Uno en un millón
Copyright © 2010 por Priscilla Shirer
Reservados todos los derechos.
Derechos internacionales registrados.
Publicado por B&H Publishing Group
Nashville, Tennessee 37234
Ningún fragmento de este libro podrá ser reproducido de manera alguna sin permiso escrito de B&H Publishing Group, excepto en el caso de breves citas en artículos de crítica o en resúmenes.
ISBN:978-1-4336-6850-0
Clasificación Decimal Dewey: 248.843
Subdivisión: DIOS-PROMESAS \ MUJERES \ VIDA CRISTIANA
Publicado originalmente en inglés por B&H Publishing Group con el título One in a Million. Copyright © 2010 por Priscilla Shirer. Todos los derechos reservados.
Traducción al español: Cecilia Romanenghi de De Francesco
Tipografía: Grupo Nivel Uno, Inc.
A menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas se han tomado de la Versión Reina-Valera 1960, ©1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina. Usadas con permiso.
Las citas bíblicas marcadas NVI se tomaron de la Nueva Versión Internacional, ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usadas con permiso.
Las citas bíblicas marcadas LBLA se tomaron de La Biblia de las Américas,
©1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso.
Impreso en EE. UU.
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Índice
Dedicado a Mary Elaine y a George
Gracias por señalarme el camino a la tierra prometida
Reconocimientos
Jerry, Jackson, Jerry Jr. y Jude, los amo. Gracias por permitirme cuidarlos y, además, escribir un poco.
A mi pastor, mi padre, el Dr. Tony Evans y a la familia de Oak Cliff Bible Fellowship; gracias por el fundamento teológico seguro y firme que me han dado desde que era niña. Todo lo bueno que Dios haga en mi vida tiene sus raíces en ustedes.
Al equipo de publicaciones de B&H. Jerry y yo estamos encantados de trabajar con ustedes. Estamos ansiosos por ver lo que el Señor hará.
Lawrence Kimbrough, ¿adónde te habías escondido? Estoy sumamente feliz de que Dios hiciera que nuestros caminos se cruzaran; en especial, porque me asombra la perfecta mezcla que tienes de habilidad para escribir y pasión por Cristo. Gracias por compartirlas conmigo.
A algunas de mis compañeras en el viaje a Canaán: Lisa, Shundria, Linda, Jill y Rachel. Hemos conversado sobre temas espirituales profundos. Gracias por escuchar. Debido a la relación que tienen con Dios, me he sentido desafiada, sacudida y… transformada para siempre.
Nota de Priscilla
LA OBSERVÉ. DURANTE DÍAS. SEMANAS. Meses que se convirtieron en años.
Esta mujer estaba llena del poder de Dios, Su gozo la inundaba y Su paz la consumía. Oía habitualmente la voz de Dios y la presencia del Señor se hacía evidente en su andar cotidiano. Oraba y luego creía. Esperaba y después veía. Pedía y entonces recibía.
Por lo tanto, la observé. Era esposa, madre, hija, hermana; una mujer común, con los mismos problemas y preocupaciones que yo; y sin embargo, su vida era diferente en muchos aspectos. Lo que yo más deseaba era lo que ella tenía, y estaba decidida a descubrir cómo conseguirlo. Nuestra primera conversación, frente a dos humeantes tazas de té, comenzó con una lluvia de preguntas. No podía evitarlo. Tenía mucha curiosidad en cuanto a su relación con Dios y quería saber cómo lo que había aprendido en el banco de la iglesia se había convertido en una realidad tan sorprendente en el sendero de su vida.
