MARIANO FAZIO
EL PAPA FRANCISCO
Claves de su pensamiento
EDICIONES RIALP, S.A.
MADRID
V. DIALOGAR
1. La Iglesia dialoga. El ejemplo del beato Juan Pablo II
En su discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa Francisco aludió a la etimología de la palabra pontífice, que significa constructor de puentes. También hizo referencia a su pertenencia a una familia de inmigrantes para hacer un llamado al diálogo entre todos los pueblos y entre todas las religiones. Durante su gobierno de la archidiócesis porteña recibió a todo tipo de personas, y llevó adelante un tenaz diálogo ecuménico e interreligioso. Considera que Jesús dialogó con todos, y la Iglesia por el fundada tiene la obligación de abrirse al diálogo con todo el mundo, para alcanzar la verdad.
En el año 1998 coordinó la publicación de un libro que tiene por título Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro , y consiste en una reflexión, basada en los gestos y textos del papa polaco pronuciados en su histórico viaje a Cuba. Según Bergoglio, Juan Pablo II, 'desde el comienzo de su ministerio ha demostrado una disposición plena de abrir la Iglesia al diálogo , considerándolo fecundo porque a través del mismo la humanidad se abre a la Iglesia en incesante búsqueda de la verdad . La importancia y el valor del diálogo radican, precisamente, en que por su práctica, es posible arribar a la verdad fundamentada en el Evangelio. El diálogo se contrapone a la expresión monologada y subordina al espíritu en la búsqueda de la verdad' .
El diálogo es importante no porque sea un fin en sí mismo, sino porque prepara a los que dialogan en la búsqueda de la verdad. 'A partir del diálogo, la participación del hombre puede consagrar los bienes espirituales más elevados que plenifican la existencia humana. Ahora bien, ante la humanidad se presentan diversos caminos para la búsqueda de la verdad. Y ante la disyuntiva (el camino de la fe cristiana o la interpretación del origen pagano) también es necesario recurrir al diálogo , para poder arribar honestamente a la esencia de la verdad ' ( Diálogos , p. 11).
La formación clásica de Bergoglio, a la que hicimos alusión páginas atrás, se pone de manifiesto en este comentario: 'A modo de ejemplo, digamos que uno de los caminos para alcanzar la verdad fue planteado por Sócrates, quien la identificó con el problema lógico y metódico de cómo llegamos a un saber verdadero, auténtico y seguro. Sócrates encontraba la verdad en el conocimiento del hombre. Pero este conocimiento no estaba relacionado con un ser o una fuerza superior, sino que se circunscribía, se autolimitaba en el hombre mismo. Tanto para Sócrates como para Platón, la verdad es siempre una verdad lógica, no una verdad revelada .
Platón, en el Critón , afirma que el diálogo es el arte de los hombres libres . El diálogo presupone un alto compromiso de participación, pero esa participación debe ir acompañada de la predisposición de ánimo de las partes intervinientes: de esa manera sería posible disminuir las diferencias en el juego dialógico' ( Diálogos , pp. 11-12).
Si el camino pagano, lleno de altos valores humanos, es fecundo, el camino de la Iglesia en el diálogo puede dar frutos aun más abundantes: 'La fe cristiana, por su parte, iluminada por la revelación divina , tiene como referencia directa la búsqueda de la verdad , el Evangelio. No obstante, consciente de que el sentido sobrenatural de la fe no es contenido exclusivamente en el consentimiento de los fieles, la Iglesia se encamina a la búsqueda de la verdad , siguiendo el testimonio del mismo Cristo: en la captación del contexto histórico donde su misión debe desarrollarse' ( Ibidem ).
Esto es lo que hizo precisamente el beato Juan Pablo II en Cuba: 'ha transmitido su mensaje, pero además ha escuchado, ha querido escuchar al pueblo, ha querido escuchar a Fidel Castro, a los trabajadores, a los estudiantes, a los sacerdotes y religiosas, a los exponentes de otros cultos o del mismo cristianismo mixturado con la práctica del sincretismo religioso. En definitiva, ha querido escuchar la verdad de Cuba, como forma de acercamiento y comprensión de su realidad.
