P RIMERO ME GUSTARÍA dar las gracias a mi agente, Margret McBride, que leyó esta obra en sus muchas diferentes formas durante los últimos seis años. Pobre Margret, casi te volví loca cuando Trece Sentidos se llamaba Padre Sol , Madre Luna , y Al Cielo . Gracias por no perder el entusiasmo, Margret. Me gustaría asimismo dar las gracias a su equipo de trabajo que han sido unos verdaderos trabajadores–Kris, Sangeeta, Donna, y Jessica.
Enseguida me gustaría dar las gracias a mi amigo Bill Cartwright, a quien conocí a principios de los sesenta cuando los dos íbamos a ser escritores. Gracias Bill por caminar conmigo al pueblo de la Lluvia de Oro cuando tenía un brazo roto y estaba escribiendo Rain of Gold . Gracias a ti y a Dennis Avery por viajar conmigo a los Altos de Jalisco para hacer la investigación de Wild Steps of Heaven . Y mi mayor agradecimiento, Bill, por leer Trece Sentidos en sus muchas formas y borradores durante los últimos seis años. Tú y Helen y Rob y Barbara fueron de gran ayuda durante este periodo mentalmente explosivo.
Gracias a Jackie que administra mi oficina y me conoce mejor que cualquier otra persona me podrá conocer, gracias Jackie, gracias Jackie, gracias Jackie y también agradécele a tu maravilloso esposo, Roland, ese gran abogado a quien hallaste en las páginas amarillas, lo trajiste a la oficina, y después te casaste con él para asegurarte que se quedara con nosotros. Gracias a ti también, Roland.
Hal, compañero de trotar con el cuello adolorido, gracias por estar a mi lado casi todos los días, no sólo leyendo los diferentes borradores una y otra vez, sino también por escucharme cuando estaba brincando de gusto y gritando, “¡Hal, ya puedo ver el Sexto! ¡Hal, ahora entiendo el Séptimo! ¡Hal, anoche vino a verme mi papá con su mamá y una docena de ángeles, y ahora finalmente veo el Noveno, el Décimo y el Decimoprimero!” Gracias Hal, por no abandonarme. Fue una larga y maravillosa experiencia de Buen-Dios-Diosando.
Gracias, David, hijo, por ser la sabia roca sólida que eres y por mantener el rancho a flote aun en medio de grandes preocupaciones financieras y tiempos de tiempos de expansión mental. Siempre logras pronunciar las palabras más alentadoras. Y felicidades por ser aceptado en la escuela de medicina.
Gracias a José, mi hijo, por ser el portador de la luz. Nos hiciste a tu madre Barbara y a mí viajar a la India de un día para otro participar en tu experiencia Siddharta de iluminación–la cual estoy seguro algún día la vas a redactar o a enseñar. Ningunos padres podrán nunca tener mejores hijos que tú José, y tu hermano David.
Gracias Barbara, madre de nuestros hijos, por tu apoyo y amor que continua aún ahora que ya no somos esposo y esposa, sino buenos amigos, y familia ... para siempre.
Y me gustaría agradecerle a mi hermana Linda con quien me crié y con la que no he tenido una relación muy estrecha durante casi veinticinco años, pero ahora que murió mi madre el dos de junio del 2000, hemos estado más cerca que nunca. Durante los últimos seis meses fuiste tú Linda la que salvó este libro digitizándolo, trabajando conmigo, prácticamente desde las seis de la mañana hasta tarde en la noche mientras rescribía el libro una y otra vez, algunas veces una página o un párrafo durante una semana–expandiendo no sólo las mentes sino nuestro lenguageando de los cinco sentidos a los Trece.
Ahora quiero darle las gracias a René Alegría, mi editor, que tuvo el valor de comprar Trece Sentidos . Este genio de editor de Harper Collins (que fue criado por sus abuelos en Tucson, Arizona, y es de mi misma cultura) tuvo los tanates para beber vino tinto y trabajar conmigo durante cinco meses de redacción. Gracias, René, eres un gran editor. ¡Gracias!
