ANDREW JACKSON
- ¿Nacimiento? El 15 de marzo de 1767 en Waxhaw (Carolina del Sur).
- ¿Muerte? El 8 de junio de 1845 en Nashville (Tennessee).
- ¿Partido político? Partido Demócrata.
- ¿Fecha de las elecciones? El 3 de diciembre de 1828 y el 5 de diciembre de 1832.
- ¿Duración del mandato? Ocho años, de 1829 a 1837.
- ¿Principales aportaciones?
- Oposición al secesionismo de Carolina del Sur.
- Reembolso de la deuda federal.
- Refuerzo de los poderes presidenciales.
- Cierre del primer banco federal.
- Expulsión de los indios al oeste del Misisipi.
- Apertura de los empleos públicos al pueblo llano.
- Reafirmación del poder de los Estados Unidos en la escena internacional.
«El general Jackson, al que los norteamericanos pusieron dos veces al frente del país, es un hombre de carácter violento y de capacidad mediana. Nada en todo el curso de su carrera había demostrado que tuviese las cualidades requeridas para gobernar a un pueblo libre. […] ¿Quién lo colocó en el asiento del Presidente y quién lo mantiene allí todavía?» (Tocqueville 1864, 190).
Esta es la dura opinión que el historiador Alexis de Tocqueville (1805-1859) ofrece sobre Andrew Jackson en el segundo tomo de su obra La democracia en América, publicado en 1840. ¿Se equivoca o tiene razón?
Es cierto que nada predestinaba a este irascible político a convertirse en presidente. El general Jackson nace en un entorno modesto carente del trasfondo sociocultural de las buenas familias de la costa este de las que provenían sus predecesores. Sin embargo, el pueblo estadounidense lo elegirá en dos ocasiones. Tocqueville afirma que Jackson le debe su éxito a su gloriosa defensa de Nueva Orleans contra los británicos en 1815. No obstante, su gran popularidad no se construyó en realidad en un día ni en un solo ámbito, y sus cualidades eran muchas. El séptimo presidente de los Estados Unidos es un hombre hecho a sí mismo, un jurista competente, un general autodidacta y un talentoso político que refuerza los poderes vinculados a su cargo, que vela por que en el extranjero se respete a la joven república y que sofoca las veleidades secesionistas que surgen en la misma. Así pues, Jackson encarna una sociedad en pleno cambio, por lo que son muchos los historiadores que hablan de una era jacksoniana para designar su presidencia.
El general, al que los británicos apodan American Lion («león americano»), le debe su reputación sobre todo a su voluntad de democratizar la vida política de su país, algo que lo ha convertido en uno de los presidentes más populares de los Estados Unidos.
BIOGRAFÍA
SOLDADO A LOS TRECE AÑOS, HUÉRFANO A LOS CATORCE
Los padres de Andrew Jackson, irlandeses de origen escocés, se establecen en Carolina del Sur en 1765. Dos años más tarde y poco después de la muerte de su padre nace Andrew, el tercer hijo de la familia. Su madre Elizabeth, ahora viuda, se muda a casa de su hermana e inscribe a sus hijos en escuelas presbiterianas.
Sin embargo, la personalidad de Jackson se forma en una escuela muy distinta: la de la guerra. Cuando tiene nueve años estalla un importante conflicto entre la metrópoli británica y sus trece colonias americanas: se trata de la guerra de la Independencia de los Estados Unidos, que se desarrollará entre 1775 y 1783. Los británicos, atados de pies y manos en Nueva Inglaterra, intentan conservar sus colonias del sur. Sin embargo, no cuentan con los patriotas locales, que vencen a los casacas rojas en Hanging Rock el 1 de agosto de 1780. Andrew, que participa en la batalla como oficial de enlace del bando americano, es capturado junto con su hermano Robert un año más tarde. Es golpeado en la cara y en las manos con una espada cuando se niega a limpiar las botas de un oficial británico, lo que lo dejará marcado para siempre por unas cicatrices que demuestran su indiscutible valentía y su patriotismo.
