los papeles de albert mason, volumen i:
acción directa económica
Título: Los papeles de Albert Mason, Volumen I: Acción Directa Económica
Autoría: Anónimo
1a edición, noviembre 2020 Barcelona
Colección Idees Negres Descontrol Editorial
C/ Constitució nº 19, Can Batlló, nau 85-90, 08014 Barcelona www.descontrol.cat Telf. 4223787
ISBN: 978-84-18283-15-4
Depósito Legal: B 21629-2020
Edición y maquetación: Descontrol Editorial // editorial@descontrol.cat
Impreso en: Descontrol Impremta // impremta@descontrol.cat
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LOS PAPELES DE ALBERT MASON, VOLUMEN I:
acción directa económica
la lucha anarquista a través de la economía. herramientas y estrategias
anónimo
PRÓLOGO DEL AUTOR ANÓNIMO
En la sociedad hoy dominante, que produce masivamente tris- tes pseudo-juegos de no participación, una actividad artística verdadera es a la fuerza clasificada en el campo de la crimina- lidad. Es semiclandestina. Aparece en forma de escándalo .
Internationale Situationniste
No es raro que se publiquen novelas en las que el protagonista es novelista. Raras, por no decir inéditas, son las novelas de estos escritores ficticios. Normalmente, al autor de ficción le interesa menos la obra que la vida de sus personajes y el desinterés se agra- va en los casos en que comparte con ellos el oficio de escribir. A mí me ha sucedido lo contrario. Tenía muy claro un personaje, Al- bert Mason, del que sospecho que ha fundado una sociedad secre- ta llamada Vorágine, pero su biografía era irrelevante para mí. Yo estaba obsesionado con la destilación clandestina de su escritura. Lo que te presento aquí es una selección tardía de sus artículos titulada Acción directa económica , un método de lucha contra el
Internationale Situationniste # 4, (1960). Traducción extraída de Internacional situacionista, vol. I: La realización del arte , Madrid, Literatura Gris, 1999.
acción directa económica | albert mason
Estado que comprende desde la creación de “grupos de consumo combativos” hasta robos a bancos y apropiación indebida de fon- dos públicos, principalmente por la vía de la defraudación tributa- ria. No sé cuántas leyes se vulnerarán en Acción directa económica y no me apetece averiguarlo. En palabras del propio Albert Mason:
El Estado español mantenía más de 100.000 leyes en vigor en 2019 (67.000 de ámbito autonómico). Esto sin contar las ordenanzas municipales. Y crecen desde entonces a un ritmo desmesurado. El BOE y los distintos boletines de las Comunidades Autónomas donde se publican las leyes nuevas imprimen 1,2 millones de páginas al año, unas 3.300 al día. Es humanamente imposible acatar todas las leyes del Esta- do. Sencillamente, su ritmo de producción de órdenes rebasa cualquier posibilidad de obedecerlas. No podríamos saber qué ordenes tenemos que acatar ni aunque estuviéramos leyendo el BOE horas al día. Eso es lo que se pretende, en cierto modo. […] .
El demiurgo propone y sus personajes disponen. Unos le salen asesinos, otros pederastas o políticos. A mí este me ha salido un grafómano subversivo y lo único que me pide es que le publique sin censura y no ande perdiendo el tiempo con el pormenor de lo cotidiano. No anda desencaminado, en mi opinión. ¿De verdad importa qué ha tomado para desayunar esta mañana o con quién no se acostó anoche? Además, os aseguro que las costumbres de Albert Mason son de una austeridad y una monotonía que irri- tarían incluso al más paciente lector del género costumbrista. Se pasa los días solo, sin salir de su habitación, escribiendo y des- cansando de escribir. No hay nada que reseñar de Albert Mason, salvo la forma y el fondo de su escritura amotinada.
El abogado me ha avisado de los riesgos. Le preocupa que las autoridades quieran acusarme de haber parido a Albert Mason
Albert Mason. “Viaje alucinante a la dimensión legal”.
prólogo del autor anónimo
con la intención velada de incitar a la sedición contra el Estado. El aviso me sorprende en una época en que las novelas, las películas y las series televisivas están copadas de terroristas de la ideología más parda que llaman al alzamiento armado contra todas las de- mocracias parlamentarias de Occidente. Mi Albert Mason no es violento ni anima a la violencia. ¿Por qué me perseguirían a mí, autor de un personaje que a su vez escribe panfletos subversivos de carácter anarquista, mientras dejan impunes a los autores de personajes que matan policías o ponen bombas en el Congreso en nombre del anarquismo? La única explicación que se me ocurre es que estos últimos habrían fracasado en su obligación profesio- nal de dibujar un personaje anarquista remotamente verosímil. Es decir, si me persiguen algún día, será por haber logrado un retrato realista de Albert Mason (aunque a él le desagradan las connota- ciones de la palabra “anarquista” y está más próximo al socialismo revolucionario de Bakunin). Recibiré pues la persecución como un premio institucional, un reconocimiento de las autoridades a mi mérito literario, con el orgullo de quien recibe un Cervantes.
Desde luego, me niego a considerarme responsable de los de- litos de mis personajes. Faltaría más. Bastante tengo con los míos, razón por la que me mantengo en la discreta distancia del anoni- mato, no vaya a ser que Los papeles de Albert Mason sea una obra efectivamente ilegal en la jurisdicción en la que me lees. Lo sen- tiría mucho, lector o lectora. Entiéndeme: no sentiría tanto que fuera ilegal como que existan leyes que la condenen. A mí me trae sin cuidado si lo que escribo es legal o ilegal. ¿Qué clase de artista con amor propio repara en eso? Por otro lado, y aunque me duela, tampoco puedo preocuparme de que Los papeles de Albert Mason puedan caer en manos de fanáticos. No podemos abstenernos de escribir libros por temor a la queja o, peor, al elogio de idiotas. Por esa regla de tres, los autores de la Biblia, ese cuento sobre el que juran sus cargos los criminales más idiotas de la humanidad, nos habrían hecho un mejor servicio amputándose las manos.
Si resultas ser un fiscal vocacional o de oficio, lector, espero haberte desalentado con este breve prólogo. Podrás llevarme por
acción directa económica | albert mason
la fuerza a un tribunal, no digo que no, pero pierde toda esperanza de bajarme a tu terreno jurídico: desde el mismo momento en que actúes contra mí movido por la lectura de Albert Mason, serás tú el que se haya elevado a cotas artísticas, convirtiéndote en perso- naje secundario de mi obra. Eso de que no hay nada por encima de la ley sólo se lo traga un ciudadano medio a jornada completa:
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