Quiero agradecer a las siguientes personas por sus horas de dedicación y su gran merito por completer este trabajo dificíl. Gracias Alfonso Gonzalez, hiciste un gran trabajo en la traducción. Gracias Olga del Castillo y Christina Benitez por sus horas de esfuerzo en redaclar el íngles y el español y por sus innumerables sugerencias que fueron una tremenda ayuda en editar el libro en español. Y gracias Alejandra Barranco por todo tu asistencia en la traducción, tanto como por los detalles en el version de íngles.
Y me gustaría agradecer a Juanita Kramer-Hermoza por haber llegado a mi vida con todo tal elegancia y danza para enseñarme la palabra “delicioso” en una nueva acepción, al decir, “¡No es éste un día delicioso!” Y después sonreír con tal gusto al final de un largo día de enseñar el tercer grado de primaria y aun querer ir a bailar esa noche. Gracias, Juanita, esposa mía, por todo tu amor y apoyo.
También muchas gracias a mi hermanita Teresita por apoyarme con amor, anillos de matrimonio, e información sobre la vida de mamá y papá. Gracias a Tencha, mi hermana mayor por el tesoro de información y fotografías que me has facilitado tan generosamente para ayudarme a capturar el sabor de este libro. Y gracias a ti Gorjenna por ser la persona desenfrenada que eres y a tu esposo Big Gary. Gracias RoseAna por ser el persona amorosa que eres y a tu esposo Jay. Gracias Joe Colombo. Gracias Teri, Joseph y Lyn, John, Kimberly, Skeeter y Alicia, Bryon, Billy y Stacy, Jason y Kady, el pequeño Gary, Bill y Charlene, Erik, Lorraine y Greg. Gracias Andrés y Shannon, Jacinto, Diego, Melissa, Jessica, Callie, Adam Ray, Nicholas, Sara, Miguel, Madeline, Carlitos, Nina, Pablito, MacKenzie, Tyler, Trent y todos los demás de nuestra familia que pude haber omitido en este momento, pero que recordaré en una hora.
Todos somos familia, todos somos hijos de Dios–¡ juntos, por siempre!
Y claro, gracias a todos los hijos de tía María y nietos y biznietos. Y gracias a las Luisas y Sofías y Victorianos y Domingos que están regados por todo Texas y Arizona en ambos lados de la frontera y a quienes en realidad no conocemos–como Dale, que se apareció en el rancho con su esposa e hijos el mes pasado y es un biznieto de Sofía que había sido adoptado y que nos halló al leer Lluvia de oro . ¡Gracias! Este libro no hubiera sido posible sin todos ustedes.
Y finalmente, aunque no de menos importancia, me gustaría agradecer especialmente a Gary Cosay y Chuck Scott que han sido mi abogado y mi editor por más de veinte años. Gracias por su fe y perseverancia. Lo logramos y todavía lo seguimos haciendo–¡adelante!
FICCIÓN
Macho!
NO - FICCIÓN
Jury: The People vs. Juan Corona
Lluvia de Oro
Walking Stars
Snow Goose: Global Thanksgiving
Wild Steps of Heaven
GUIONES
Ballad of Gregorio Cortez
Australia
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Level 13, 201 Elizabeth Street
Sydney, NSW 2000, Australia
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Canada
HarperCollins Canada
2 Bloor Street East - 20th Floor
Toronto, ON, M4W, 1A8, Canada
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New Zealand
HarperCollins Publishers (New Zealand) Limited
P.O. Box 1
Auckland, New Zealand
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United Kingdom
HarperCollins Publishers Ltd.
77-85 Fulham Palace Road
London, W6 8JB, UK
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United States
HarperCollins Publishers Inc.
10 East 53rd Street
New York, NY 10022
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S Í, DOMINGO HALLÓ la mina de oro en las afueras de Navojoa, Sonora, México y se hizo muy rico como por quince años. Entonces vendió la mina por mucho dinero y empezó a matarse bebiendo, dejando mujeres y niños por todas partes.