Aquella primera conversación llevó a otras más profundas e intrigantes que me mantenían en el borde de la silla. Con la mandíbula entre las manos, como una niña en la escuela, me empapaba de su sabiduría y me deleitaba cuando me imponía las manos y oraba. Se desarrolló una amistad que daba gusto, y enfrenté el desafío de ser una de las pocas que aceptaría confiar en Dios con una fe sencilla o conformarme con caminar de manera displicente con Él. Me vi obligada no sólo a oír hablar de Dios el domingo, sino a tener la expectativa de experimentar durante el resto de la semana lo que había aprendido sobre Él. Deseaba más de Él, más de Su Espíritu, más de Sus dones, más de Su fruto, más de Su poder y más de Su presencia manifiesta en mi vida.
Debo admitir que ha sido un viaje sorprendente; pero una vez que se estimuló mi apetito, no hubo vuelta atrás. Ya no hubo nada que hacer. La vida cristiana mundana ya no sería suficiente. Ni entonces, ni ahora, y por la gracia de Dios, nunca más.
Me encanta que me acompañes en este recorrido, porque la compañía siempre hace que cualquier viaje sea más divertido. En mi caso, esta expedición comenzó hace varios años y todavía sigue. El llamado de Dios para pasar de un cristianismo mundano a una experiencia radical con Él me ha llevado por caminos que, sinceramente, han sido bastante estrechos. No son muchos los viajeros que han escogido este trayecto. Pareciera que no han cambiado mucho las cosas en dos mil años, porque siglos atrás, aproximadamente dos millones de judíos emprendieron un viaje con Dios que sólo dos completaron. El antiguo Israel fue liberado de Egipto y tuvo la oportunidad de experimentar la leche y la miel prometidas por Yahvéh. Sin embargo, sólo dos personas de aquella multitud original pisaron el suelo de Canaán.
Es una proporción sorprendente. Dos en dos millones.
Mmmm…
Uno en un millón.
Creo que sé por qué muchos deciden no andar todo el camino con Dios. Por cierto, yo misma he estado en esa categoría muchas veces. Es más fácil permanecer en el camino principal donde hay más gente y menos inseguridad. Además, el viaje no es fácil cuando te vas en dirección a la vida abundante. Aunque me gustaría decirte que el sol ha brillado en cada etapa de este viaje y que las brisas frescas de la comodidad me han rozado la cara sin incidentes, no puedo hacerlo. Por el contrario, algunas veces, he tenido que refugiarme de las tormentas que suele traernos la vida. En alguna ocasión, he tenido que susurrar una oración pidiendo ayuda cuando la soledad llamó a mi puerta para quedarse durante un tiempo. Cuando me he encontrado con otros viajeros dispuestos a hacerle frente a estos caminos sinuosos, nuestras miradas se han cruzado y se ha creado una conexión instantánea entre los corazones. Sin tener que usar muchas palabras, nos hemos alentado mutuamente para continuar.
Cuando comencé este viaje, pensé que sabía adónde me llevaba Dios, pero cada etapa me ha conducido a un territorio que nunca antes había visto. A veces, es apasionante, y otras, desalentador. De todos modos, es un viaje que me gustaría hacer contigo.
No puedo garantizarte mucho, pero sí decirte con absoluta confianza que no te aburrirás. Los caminos de Dios son demasiado inusuales y misteriosos como para que el aburrimiento sea siquiera una opción.
Hasta aquí, ha sido un viaje sorprendente, y no quiero descubrir sola lo que viene a continuación. En las páginas de este libro, atravesaremos territorio espiritual que abarcará picos montañosos y valles profundos, lomas cubiertas de césped y áridas dunas, pero el viaje vale la pena. Al dar vuelta cada página, tú y yo daremos un nuevo giro. Lo que encontremos al tomar una curva hará que sonriamos desde lo profundo de nuestras almas, mientras que otros giros producirán una profunda convicción que nos harán caer inmediatamente de rodillas. En cualquier caso, el precio de la vida abundante hará que el viaje valga la pena. Entonces, abróchate el cinturón de seguridad y lleva una bebida para este recorrido. Estás a punto de realizar el viaje de tu vida.
Con el deseo de hacer este viaje contigo,
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