Akal / Básica de Bolsillo / 77
Th. W. Adorno y Hanns Eisler
Composición para el cine
Th. W. Adorno
El fiel correpetidor
Obra completa, 15
Edición de Rolf Tiedemann
con la colaboración de Gretel Adorno, Susan Buck-Morss y Klaus Schultz
Traducción de Composición para el cine: Breixo Viejo Viñas
Traducción de El fiel correpetidor: Antonio Gómez Schneekloth y Alfredo Brotons Muñoz
Diseño de portada
Sergio Ramírez
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Título original
Gesammelte Schriften in zwanzing Bänden. 15
Komposition für den Film. Der getreue Korrepetitor
© Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1976
© de la edición de bolsillo, Ediciones Akal, S. A., 2007
para lengua española
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
www.akal.com
ISBN: 978-84-460-4659-2
Composición para el cine
por Th. W. Adorno y H. Eisler
Prólogo
Este pequeño libro, en el que ambos autores exponen sus experiencias y reflexiones comunes en el ámbito de la música de cine, existe gracias a circunstancias externas. Cuando Hanns Eisler se encargó de la dirección del Film Music Project financiado por la Fundación Rockefeller ya estaba previsto un informe literario sobre los principales puntos de vista y resultados del proyecto. Th. W. Adorno dirigía por entonces la sección musical de otra investigación Rockefeller, el Princeton Radio Research Project (más adelante conocido como la Office of Radio Research de la Universidad de Columbia). Las cuestiones que le ocupaban estaban estrechamente relacionadas con los aspectos sociales, musicales e incluso tecnológicos del cine. Como muchos años antes los autores habían desarrollado una confianza mutua a través de su trabajo musical teórico y práctico, pronto unieron sus formulaciones, aunque sin pretensión de totalidad sistemática ni propósito de proporcionar una visión general sobre la música de cine contemporánea y sus tendencias. Los años que pasaron juntos en Hollywood, en contacto directo con la industria cinematográfica, hicieron llegar la esperada ocasión.
Hanns Eisler desea ante todo expresar su agradecimiento a la New School for Social Research y a sus directores, Alvin Johnson y Clara Mayer, sin cuya activa participación el Film Music Project no habría tenido lugar. También está en deuda con una serie de productores, directores, guionistas y expertos técnicos en la industria del cine que facilitaron material de trabajo o contribuyeron al proyecto con sus consejos. Entre los mencionados en el informe del proyecto nombramos de nuevo a Joseph Losey, Joris Ivens y Helen van Dongen. El contacto continuo con Clifford Odets y Harold Clurman resultó fundamental. Conviene señalar la afinidad con muchas ideas del poeta Bert Brecht; él fue el primero en formular por escrito las tesis sobre el carácter gestual de la música que, surgidas en el teatro, han resultado enormemente fructíferas aplicadas al cine.
El agradecimiento de Th. W. Adorno es para su amigo Max Horkheimer, con el que ha colaborado estrechamente. A quien desee profundizar en las bases teóricas de la investigación sobre la composición para el cine, se recomienda el ensayo «La industria cultural» del volumen Philosophische Fragmente de Adorno y Horkheimer, publicado en forma de mimeografía por primera vez en la editorial del Institute of Social Research de la Universidad de Columbia de Nueva York.
Los editores Harcourt, Brace and Co. y Faber and Faber han permitido amablemente la reproducción de citas y ejemplos musicales de los libros The Film Sense de Sergéi Eisenstein y Film Music de Kurt London.
Los Ángeles, 1 de septiembre de 1944
Th. W. Adorno
Hanns Eisler
[1] El libro fue publicado con su título definitivo Dialektik der Aufklärung por S. Fischer Verlag en Fráncfort en 1969 [ed. cast.: M. Horkheimer y Th. W. Adorno, Dialéctica de la Ilustración, Madrid, Trotta, 1997].
Introducción
El cine no debe entenderse de manera aislada como una forma artística específica, sino como el medio más característico de la cultura de masas contemporánea que emplea las técnicas de reproducción mecánica. La cultura de masas no ha de considerarse un arte original de las masas que se erige sobre ellas. Un arte así ha dejado de existir o no existe todavía. En los países industrializados se han extinguido hasta los vestigios de un arte popular espontáneo que, a lo sumo, sobrevive en zonas agrarias subdesarrolladas. En la era industrial avanzada, las masas no tienen más remedio que descansar y recomponerse como parte de la necesidad de regenerar la fuerza de trabajo que ellas mismas consumieron en el alienante proceso productivo. Esta es la única «base de masas» que tiene la cultura de masas. Sobre ella se asienta la poderosa industria del entretenimiento que siempre produce, satisface y reproduce nuevas necesidades. No es necesario decir que esta cultura de masas no es un producto de siglo xx; tan sólo se ha monopolizado y organizado a fondo. Por eso ha adquirido un carácter completamente nuevo, el de la inevitabilidad, y ha provocado una amplia estandarización del gusto y de la capacidad de recepción. A pesar de la diversidad cuantitativa de las ofertas, en realidad al consumidor se le ofrece una libertad de elección tan sólo aparente. La producción se ha dividido previamente en secciones administrativas, y todo lo que discurre por la maquinaria lleva su sello y es predigerido, neutralizado y controlado. La antigua distinción entre arte serio y ligero, alto y bajo, autónomo o de entretenimiento, ya no describe el fenómeno. Todo arte, en tanto medio para ocupar el tiempo libre, se convierte en entretenimiento y, al mismo tiempo, se apodera de los contenidos y de las formas del arte autónomo tradicional como si fueran «bienes culturales». Precisamente a través de este proceso de aglutinación se rompe la autonomía estética: lo que pasa con la sonata Claro de luna cuando la canta un coro y la interpreta una orquesta celestial, pasa en realidad con todo. El arte intransigente es privado por completo del consumo y es condenado al ostracismo. Todo lo demás se desmonta, se despoja de su sentido y se reconstruye de nuevo. En este proceso la única premisa es la exigencia de alcanzar a los consumidores tan eficazmente como sea posible. El arte de los consumidores es el arte manipulado.
De todos los medios de cultura de masas, el cine, al ser el más completo, es el que muestra con mayor claridad esta tendencia aglutinante. La evolución de sus propios elementos técnicos (la imagen, la palabra, el sonido, el guión, la interpretación y la fotografía) ha avanzado paralelamente al desarrollo de determinadas tendencias sociales en favor de la homogeneización de los bienes culturales tradicionales convertidos en mercancías; esta tendencia ya se apuntaba en la Gesamtkunstwerk wagneriana, en el teatro neorromántico de Reinhardt y en los poemas sinfónicos de Listz y de Strauss, y se ha ido perfeccionando en el cine en la medida en que en él han confluido el teatro, la novela psicológica, la novela barata, la opereta, el concierto sinfónico y la revista.