• Quejarse

C. S. Lewis - El problema del dolor

Aquí puedes leer online C. S. Lewis - El problema del dolor texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1940, Editor: ePubLibre, Género: Política. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

C. S. Lewis El problema del dolor
  • Libro:
    El problema del dolor
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1940
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El problema del dolor: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El problema del dolor" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

C. S. Lewis: otros libros del autor


¿Quién escribió El problema del dolor? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El problema del dolor — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El problema del dolor " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Por qué debemos sufrir Si Dios es bueno y todopoderoso por qué permite que - photo 1

¿Por qué debemos sufrir?

“Si Dios es bueno y todopoderoso, ¿por qué permite que sus criaturas sufran?” ¿Y qué del sufrimiento de los animales, quienes ni se merecen el dolor ni pueden mejorarse por medio de él?

C. S. Lewis, el más importante pensador cristiano de nuestros tiempos, se propone aclarar este tema espinoso en este libro. Con su estilo conocido, su profunda compasión y su extenso entendimiento, el autor ofrece respuestas a estas cruciales preguntas, y comparte su esperanza y su conocimiento para ayudar a sanar a un mundo hambriento por el verdadero entendimiento de la naturaleza humana.

C S Lewis El problema del dolor ePub r10 Tellus 280613 Título - photo 2

C. S. Lewis

El problema del dolor

ePub r1.0

Tellus28.06.13

Título original: The Problem of Pain

C. S. Lewis, 1940

Traducción: José Luis del Barco

Editor digital: Tellus

ePub base r1.0

CLIVE STAPLES LEWIS 1898-1963 fue uno de los intelectuales más importantes - photo 3

CLIVE STAPLES LEWIS 1898-1963 fue uno de los intelectuales más importantes - photo 4

CLIVE STAPLES LEWIS (1898-1963) fue uno de los intelectuales más importantes del siglo veinte y podría decirse que fue el escritor cristiano más influyente de su tiempo. Fue profesor particular de literatura inglesa y miembro de la junta de gobierno en la Universidad Oxford hasta 1954, cuando fue nombrado profesor de literatura medieval y renacentista en la Universidad Cambridge, cargo que desempeñó hasta que se jubiló. Sus contribuciones a la crítica literaria, literatura infantil, literatura fantástica y teología popular le trajeron fama y aclamación a nivel internacional. C. S. Lewis escribió más de treinta libros, lo cual le permitió alcanzar una enorme audiencia, y sus obras aún atraen a miles de nuevos lectores cada año. Sus más distinguidas y populares obras incluyen Las crónicas de Narnia, Los cuatro amores, Cartas del diablo a su sobrino y Mero Cristianismo.

Notas
Presentación

El dolor es una realidad misteriosa. Ninguna hay tan ineludible, universal e inmediata; ninguna tan inexplicable, arcana y desconcertante. En el dolor conviven en paz la evidencia y el misterio. La certeza de que es inevitable, la seguridad de que deberemos enfrentarnos con él antes o después —«todos acabamos por ser hombres dolientes».

No debe sorprender, pues, la insistencia humana en descifrar tan impenetrable enigma. Decir que el dolor es una sensación desagradable producida por estímulos nocivos, o una de las emociones contrapuestas al placer, o un reflejo de protección-evasión para prevenir males peores, o una señal corporal para indicar determinados trastornos o, en fin, una reacción local impotente, supone simplificar excesivamente las cosas. Nada de todo eso da cuenta del rechazo, la quiebra y el desgarro íntimos del afligido, ni explica la repulsa del que lo padece o la resistencia «a la división»?

La magnitud del problema explica que el empeño puesto en descifrar el enigma haya terminado a veces en derrota. Así ocurre con la interpretación pesimista, uno de los grandes extravíos sobre el asunto. El pesimista estima que la sed humana de amor es una necia aspiración condenada a perpetua insatisfacción. Lo mismo le ocurre a la apetencia general de placer y al anhelo irreprimible de felicidad. Nada hay en la realidad capaz de colmarlos. La demanda humana de felicidad y amor no es oída por nadie; es un grito incontenible lanzado al vacío. De ahí el empeño en arrancarlo de raíz del corazón del hombre: como la felicidad y el amor son «pasiones inútiles», el único modo de evitar el descalabro y eludir el dolor de ver defraudadas las esperanzas consiste en suprimirlas. Si la fuente del dolor son ciertas aspiraciones del yo, el mejor modo de liberarse de él deberá ser suprimirlas. Si aniquilamos al hombre, suprimiremos el sufrimiento para siempre. Ésa es la insensata consigna de Schopenhauer, Lucrecio, Epicuro y la mística budista. A todos ellos les falta esperanza, sin cuyos áureos destellos, la subjetividad, entristecida y replegada en sí misma, queda incapacitada para salir al encuentro del Amor en que se consuma todo amor.