A partir de allí, comienza a abrirse el diálogo entre la Iglesia y el hombre, mediante el Evangelio, considerando a ese hombre en todas sus dimensiones, en su vida plena, en una visión integral como persona y miembro de una sociedad. El hombre es el camino primero y fundamento de la Iglesia (RH, 14)' ( Ibid ., p. 13).
2. Diálogos con un rabino
Buenos Aires alberga a la comunidad judía más grande de América Latina y una de las más numerosas del mundo. Sus miembros están perfectamente integrados en el quehacer nacional. Todo el país se estremeció con los atentados a la embajada del Estado de Israel y a la AMIA, entidad que congrega a buena parte de los judíos argentinos. Entre los dos atentados hubo más de cien muertos.
El cardenal estuvo siempre atento al diálogo con los judíos, en plena sintonía con Juan Pablo II y Benedicto XVI. En particular, estableció un lazo de amistad profunda con Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, un intelectual de reconocido prestigio en el país. Mantuvieron conversaciones privadas y en televisión, y fruto de esos encuentros publicaron un libro juntos: Sobre el cielo y la tierra . Es un ejemplo de diálogo respetuoso y abierto.
Es interesante narrar con palabras de Skorka cómo se conocieron, porque pone de manifiesto el estilo personal de Bergoglio. Cuenta el rabino: 'Lo conocí en un Tedeum, al que iba como representante del culto israelita. Previo a su comienzo, el entonces arzobispo de Buenos Aires se acercó a conversar con los invitados de distintos credos y nos preguntó sobre nuestros respectivos equipos de fútbol. Era algo muy característico, eran los puentes que él tendía. Lo que me sacudió fue que pensé: “ Este hombre quiere tender un puente hacia mí ” . Recuerdo que una vez estábamos parados, siguiendo el protocolo y yo me acerco para decirle algo del versículo que él citó en la homilía. Él me miró profundamente a los ojos y me dijo: “ Creo que este año vamos a comer sopa de gallinas ” , en referencia a que yo soy hincha de River y él de San Lorenzo . Yo percibí un metamensaje: “ Si quieres hablar conmigo la puerta está abierta, hablemos en un diálogo directo, hagámonos chistes ” . Cada vez que nos encontrábamos hablábamos de fútbol. Un día nos reunimos con representantes de otros credos para orar por la paz y unos minutos antes salió a saludarnos y me dijo: “ ¿Usted se da cuenta de qué mal está jugando Boca? ” . Me estaba abriendo la puerta, diciéndome “trabajemos sin miedo, con confianza”' (Entrevista en Vida Nueva , Buenos Aires, abril 2013).
Evidentemente, en el libro se tratan temas más importantes que el fútbol: Dios, la oración, el aborto, el diálogo interreligioso. Pero es gozoso comprobar cómo se establecieron puentes a partir de la confianza que generó una amistad sólida. En el año 2012, la Universidad Católica Argentina le confirió el doctorado honoris causa al rabino Skorka.
Vamos a reproducir la presentación que hace el cardenal del libro escrito con Skorka. Para entender el significado del símbolo que utiliza —el friso de la Catedral porteña— hay que explicar algunos hechos históricos. Durante los primeros años de vida independiente, y hasta mediados del siglo XIX , hubo tensiones entre Buenos Aires y el interior del país, fundamentalmente por motivos económicos —la principal entrada era acaparada por la aduana de Buenos Aires, que se quedaba con todos los beneficios del comercio—, pero también había motivos de índole cultural. No se logra la unidad nacional hasta 1853, cuando se establece la Constitución todavía hoy vigente. Incluso después de su promulgación, entre 1853 y 1860 Buenos Aires se separa de la Confederación Argentina, proclamándose estado independiente. El friso de la catedral neoclásica quiere simbolizar el reencuentro de los argentinos después de décadas de luchas y desentendimientos. Escribe el cardenal:
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