Moonwalk, escrito por el propio Michael Jackson a los 29 años y a petición de Jacqueline Kennedy Onassis, es decir en 1988, narra su historia desde sus inicios en la música a los 5 años, con The Jackson 5, hasta la publicación de sus álbumes más emblemáticos, Off the Wall, Thriller y Bad, los que le encumbraron como uno de los mayores y más reconocidos músicos del planeta, como el Rey del Pop.
Michael Jackson
Moonwalk
ePub r1.0
Titivillus 20.11.16
Título original: Moonwalk
Michael Jackson, 1988
Traducción: M.ª José Buxo-Dulce Montesinos y Ana M.ª De La Fuente
Diseño de cubierta: Whitney G. Cookman
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Este libro está dedicado a
FRED ASTAIRE
Notas
[1] «Jive», que juega con «five» (cinco). Puede significar también algo embarullado o engañoso. (Nota del traductor).
Siempre deseé poder contar historias, ya saben, historias que me salieran del alma. Me gustaría sentarme junto al fuego y contarle historias a la gente, enseñarles fotografías, hacerlos llorar y reír, llevarlos emocionalmente a cualquier lugar con algo tan simple como las palabras. Me gustaría contar cuentos que conmovieran sus almas y las transformasen. Me imagino cómo deben sentirse los grandes escritores, sabiendo que poseen tal poder. A veces siento que yo podría hacerlo. Es algo que me gustaría desarrollar. De alguna manera, el escribir canciones utiliza las mismas habilidades, crea los altibajos emocionales, pero la historia es corta. Es como azogue. Existen muy pocos libros sobre el arte de contar historias, cómo mantener la atención de los lectores, cómo reunir un grupo de personas y divertirías. Sin vestidos, sin maquillaje, sin nada, solamente tú y tu voz y tu capacidad poderosa para llevarles a cualquier sitio, para transformar sus vidas, aunque sólo sea durante unos minutos.
Al empezar a contar mi propia historia, quiero repetir lo que usualmente digo a la gente cuando me preguntan acerca de mis primeros días con los «Jackson 5»: yo era tan pequeño cuando comenzamos a trabajar en nuestra música que realmente no recuerdo gran cosa. La mayoría de la gente goza del lujo de haber hecho carreras que comienzan cuando tienen la suficiente edad para saber exactamente lo que están haciendo y por qué lo hacen, pero, naturalmente, a mí no me pasó así. Recuerdan todo lo que les sucedió, pero yo solamente tenía cinco años. En realidad, cuando eres un niño del mundo del espectáculo, no tienes madurez para entender muchas de las cosas que ocurren a tu alrededor. La gente toma un montón de decisiones respecto a tu vida cuando sales de la habitación. Así que esto es lo que recuerdo. Recuerdo que cantaba todo lo que mi voz me permitía y bailaba con auténtica alegría y trabajaba demasiado duramente para ser un niño. Por supuesto, existen muchos detalles que no recuerdo en absoluto. Recuerdo que los «Jackson 5» despegaron realmente cuando yo sólo tenía ocho o nueve años.
Nací en Gary, Indiana, una noche de las últimas del verano de 1958, y fui el séptimo de los nueve hijos de mis padres. Mi padre, Joe Jackson, nació en Arkansas, y en 1949 se casó con mi madre, Katherine Scruse, cuya familia provenía de Alabama. Mi hermana Maureen nació al año siguiente y le tocó la dura tarea de ser la mayor. Jackie, Tito, Jermaine, LaToya y Marlon fueron los siguientes. Randy y Janet vinieron detrás de mí.
Figuraos, cantar y bailar a esta edad.
Una parte de mis primeros recuerdos es el de mi padre trabajando en la fundición de acero. Era un trabajo duro y entumecedor y él se dedicaba a la música para evadirse. Al mismo tiempo, mi madre trabajaba en un almacén. A causa de mi padre y también del propio amor de mi padre por la música, nosotros la escuchábamos todo el tiempo en casa. Mi padre y su hermano formaban un grupo llamado «The Falcons», que constituía la banda local R & B. Mi padre tocaba la guitarra, al igual que su hermano. Ellos interpretarían algunas canciones del principio del rock’n’roll y blues de Chuck Berry, Little Richard, Otis Redding. Aquellos estilos eran sorprendentes y todos tuvieron influencia sobre Joe y sobre nosotros, aunque éramos demasiado jóvenes para darnos cuenta de ello en aquella época. The Falcons ensayaban en el salón de nuestra casa, en Gary, de modo que yo crecí en medio del ambiente de la banda R & B. Dado que éramos nueve hermanos y el hermano de mi padre tenía otros ocho hijos, nuestros contingentes sumados componían una familia enorme. Nuestra diversión consistía en la música y aquellos ratos nos ayudaban a permanecer unidos y de alguna manera daban respaldo a mi padre para que se condujese como un hombre orientado por la idea de la familia. «The Jackson 5» nacieron de este espíritu —más tarde adoptamos el nombre de «The Jacksons»— y como resultado de este adiestramiento y de esa tradición musical yo me desenvolví por mi cuenta y creé mi propio sonido.
Recuerdo mi niñez como compuesta en su mayor parte por trabajo, a pesar de que me encantaba cantar. No me obligaron a entrar en esta profesión unos progenitores dedicados al espectáculo, como ocurrió con Judy Garland. Yo lo hice porque me gustaba y porque me resultaba tan natural como exhalar el aliento tras haber hecho una inspiración. Lo hice porque me sentí compelido a ello, no por mis padres o la familia, sino por mi propia vida interior, dentro del mundo de la música.
Hubo ocasiones, dejémoslo en claro, en que yo volvía a casa de la escuela y sólo tenía tiempo para sacar los libros y ponerme a estudiar. Una vez que terminaba, me ponía a cantar hasta altas horas de la noche, rebasando la hora fijada para acostarme. Había un parque al otro lado de la calle, frente al estudio Motown, y recuerdo que contemplaba a los muchachos que jugaban allí. Les miraba con asombro —no podía imaginarme semejante libertad, una vida tan desprovista de cuidados— y yo deseaba más que nada en el mundo disponer de semejante libertad, poder marcharme y ser como ellos. Así, pues, viví momentos de tristeza durante mi infancia. Cualquier estrella infantil podrá decir lo mismo. Elizabeth Taylor me dijo que ella también se había sentido así. Cuando eres joven y estás trabajando, el mundo puede parecer terriblemente injusto. Yo no estaba obligado a ser el pequeño Michael, primera figura cantante; yo lo hacía y estaba feliz con ello, pero efectuarlo constituía un trabajo intenso. Si estábamos preparando un álbum, por ejemplo, teníamos que ir al estudio a la salida de la escuela y podía ocurrir que almorzáramos o no. Algunas veces no había tiempo ni para eso. Volvía a casa agotado, y podían ser las once o las doce, mucho más tarde de la hora de acostarme.
Mi padre y mi madre.
De este modo, me identifico profundamente con cualquiera que haya trabajado de niño. Sé cuánto ha luchado y cuánto ha sacrificado. También sé lo que ha aprendido. Yo aprendí que el desafío va aumentando a medida que se crece en edad. Yo me siento mayor por algunas razones. Me siento como si tuviera el alma vieja, como alguien que ha visto y ha experimentado una enormidad de cosas. Repasando todos los años que he vivido, me cuesta aceptar que sólo tengo veintinueve. Algunas veces me siento como si estuviera al final de mi vida, doblando el cabo de los ochenta, con la gente dándome palmaditas en la espalda. Éste es el resultado de haber empezado tan joven.