al profesor H. L. A. Hart.
[10] No me propongo excluir a todos los otros participantes que no aparecen en el escenario: los iluminadores, el director, ni siquiera el apuntador. Sólo objeto a algunos oficiosos actores reemplazantes.