DEDICATORIA
Este libro está dedicado a mis abuelos, George y Nora Matlock y Ray y Ruth Albrecht. Ellos eran buenos amigos desde antes de que mis padres se enamoraran, y ayudaron a fundar la iglesia donde crecí. ¡No solo han sido esenciales en mi crecimiento y madurez espirituales, ellos hicieron a MIS padres!
CAPÍTULO 1
¿SABIDURÍA ACERCA
DE LOS PADRES?
¿EN SERIO?
Mi papá y yo habíamos estado trabajando fuera toda la mañana del sábado. Mi padre ama podar árboles y arbustos, y en nuestras tres hectáreas había un montón de árboles y arbustos para cortar.
Este sábado por la mañana en particular, fui reclutado por mi papá para ayudarle … ya sea que me gustara o no. Mi trabajo consistía en llevar carretilla tras carretilla llena de recortes de hierba hasta el contenedor de basura. Los montones me parecían interminables. Y mi padre no tenía ninguna intención de detenerse. Ni falta hace que lo diga, yo estaba cualquier cosa menos emocionado de tener que pasar mi sábado trabajando en el jardín.
Cuando el contenedor de basura estuvo lleno, supuse que habíamos terminado por el día. Así que cuando mi papá se dirigió hacia otro árbol, mi sangre comenzó a hervir. «Vamos a descansar por un momento», sugirió por fin mi padre. Ni bien nos sentamos en la sombra, mi papá comenzó a sermonearme con respecto a mi actitud. Él sabía que yo no estaba feliz, pero sus débiles intentos por alentarme solo alimentaron mi frustración.
Después, algo malo sucedió.
Mi papá comenzó a imitar mis pucheros y quejas, y yo decidí que ya había tenido suficiente. En el calor del momento, hice algo que nunca antes había hecho, y que nunca he vuelto a hacer desde entonces. Le di un puñetazo a mi padre, justo en el pecho.
Él se quedó pasmado. Yo me quedé pasmado. Golpear era inaceptable en mi familia. ¿De dónde vino mi violento arrebato? No me detuve a pensarlo. En lugar de eso, comencé a correr. Y mi padre comenzó a correr detrás de mí.
Mi papá no me había perseguido desde que yo estaba en la escuela primaria, pero recordé que nunca había sido capaz de escaparme de él. Siempre me atrapaba. Sin embargo, las cosas habían cambiado desde entonces. Ahora yo tenía quince años, y mi papá también era mucho mayor. Y estaba en el equipo de atletismo de mi escuela secundaria. Corrí a lo largo de las tres hectáreas de nuestra propiedad hasta el rincón más alejado de nuestra casa. No miré hacia atrás porque temía que si lo hacía, vería el brazo de mi padre estirándose para agarrarme. Pero cuando llegué a la cerca en el fondo de la propiedad, no tuve más remedio que hacerlo. No tenía opción. Así que me di la vuelta y encontré que mi papá … no estaba ni siquiera cerca de mí.
Él estaba como a una hectárea de distancia, encorvado, jadeando y resoplando. Yo había corrido más rápido que mi padre.
A pesar de la gravedad de la situación, no pude evitar sonreír. ¡Había vencido a mi papá!
Toda mi vida, él había ganado todas las competencias que habíamos tenido. Juegos de mesa, tenis, baloncesto … él me ganaba en todo. Sin embargo, por fin, se había dado vuelta el tablero.
Yo le había ganado en algo.
Mi papá permaneció ahí de pie, me sonrió, y me saludó con la mano mientras yo realizaba una pequeña danza de la victoria. Y eso me hizo reconsiderar mi situación … ¿Por qué me había sonreído mi papá? ¿Por qué estaba ahora regresando a la casa? Me senté sobre una montaña de pasto y analicé las circunstancias. Yo había ganado; él había perdido. Pero ahí estaba yo, sentado solo en el campo, ¡mientras que él estaba en la casa! Yo sabía que en algún momento iba a tener que enfrentarlo. No podía quedarme todo el día en el campo … ¿o podía hacerlo?
Mi papá había sonreído porque sabía que tarde o temprano yo tendría que regresar a la casa. Y entonces tendría que enfrentar las consecuencias de mis actos. Aprendí de la forma más dura que en una batalla entre padre e hijo, rara vez hay un claro ganador. Espero, entonces, poder ofrecerte algunas porciones de sabiduría que te ayuden en tu relación con tus padres.
Al viajar por el mundo y hablar con jóvenes en persona (así como también online) escucho mucho acerca de los padres. Y las cosas que escucho no son tan distintas de las cosas que mis amigos y yo decíamos sobre nuestros padres.
«Amo a mis padres, pero …»
«Ellos simplemente no me entienden».
«Ellos piensan que todavía soy un niño».
«No entienden lo que significa ser un adolescente en estos días ».
«No soporto la forma en que tratan de controlar todo lo que hago».
«¿Por qué no escuchan lo que les digo?»
«¿Por qué no pueden entender que yo simplemente quiero que me dejen tranquila?»
«¿Por qué tienen que hacer tanto escándalo por todo?»
«¿Y qué tal si ellos están equivocados?»
La mayoría de los jóvenes tendrán que enfrentar, en algún momento, tiempos difíciles en la relación con sus padres. Y cuando ocurre un conflicto grave, este puede tener un enorme impacto en tu vida. Puede afectar todas las otras relaciones que tengas y vayas a tener. Te puede hacer dudar. Puede hacer que cuestiones todo lo que pensabas que podías dar por sentado.
Te guste o no, la forma en que trates con tus padres se convertirá en una piedra angular para el resto de tu vida.
A pesar de su importancia, sin embargo, me he dado cuenta de que los jóvenes no están muy interesados en saber cómo llevarse bien con sus padres. Prefieren escuchar más sobre la sabiduría de Dios respecto al sexo y las citas, o las películas y la música, o sobre cómo manejar el dinero.
¿Por qué existe tan poco interés en un tema tan importante o vital como lo es tu principal (y probablemente la más duradera) relación?
Primero que todo, porque la mayoría de los jóvenes creen que se están llevando muy bien con su papá y con su mamá, «muchasgraciasporpreguntar». Recientes encuestas revelan que los adolescentes y sus padres están, en su mayor parte, bastante contentos de estar juntos. A pesar de que la mayoría de los jóvenes atravesará algún tiempo complicado con sus progenitores, casi todos dicen estar bien en un momento dado cuando se les pregunta. Entonces, ¿por qué hablar de arreglar lo que aparentemente no está roto? Para empezar, porque estar «bien» no siempre es lo mismo que vivir sabiamente en relación con nuestros padres … pero hablaremos más sobre esto en un rato.
En la otra cara de la moneda, muchos jóvenes que se encuentran actualmente en un mal momento con mamá y papá no quieren oírme hablar sobre la sabiduría de Dios para este tema porque están convencidos de que ya saben lo que voy a decir: «Tus padres tienen razón. Tú estás equivocado. Así que guarda silencio y haz lo que te digan». En realidad, eso no es lo que voy a decir … pero más tarde hablaremos de ese tema también.
Por favor, entiéndeme: Este libro NO trata de que te pongas en la fila y seas un buen soldadito en el ejército de tus padres. NO habla acerca de cambiar tus problemas de conducta en casa. NO se dedica a convencerte de que tu mamá y tu papá tienen la razón en todo. NO está escrito con el propósito de hacerte creer que si tienes problemas con tus padres todo es culpa tuya.