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Traducción, edición y corrección en español por LM Editorial Services | lmeditorial.com | lydia@lmeditorial.com con la colaboración de Belmonte Traductores
ISBN: 978-1-5460-1737-0 (tapa blanda) / E-ISBN: 978-1-5460-1738-7 (libro electrónico)
E3-20200708-JV-NF-ORI
El miedo está por todas partes, y nos afecta a todos. Lleva por aquí desde el comienzo de los tiempos, y estará aquí mientras exista la tierra. El miedo controla a muchas personas, pero no tiene por qué ser así. Se dice que el miedo es una falsa evidencia que parece real, y esa es una definición precisa porque el miedo tiene su raíz en las mentiras que nos dice el diablo. Cuando las creemos, el miedo echa raíces en nuestros corazones y nuestras mentes.
Aunque el miedo nunca desaparecerá por completo de nuestra vida, podemos confrontarlo y vencerlo. Valentía no es la ausencia de miedo, sino avanzar en presencia del miedo. Las personas valientes hacen lo que creen en su corazón que deben hacer, a pesar de lo que sientan o qué tipo de dudas y pensamientos de temor llenen su mente.
Si dedicáramos tiempo a observar la cantidad de veces que nuestras reacciones a personas y circunstancias están arraigadas en el miedo, nos sorprenderíamos. También aprenderíamos mucho sobre nosotros mismos. Las personas pueden pasar toda su vida, y a menudo lo hacen, reaccionando a situaciones de formas que les impiden ser las personas que verdaderamente quieren ser, sin darse cuenta nunca de que sus vidas están vacías porque han permitido que el miedo dicte sus decisiones.
Si usted está en una habitación disfrutando de una conversación con unos amigos y de repente alguien se une al grupo, y de inmediato usted se siente intimidado, el culpable es el miedo. Ese temor puede que sea irracional, porque quizá ni siquiera conoce a esa persona, y no habría razón para que provoque miedo en usted. Cuando algo así sucede, su reacción de temor puede que esté relacionada con un tipo específico de personalidad que le hace recordar a alguien que le hizo daño en alguna etapa de su vida. O quizá la persona que le intimida luce mejor o tiene mejor educación académica que usted, y eso le hace sentirse inseguro. O puede que no haya ninguna razón en absoluto para que sienta miedo, salvo que el diablo quiere atormentarle. Podría sentirse intimidado por numerosas razones, ninguna de las cuales está relacionada en modo alguno con la otra persona.
En tal circunstancia, el curso de acción más sabio es preguntar a Dios por qué reaccionó usted como lo hizo, y entonces estar atento y esperar que Dios hable a su corazón. La respuesta quizá llegue de forma inmediata, o quizá tarde un tiempo, pero si intenta entenderse a usted mismo encontrará la verdad, y la verdad le hará libre (Juan 8:32).
Permítame instarle a no dejar que el miedo le domine y simplemente tener que aguantarlo. Tampoco debería pasar su vida culpando a otros de su angustia. Asuma la responsabilidad por sus problemas y abra su corazón a Dios, y Él le ayudará a encontrar luz en la oscuridad (situaciones que usted no entiende). Si puede entender el miedo y cómo opera, puede ser libre de él.
La primera parte de este libro le ayudará a entender el miedo y a reconocer cómo obra en su vida. La segunda parte le ayudará a confrontar el miedo. En la tercera parte, aprenderá acerca de mentalidades que le posicionarán para ser libre de algunos de los temores más comunes que enfrenta la gente. Es mi oración que, al leer y estudiar este libro, usted experimente libertad del temor, que es algo que Jesús murió para darle.
Aunque el miedo es entendible bajo ciertas circunstancias como terremotos, huracanes, incendios, virus y otras situaciones, tener miedo no cambia las experiencias que usa el enemigo para hacernos temerosos. El miedo nunca hará que las circunstancias mejoren, sino que nos robará nuestra fortaleza para lidiar con ellas y nuestra capacidad para pensar con claridad en medio de ellas. El apóstol Juan escribió: “el temor lleva en sí castigo” (1 Juan 4:18, RVR 1960), e incluso cuando sentir miedo es entendible, lo único que hace es atormentarnos.
El miedo es el instrumento favorito que el diablo toma de la caja de herramientas de esquemas y utiliza para robar, matar y destruir el buen plan de Dios para nosotros (Juan 10:10). Él lo usa para impedir nuestro progreso en cada área de nuestra vida. Lo usa para contenernos, para hacernos huir de las cosas que deberíamos confrontar, y simplemente para producirnos sufrimiento emocional. Las personas permiten que el miedo las controle en diversos grados, pero podemos decidir no dejar que nos controle lo más mínimo en ningún área porque “Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez, sino de poder, amor y autodisciplina” (2 Timoteo 1:7, NTV ).
Básicamente hay dos caminos por los que podemos caminar: fe o temor. Es imposible confiar en Dios y no confiar en Dios simultáneamente.
Charles Stanley
Escoja la Palabra de Dios en vez de la fortaleza del miedo
Durante los primeros años de mi infancia tuve un impedimento en el habla que hacía que me sintiera bastante insegura. Un día, mi maestra de tercer grado me hizo pasar al frente de la clase y después me ridiculizó delante de mis compañeros. Eso sucedió hace décadas atrás, pero Satanás aún usa ese recuerdo para desencadenar ataques de ansiedad en mi mente.
En un día cualquiera,
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