David Attenborough - La vida a prueba

Desde que la ciencia empezó a estudiar de una manera sistemática el comportamiento de los seres vivos, las sorpresas no han dejado de sucederse. Las estrategias para enfrentarse a la lucha por la supervivencia son tan variadas y complejas, que pronto resultó indispensable la dedicación de especialistas a la observación de un número cada vez más reducido de especies, hasta llegar al extremo de que todo un grupo de biólogos y etólogos han de dedicar, en algunos casos, muchos años de su vida al estudio y observación de una única especie animal. Sólo de esa manera pueden estar seguros de desentrañar una parte del comportamiento de la especie a la que dedican sus esfuerzos. Las obras en las que se recopilan estos trabajos se dan a conocer periódicamente, aunque es indudable que al público no especializado le resulta imposible acceder a tan copiosa y erudita documentación. Son necesarias, pues, las obras que divulguen, de manera sintética pero rigurosa, todos los descubrimientos que se producen en este campo durante cierto período de tiempo.

En La vida a prueba, David Attenborough cumple con esta finalidad divulgativa de modo extremadamente brillante. Haciendo gala de su habilidad como escritor y de su eficacia como naturalista, narra con entusiasmo y rigor las increíbles circunstancias en las que los individuos de diferentes especies superan las dificultades que la naturaleza ha puesto en el camino de la supervivencia.

Los primeros capítulos de esta obra recogen varios modelos empleados por diferentes especies para asegurar su reproducción. Desde la puesta periódica de millones de huevos que se abandonan a su suerte, hasta la crianza mimada de un único descendiente, las especies animales despliegan toda una panoplia de posibilidades que Attenborough resume de forma lúcida. La distinción, en esta fase del desarrollo animal, de los comportamientos heredados y los aprendidos, aun cuando sea de forma muy automática, es de primordial importancia para la comprensión de los mecanismos de la vida, por lo que Attenborough da cuenta de ello con ejemplos claros y comprensibles.

Los comportamientos propios de los carnívoros quizá sean los más conocidos por el público debido a que han sido ampliamente divulgados por su espectacularidad. Los herbívoros, sin embargo, también se enfrentan a numerosas dificultades para alimentarse y han de emplear ingeniosas estrategias para vencerlas: savias venenosas, semillas con vainas impenetrables, hojas coriáceas y tallos espinosos o urticantes no son obstáculo para algunos animales que han convertido a tales plantas en su alimento predilecto. En las páginas de este libro aparece un variado muestrario de estrategias defensivas y ofensivas que convierten el simple hecho de alimentarse en un drama cotidiano.

Entre las muchas adaptaciones evolutivas que han desarrollado las especies animales, la existencia o la carencia de hábitos territoriales configura uno de los rasgos más llamativos del comportamiento. La vida de algunos animales transcurre dentro de los límites de un territorio muy reducido, mientras que la de otros se extiende a áreas tan grandes que prácticamente se les puede considerar nómadas; y todavía los hay que recorren periódicamente enormes distancias realizando migraciones que rozan lo imposible en relación con los medios de que disponen. Estos comportamientos, junto con las habilidades constructivas de algunas especies, son descritos por David Attenborough en los capítulos centrales de la obra.

Aprovecharse del trabajo de otros a la hora de instalar un hogar es una de las técnicas practicadas por especies tan distintas como las cotorras, los cangrejos o las mangostas. Pero no siempre una especie se aprovecha de otra sin dar nada a cambio, pues en el mundo animal también existen asociaciones en las que el huésped presta buenos servicios a quien le hospeda. Además de otros casos de colaboración entre especies muy distintas, aquí se relata la curiosa conducta de algunos feroces carnívoros que protegen y alimentan a ciertos animales que perfectamente podrían ser sus presas.