José Ramón Alonso
Historia del cerebro
© José Ramón Alonso Peña , 2018
© Talenbook, s.l., 2018
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Guadalmazán • Colección Divulgación científica Edición de María Ávila Ebook: R. Joaquín Jiménez R.
Director editorial Antonio Cuesta www.editorialalmuzara.com pedidos@almuzaralibros.com - info@almuzaralibros.com ISBN: 978-84-17547-95-0
A José Aijón. Mi obra es suya.
Agradecimientos:
Quiero agradecer sus lecturas, comentarios y correcciones a Antonio García Cordero, Juan A. de Carlos, Antonio Cuesta y Catalina González. Ellos hicieron que este libro sea mejor de lo que era.
Presentación El cerebro humano es la estructura biológica más compleja que conocemos. Cerca de ochenta y seis mil millones de neuronas conectadas entre sí por billones de contactos, con sofisticados mecanismos de regulación y respuesta, encargadas de las funciones fundamentales para nuestra supervivencia como individuos y como especie, hacen que el estudio del sistema nervioso sea una de las fronteras del conocimiento más importantes para la humanidad.
Gran parte de los aspectos clave que nos definen como seres humanos residen en el cerebro: la capacidad de hablar y de amar, el poder para transmitir nuestras historias y conocimientos a la generación posterior, la destreza para fabricar herramientas y artilugios, desde hachas de piedra a bombas atómicas, de vacunas a naves espaciales; la capacidad de planificar, bailar, cantar, la literatura, la pintura, la ciencia y la tecnología… todo surge del cerebro humano.
Siempre hemos querido saber dónde residía el genio y cómo surgía la locura, qué era aquello que nos distinguía de los animales, si éramos el receptáculo de espíritus pensantes o un autómata que respondía de forma refleja a los estímulos que le llegaban. De Galeno a Cajal, de Descartes a Rita Levi-Montalcini hemos escudriñado a lo largo de la historia qué se escondía dentro de nuestro cráneo y cómo nos convertía en quienes éramos. Estudiar la historia del cerebro a lo largo de los siglos es una lección de ciencia y de historia, una introducción a la evolución del pensamiento, a la visión del hombre en cada época, a una historia llena de pasiones y de creatividad, de personajes conocidos y otros olvidados, de ideas arrastradas por el torrente de los tiempos y otras que, incluso las rechazadas, siguen entre nosotros.
La mirada sobre el cerebro ha ido cambiando a lo largo de la historia. Los egipcios, que conservaban hasta la placenta para que el difunto pudiera volver a nacer en la vida futura, arrancaban el cerebro a trozos y lo tiraban a la basura. Los griegos, con Hipócrates y Aristóteles como figuras clave, discutieron si era el cerebro o era el corazón el que regía nuestros destinos y tomaba nuestras decisiones. La llegada del cristianismo buscó un lugar para el alma, un camino que cristalizó en las ideas de Descartes sobre la glándula pineal, pues al final hay pocas estructuras impares en un cerebro simétrico. El Renacimiento devolvió la mirada al hombre y Leonardo, Vesalio y Paré estudiaron la estructura del cerebro sano y el enfermo, mirando en el sitio donde estaban las respuestas: dentro del cráneo. La Ilustración abrió la puerta a la física del cerebro (electricidad, magnetismo) y también a su química (gases, átomos) pero fue en el siglo xix cuando por primera vez buceamos en profundidad en esa masa gelatinosa y fuimos comprendiendo de qué estaban hechos los sueños. El siglo xx , el siglo de la biomedicina, entendió las neuronas y las sinapsis, descubrió los transmisores y los receptores pero, sobre todo, se enfrentó a la enfermedad mental: con electrochoques, infecciones de malaria, lobotomías, antibióticos, vacunas y psicofármacos; pero ya no había marcha atrás, no volverían las cadenas con las que durante siglos habíamos sujetado a la pared a las personas cuyo sistema nervioso no funcionaba bien.
El estudio del conocimiento sobre el sistema nervioso permite un recorrido apasionante de la historia de la humanidad. Ha sido un proceso de búsqueda de la verdad, de entender cómo funciona el ser humano, de preguntarse acerca de dónde reside nuestra individualidad, nuestra consciencia, nuestra personalidad, ese «yo» que consideramos inmutable pero que cambia todos los días. El enfoque mayoritario ha sido utilizar un método analítico, estudiar sus componentes y después averiguar su papel e importancia en el funcionamiento conjunto del cerebro. De este modo, se ha podido comprobar que los principios moleculares y celulares de la actividad cerebral son notablemente similares en animales tan lejanos filogenéticamente como las moscas, los calamares y los seres humanos. En muchos aspectos estructurales y funcionales, la organización cerebral es tan parecida entre otros mamíferos y el hombre que mucho de lo que conocemos sobre nuestro cerebro proviene de lo aprendido en animales de experimentación, en particular ratas y ratones. En este camino cruento, hemos avanzado más en los últimos treinta años que en los anteriores treinta siglos pero aún nos quedan muchas cosas por aclarar y los grandes interrogantes han estado ahí siempre, dentro de nosotros, también en nuestro encéfalo.
En la actualidad el estudio del cerebro presenta un auge espectacular y la neurociencia cuenta con unos medios de una variedad y de un potencial como no había dispuesto nunca. En ese desarrollo, junto a esperanzas fundadas de conseguir victorias de importancia frente a algunas de las enfermedades más devastadoras para el hombre, las enfermedades neurodegenerativas, podemos plantearnos algunos objetivos o sueños (en algunos casos, quizá pesadillas) para este siglo xxi : técnicas de regeneración nerviosa; conexiones entre cerebro y ordenadores; trasplantes neuronales; nuevos fármacos contra el bloqueo del pensamiento, la pérdida de memoria, el tedio existencial o las tendencias antisociales; biorretroalimentación; tratamiento de la dislexia, la hiperactividad, la dificultad para el aprendizaje, el autismo; vacunas para el alcoholismo y otras drogodependencias; avances contra las fobias o los ataques de pánico… y un enorme etcétera. La historia del cerebro es, por tanto, un libro sin final al que nuevas páginas se suman cada día. Nuestras mayores esperanzas, y los riesgos más terribles, están ahí. El cerebro es tan amplio como el Universo. En realidad, todo el universo conocido, desde los átomos a los agujeros negros, desde el amor a los hijos hasta el miedo a la muerte, todo está codificado en nuestras redes neuronales. Tú eres tu cerebro, ni más ni menos.
Organización básica del sistema nervioso El sistema nervioso controla el cuerpo, responde a las funciones orgánicas y dirige el comportamiento. Es el sustrato de la mente, que no es otra cosa que el resultado de la actividad cerebral. El sistema nervioso codifica sentimientos y pensamientos y recibe información del exterior y del propio cuerpo. La inteligencia surge cuando el cerebro razona, planea, responde preguntas, es el que se encarga del aprendizaje y del lenguaje, de la memoria y de los olvidos.