Edward De Bono - La revolución positiva

El doctor Edward de Bono ha escrito treinta y dos libros, algunos de los cuales han sido traducidos a veinticuatro idiomas: ruso, japonés, chino, coreano, árabe, hebreo, urdu, bahasa, etc. Ha sido invitado a dar conferencias en cuarenta y cinco países, y está considerado como la mayor autoridad mundial en lo que se refiere al pensamiento creativo y a la enseñanza directa de técnicas de pensamiento. Ha sido el creador del término «pensamiento lateral», incluido en el Oxford Dictianary. Obtuvo una beca Rhodes para estudiar en Oxford y ejerció la docencia en las universidades de Oxford, Cambridge, Londres y Harvard.

El doctor de Bono comenzó ejerciendo la medicina y la psicología. En el curso de esta labor, tuvo la posibilidad de investigar los complejos sistemas de interacción del cuerpo humano. Luego, su trabajo en el campo de la informática hizo que se interesara particularmente en ciertos aspectos del pensamiento, como los perceptivos y creativos, que los ordenadores no pueden reproducir. Su mayor aporte ha sido el de idear basándose en el comportamiento de los sistemas autoorganizativos, métodos sencillos, destinados a mejorar el pensamiento humano, como por ejemplo la palabra «po» y las técnicas deliberadamente provocativas del pensamiento lateral.

En la actualidad, el curso ideado por el doctor de Bono para la enseñanza directa del pensamiento en las escuelas (CoRT) se aplica a millones de niños de todo el mundo. Algunos países lo han incorporado como materia obligatoria en todas las escuelas. Asimismo, organismos gubernamentales y empresas líderes en todo el mundo, como Exxon, NTT (Japón), IBM y Du Pont han puesto en práctica sus métodos. Su técnica de los «seis sombreros» tiene una amplia difusión en el ámbito de los negocios y en otras áreas.

Las características principales del concepto formulado por el doctor de Bono se basan en factores constructivos, creativos y positivos. El doctor de Bono también centra su teoría en el aspecto perceptivo del pensamiento, destacando su importancia fuera de las áreas técnicas. Estos son los elementos que lo impulsan a desafiar el pensamiento tradicional caracterizado por su énfasis en la negatividad crítica y la lógica. Como resultado de ello, sus ideas han sido incomprendidas por algunos de los pensadores más conservadores.

Aunque los fundamentos sean complejos, el doctor de Bono procura diseñar métodos y hábitos muy sencillos, prácticos y fáciles de adoptar. A eso se debe que su obra haya tenido tanta difusión.

Asimismo, millones de televidentes han tenido ocasión de ver tres programas televisivos realizados por el doctor de Bono.

¿Por qué preocuparse? Esta es una frase sensata que describe una estrategia sensata. Siga su camino. Ocúpese de sus cosas. Métase dentro de un pequeño hoyo dentro de este complejo mundo, y luego siéntase feliz y contento dentro de su escondite. Preocuparse por los demás es una tarea demasiado vana y difícil. Dejemos esa tarea en manos de aquellos que sienten la motivación de cambiar el mundo. El mundo siempre perdurará más que nosotros.

No voy a disentir de este punto de vista, sino que daré un rodeo a fin de dirigirme a aquellos que saben que forman una parte inseparable del mundo en que viven: su propio mundo interior, el mundo de la comunidad local y el mundo en general. Dejemos que los demás pasten felices como vacas en el campo, felices sabiendo que hoy cuentan con pastura.

Siempre me he ocupado del pensamiento humano porque opino que juega un papel crucial en la felicidad y en el desarrollo del ser humano, tanto en lo inmediato como a largo plazo. Creo que nos hemos ocupado relativamente poco del pensamiento, y que nos hemos contentado con una fluidez de argumentos y con la capacidad de atacar y defender posturas. Por desgracia esta forma de pensar carece de las energías creativas, constructivas y meditadas que verdaderamente necesitamos para avanzar. De hecho, el énfasis absurdo que concedemos a la negatividad obstaculiza enormemente dicho avance.

