El cuerpo como espacio político en Enfermario
Mariel Quirino Andrade
El cuerpo como espacio político en Enfermario
Edición digital de Perro Triste, 2016
Autoría, edición y desarrollo
Mariel Quirino Andrade
Diseño de portada
Andrea Mata
Lectura de pruebas
Alberto Rosales
Ramiro Santa Ana Anguiano
Gabino Barreda 111
Colonia Centro
C. P. 28000
Colima, Colima
México
www.perrotriste.org
Perro Triste es un colectivo de publicaciones digitales amante de la cultura libre y dedicado a generar procesos experimentales en el campo de la edición. Ningún software propietario está involucrado en nuestras publicaciones.
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Esta obra es un producto del curso Procesos editoriales con herramientas digitales, impartido entre el segundo semestre del 2015 y el primero del 2016 en Colima, México.
Edición bajo Licencia Editorial Libre y Abierta.
Textos bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 4.0.
Contenidos disponibles en GitHub.
ISBN: 978-607-97184-1-1.
Nota
Esta tesis fue presentada originalmente en septiembre del 2014 como proyecto de titulación para la Licenciatura en Letras Hispanoamericanas. Más de un año después he decidido publicarla, convencida de que el quehacer de investigación no tiene sentido si se limita los anaqueles de una sola biblioteca. Aunque no ha perdido el tinte de los requerimientos formales que la vieron crecer, realicé ajustes menores procurando ofrecer un texto más ameno.
Antes de entrar en materia quiero agradecer a las personas que permitieron el desenlace de este trabajo: a Ada Aurora Sánchez, quien me asesoró durante el proyecto con paciencia y minucioso cuidado; a Gabriela Torres Olivares, por su entusiasta apoyo y retroalimentación; a todas las personas que fomentaron nuevas miradas; a mi familia, por estar siempre presente; al círculo que ahora es constelación, por su errante compañía; a quienes han participado en Perro Triste, permitiendo que el colectivo crezca día a día, y, sobre todo, a quienes dediquen su tiempo a la lectura de estas páginas, por darles sentido.
Colima, 2016
Introducción
Fue durante mi primer semestre como estudiante de Letras que me encontré con Enfermario. O quizá podría decir que él me encontró a mí —afortunada serendipia—, pues todo sucedió gracias a una presentación en la que se incluían Gabriela Torres Olivares, Fran Ilich y otros escritores publicados por Tierra Adentro. Ahí tuve la oportunidad de escuchar por primera vez, desde la voz de la propia autora, «Oncofilia». Sentí un estremecimiento muy peculiar al escuchar aquella narración acerca de un cáncer con memoria y enamorado del cuerpo que habita, cuerpo insistente en deshacerse de él:
Cuando la otredad no responde al amor, la simbiosis no existe. Lógica independencia. La idealización es un estado que en la sanidad mental solo dura dos meses. Y este presupuesto platónico es exclusivo de los humanos. Los cánceres no saben leer a los griegos. No saben de espejos. Ni de ramos de flores. Ni aniversarios. Ni besos. Ni palabras al oído. Ni lugares comunes en la poesía. Los cánceres no leen poesía. Ni te pisan al bailar porque los cánceres tampoco saben bailar. Solo crean coreografías arrítmicas entre vísceras para aumentar su volumen. Ensayan pasos de palpitaciones.
Era una sucesión de imágenes que fusionaban la ternura y el morbo. No diré que única en su especie, pero sí insólita para mí en aquel entonces. No dudé en hacerme del libro, que después se volvería un constante punto de referencia en mi quehacer escolar de análisis literario. Tras recorrerlo bajo diversas lupas encontré finalmente el tema que me arrastró hasta este punto: el cuerpo. El más obvio, en cierta manera, pero no por ello el más simple.
A partir del siglo xx , y con escasas excepciones previas, el cuerpo ha dejado de ser un terreno exclusivo de las ciencias médicas y biológicas, convirtiéndose en una temática cada vez más reincidente en las ciencias humanas, que en gran medida han procurado desvanecer la obstinada concepción segmentaria que opone al cuerpo y al alma: objeto y sujeto. Dicha transición ha sido también evidenciada a partir de múltiples representaciones artísticas, destacando aquellas que inscriben el cuerpo desde su sentido más precario, a través de la fragilidad y lo grotesco.
El cuerpo, tanto desde su acepción física como metafórica, es el eje central sobre el cual se erige la prosa de Enfermario (2010), de Gabriela Torres Olivares. Cuerpo enfermo, fragmentado, violentado, enclaustrado, transfigurado e incluso erotizado desde su expresión más perturbadora. Es por ello que en este trabajo pretendo dilucidar algunas de sus representaciones, partiendo de la hipótesis de que estas se configuran en función de dos vertientes del mismo como espacio político: controlado y sometido a las relaciones de poder o como posibilidad de subversión ante dicho control. Todo esto tomando en cuenta que el cuerpo es la experiencia misma, esfera de la identidad y por ende del ser, abordado por la propia autora «como vehículo perecedero, atravesador de experiencias sociales, sexuales, hegemónicas, de negligencia, de disidencia».
Así, esta investigación se ha desarrollado conjugando una perspectiva interdisciplinaria que nos permite comprender de manera más amplia las variadas implicaciones de la corporalidad en la cultura contemporánea —llámese posmoderna, aun conscientes de las múltiples susceptibilidades que despierta tal concepto— y cómo se corresponden esos trasfondos con el discurso narrativo de Enfermario.
Pretendo que de algún modo este trabajo pueda fungir como una referencia más sólida para futuras labores de crítica o investigación en torno a la producción de Gabriela Torres Olivares. Asimismo, desde una perspectiva más amplia, se podría tomar en cuenta el esclarecimiento de la manera en que se aborda la temática del cuerpo en las narrativas más recientes.
Personalmente me interesa el análisis de la producción literaria actual desde una perspectiva multifacética, contemplándola como producto de una época y contexto específicos, sin dejar por ello de lado los aspectos inherentes a la misma obra que le dotan de valía como creación artística a través del paso del tiempo. Procuro analizar cómo es que desde las cualidades de una obra que forma parte de la narrativa mexicana actual se develan tanto particularidades propias de su contexto social como otras que conciernen a la condición humana y, por ende, a las disciplinas que se configuran en torno al individuo.
Así, en el primer capítulo he procurado perfilar el contexto literario en el que se gestó Enfermario. La deducción de la presencia de características de la narrativa mexicana posmoderna en la obra a estudiar no se limita a su localización temporal, sino a la correspondencia de ciertas cualidades de la producción cultural con el trasfondo ideológico que las sustenta, por lo que en tal apartado también se procura un balance entre Enfermario y otras creaciones literarias de autoras latinoamericanas que abordan temáticas similares.
Posteriormente examino dos de las representaciones del cuerpo como espacio político de control en la obra. La primera de ellas es el cuerpo clausurado en «Y qué si tiene Tourette», a manera de medida impuesta por las disciplinas sobre las cuales reflexiona Michel Foucault. La segunda corresponde a los cuentos «Carne asada (