Litografía que representa a Andrew Jackson golpeado con una espada por un oficial británico.
Su madre consigue hacer que los liberen, pero por desgracia es demasiado tarde: Robert, que había caído gravemente enfermo durante su cautiverio, muere poco después de regresar. Seis meses más tarde, Elizabeth contrae el cólera en el puerto de Charleston y fallece poco después. A los catorce años, Andrew se queda huérfano. De esta triste infancia conserva una firme lealtad por los pioneros de la Frontera, una fe inquebrantable en la igualdad, un agudo sentido del honor, un patriotismo a prueba de balas y un profundo odio contra los británicos.
LA FRONTERA
En la cultura norteamericana, la Frontera es el espacio conquistado, explorado y desarrollado por los colonos. En cuanto se acaba de colonizar esta zona y ya no hay más terrenos por explorar, los colonos sin tierra se ven obligados a probar suerte más al oeste. Por lo tanto, la Frontera no es fija: desde principios del siglo XVII hasta finales del XIX, esta se desplaza progresivamente de la costa este a la costa oeste de los Estados Unidos.
La Frontera, cuyo significado forja el historiador Frederick Jackson Turner (1861-1932) en un ensayo en 1893, tiene un peso determinante tanto en la geografía del país como en su cultura política. Turner muestra que el espíritu de conquista y de emprendimiento, la voluntad de dominar la naturaleza y el enfrentamiento entre los colonos de la Frontera y los amerindios han moldeado la mentalidad y la cultura política estadounidense de forma duradera, insuflándole el amor por la autonomía, la aventura y la libertad para emprender.
JACKSON EN EL SENADO: UN ESCENARIO IMPROBABLE
Después de que el Tratado de París (1783) reconozca la independencia estadounidense, Jackson se instala en Salisbury, en Carolina del Norte, para estudiar Derecho. A pesar de su irascible carácter, logra diplomarse a finales de 1787. Entonces decide unirse a los pioneros que llegan a Tennessee y trabaja como procurador en una ciudad al este del estado, Jonesborough. Sin embargo, no se queda ahí mucho tiempo. Jackson, al que siempre le ha atraído la aventura, se instala en 1788 más al oeste, en Nashville, donde trabaja a la vez como abogado y como procurador local. Se instala en casa de la viuda Danelson, y no puede evitar fijarse en la hija de esta, Rachel (1767-1828), que está separada. Antes incluso de su divorcio —que obtendrá en 1793— Rachel y Andrew viven juntos, una situación que sacude a la puritana ciudad de Nashville. Después de casarse en el año 1794, adoptan un niño al que llaman Andrew Jackson Jr.
Esta unión le abre al futuro presidente las puertas de la alta sociedad de Tennessee. Este territorio, que ha superado los 60 000 habitantes, tiene la posibilidad de pedir su adhesión a la Unión como estado y de promulgar una constitución. Entonces se forma una Asamblea Constituyente para la que Andrew Jackson es elegido delegado el 19 de diciembre de 1795. Tras firmar la Constitución en junio de 1796, se le nombra representante de Tennessee en el Congreso. Pero su ascenso no termina aquí, ya que un año más tarde el joven es elegido al Senado. Sin embargo, se encuentra incómodo en una asamblea en la que lo rodean personas procedentes de la alta sociedad, y presenta su dimisión en 1798 para volver a Tennessee, donde ejerce durante seis años como juez en la Corte Suprema del estado. En 1804, compra la propiedad del Hermitage en Nashville, pero está a punto de entrar en la cárcel por antiguas especulaciones. Por ello, sentirá durante toda su vida aversión por el endeudamiento.
Comercia con Luisiana en 1802, un estado que se le compra a Francia en 1803, y ese mismo año es elegido mayor general (comandante en jefe) de la milicia de Tennessee. Jackson es muy combativo y acumula duelos y heridas: en 1806, recibe una bala que se quedará alojada para siempre cerca de su corazón y, en 1813, otra en el hombro, que le extirparán durante su presidencia. Estas heridas refuerzan su reputación de hombre de hierro.