A veces se ha intentado superar el desenlace pesimista adoptando una ufana actitud heroica: Aunque carezca de respuesta, aunque no halle nunca reposo ni sea acogida jamás con cordialidad, hay que afirmar titánicamente el ansia humana de felicidad y convertir la afirmación en algo absoluto. Una exaltación así de la energía volitiva, que parece desafiar arrogantemente la adversidad y retar el infortunio, es una fatua afirmación de la superioridad del sujeto, cuya soberbia grandeza le permitiría resistir el embate de cualquier fuerza cósmica. Una afirmación así del poder apetitivo del hombre es una declaración jactanciosa condenada al pesimismo y la misantropía.

Las vacilaciones anteriores ponen de manifiesto que la pregunta «¿qué es el dolor?» está mal formulada. No hay dolor sin un ser afligido; ni quebranto sin un sujeto consciente de su amargura.

El enigma del dolor como fenómeno vital, como algo real en tanto que vivido, es el misterio de su sentido. La pregunta decisiva se podría formular, pues, más o menos así: «¿Tiene sentido el dolor?».

Si la vida humana fuera como la del animal, si discurriera maquinalmente sin otro quehacer que sobrevivir, tal vez cupiera no plantear tan inquietante interrogación. Pero el hombre, lejos de instalarse de forma extática en la realidad, se enfrenta interrogativamente con ella. El ser humano indaga, busca e inquiere; todo atrae su mirada escrutadora. El mismo es el más grande desafío para su avidez de saber. Le inquieta ser «un signo indescifrado» (Hólderlin), y busca afanosamente el sentido de la existencia, la vida, el dolor y la muerte.

Ni siquiera el materialista puede hurtarse a la solicitud de sentido. Si acaso, tratar de ocultarla, limitar su alcance y disimular su premura. Su postura al respecto consiste en identificar sentido y praxis; el obrar humano es el único ámbito de sentido, fuera de él está la férrea legalidad natural, el reino de la necesidad, lo inmutable. Y lo inmutable es como es y sucede como sucede. Es disparatado, pues, preguntarse por su sentido; ante el sufrimiento y la muerte sólo cabe la resignación: el hombre debe renunciar a esperanzas excesivas y entregrase con frenesí a un «activismo intramundano».

El primer atisbo para sortear el escollo lo proporciona la idea de que ni el placer ni el dolor tienen la última palabra. Si la tuvieran, la existencia sería un injusto juego de azar que repartiría caprichosamente la prosperidad y la desgracia. El afortunado llevaría una vida de goces, y el desdichado pasaría miserablemente por la existencia apesadumbrado y triste. ¿Cómo evitar en ese caso el desdén del afortunado en la rueda de la fortuna? ¿Cómo impedir la desesperación del atribulado? ¿Qué hacer ante el sarcasmo del hábil tramposo que dispusiera las «reglas el juego» en su propio beneficio? ¿Qué decir de su complacido regocijo con el sufrimiento ajeno?

El problema del sentido del sufrimiento surge cuando el dolor y el placer dejan de ser jueces últimos e inapelables, cuando obedecen, como todo lo demás, las órdenes de una autoridad más alta. Es, pues, una cuestión específicamente cristiana. Los héroes homéricos, por ejemplo, no se la plantean. Se consideran títeres en manos de un destino que gobierna ciegamente sus vidas, y reciben el placer y el dolor como avatares de una existencia sometida a inexorable necesidad. Por eso vagan tristemente por la existencia antes de llegar a su miserable destino en el Hades. La actitud cristiana es muy diferente. El cristianismo, dice Lewis, no es «un sistema en el que debamos encajar la compleja realidad del dolor, sino un hecho difícil de ajustar con cualquier sistema que podamos construir. En cierto sentido, el cristianismo crea más que resuelve el problema, el dolor, pues el dolor no sería problema si, junto con nuestra experiencia diaria de un mundo doloroso, no hubiéramos recibido una garantía suficiente de que la realidad última es justa y amorosa».

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El problema del dolor»

Mira libros similares a El problema del dolor. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El problema del dolor»

Discusión, reseñas del libro El problema del dolor y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.