No obstante, este libro no trata sobre hábitos y métodos de pensamiento, sino sobre el medio y el ámbito en dónde aplicarlos. Si tenemos una predisposición negativa, nuestra capacidad de pensamiento nos ayudará a ser negativos. En cambio, si estamos dispuestos a tener una actitud positiva, nuestras habilidades relativas al pensamiento nos conducirán en dicha dirección. Esto significa más que una predisposición emocional que se aplica en cada momento. Es la actitud fundamental de nuestro ser.

Existen demasiadas personas que creen que la evolución natural controlada por la negatividad crítica nos conducirá a las ideas que necesitamos, así como la evolución darwiniana perfeccionó una gran variedad de formas de vida. Esta es una falacia peligrosa. La evolución es muy lenta, muy desordenada, muy desorganizada, y es incapaz de hacer el mejor uso de los recursos disponibles. Las ideas y las instituciones inadecuadas, aunque no calamitosas, sobrevivirán intactas y se defenderán, evitando así un uso más efectivo de los recursos. Esa ha sido siempre la base lógica de una revolución.

Este libro está dirigido a quienes advierten esta necesidad lógica.

La negatividad tiene una función útil que cumplir en lo relativo al cambio de valores: ejerciendo presiones sobre las formas; limitando los excesos, eliminando los defectos a fin de mejorar una idea, y formando la conciencia de la sociedad. Pero es necesario que las energías constructivas y creativas estén presentes para lograr el avance firme, paso a paso, que conforma la base para la revolución positiva. Cómo generar estas energías constructivas es el meollo de la revolución positiva.

Esta es una guía revolucionaria sumamente seria. El mayor poder de esta revolución seria reside en que no se la tome en serio. No hay mayor poder que ser efectivo y no ser tomado en serio. De ese modo, uno puede proseguir sin verse entorpecido por el alboroto, los roces o la resistencia de aquellos que se sienten amenazados.

En la revolución positiva no existen los enemigos. Las revoluciones tradicionales son negativas, y su energía reside en estar en contra de determinadas cosas. La única energía de la revolución marxista provenía de su lucha contra el capitalismo. En cuanto dicha lucha tuvo éxito, el nuevo sistema fracasó por inercia, puesto que la lucha se convierte únicamente en un recuerdo ancestral.

¿Es posible realizar una revolución sin la furia, el odio y la pasión que implica estar «en contra» de algo? ¿Es posible realizar una revolución sin el sentido de misión y de energía focalizada que genera un «enemigo»? Muchos dirían que no lo es. Esas personas están encerradas en el hábito de pensamiento obsoleto y tedioso, basado en el argumento: «Yo tengo razón–usted está equivocado».

De hecho, la justicia es una fuente tradicional de energía. Una visión simplista de un enemigo proporciona cohesión, opiniones compartidas y una sensación de camaradería a los revolucionarios profesionales. Pero la revolución positiva no se aplica a los revolucionarios profesionales, sino a las personas comunes, a aquellos aficionados que pueden realizar cambios, milímetro a milímetro. Una revolución positiva no es el choque poderoso de la «lógica pétrea» de las ideologías brutalmente arrogantes, sino el poder lento y firme de la «lógica líquida», que tiene la capacidad de dar un rodeo y de filtrarse.

Las armas de la revolución positiva no son balas ni bombas, sino simples percepciones humanas. Las balas y las bombas pueden otorgar un poder físico, pero al final únicamente funcionan si cambian las percepciones y los valores. Entonces, ¿por qué no tomar el camino directo y trabajar con las percepciones y los valores?

En la revolución positiva no existen los enemigos. Incluso a aquellos que disfrutan siendo enemigos se les debe negar este legítimo placer. Algunos pocos se adherirán de inmediato a la revolución positiva. Otros lo harán más tarde, cuando se ponga de moda. Existen muchos, incluyendo a los enemigos, que la dejarán pasar inadvertidamente. La mayoría no tendrá conciencia de lo que está ocurriendo hasta que el proceso esté muy avanzado.