G. K. Chesterton - William Blake y otros temperamentos
Aquí puedes leer online G. K. Chesterton - William Blake y otros temperamentos texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1910, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:William Blake y otros temperamentos
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1910
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
William Blake y otros temperamentos: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "William Blake y otros temperamentos" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
William Blake y otros temperamentos — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" William Blake y otros temperamentos " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
El formidable ensayo de G. K. Chesterton sobre William Blake —que ocupa la primera mitad de este libro— es una pieza crítica clave de la literatura del siglo XX: el autor de El hombre que fue jueves repasa allí, con inimitable agudeza y originalidad, la vida y la dilatada obra pictórica y poética del genial artista inglés, a la vez que nos propone una discusión en torno al arte de la biografía, a la historia religiosa y mágica de Occidente, y a las relaciones entre temperamento artístico, locura y mística, todo ello sin dejar de revelarse, a cada paso, como un luminoso humorista, un heterodoxo moralista y un maestro del aforismo.
Junto a ese ensayo, el libro reúne una serie de comentarios biográficos sobre otros personajes cuya vivisección a manos de Chesterton sólo podía producir pequeñas obras maestras: Lord Byron, Charlotte Brontë, William Morris, Robert Louis Stevenson, Carlos II, Francisco de Asís, Girolamo Savonarola y Lev Tolstói. En su mayoría, los textos nacieron como reseñas de libros que el propio escritor contribuyó a olvidar, erigiéndose, como era su costumbre, en un juez extraordinariamente lúcido —y también insólitamente divertido— de lo bueno y de lo superior.
Estas páginas son una muestra del mejor Chesterton, un autor al que el paso de los años sólo ha conseguido engrandecer, confirmando lo que Jorge Luis Borges anotó sobre él: «Pienso que Chesterton es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo».
G. K. Chesterton
ePub r1.0
Titivillus 25.10.16
Título original: William Blake
G. K. Chesterton, 1910
Traducción: Juan Antonio Montiel
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
GILBERT KEITH CHESTERTON (1874-1936). Fue no sólo el creador del Padre Brown y un elocuente defensor de la fe católica, sino un ensayista, un autor de admirables biografías, un historiador y un poeta.
Estudió dibujo y pintura y llegó a ilustrar algunos de los libros de su amigo Hilaire Belloc. Luego se consagró a la literatura, pero hay en sus libros mucho de pictórico. Sus personajes entran en escena como actores, sus vívidos e irreales paisajes perduran en nuestra memoria.
Chesterton vivió los años que melancólicamente se denominaban fin de siglo; en un poema dedicado a Edmund Bentley declara «El mundo era en verdad muy viejo cuando nosotros éramos muy jóvenes». De ese obligado abatimiento inicial le salvaron Whitman y Stevenson. Algo quedo en él, sin embargo, que propendía a lo horrible; la más famosa de sus novelas, el hombre que fue jueves, se subtitula Pesadilla.
Hubiera podido ser un Egdar Allan Poe o un Kafka; prefirió —debemos agradecérselo— ser Chesterton.
En 1911 publicó un poema épico, la balada del caballo blanco, sobre las guerras de Alfredo el grande con los daneses. Ahí hallamos la extraordinaria comparación: «Mármol como luz de luna maciza, oro como un fuego congelado». Otro poema define así la noche: «Una nube mayor que el mundo y un monstruo hecho de ojos». No menos admirable es su Balada de Lepanto, en la última estrofa el capitán Cervantes envaina la espada y sonríe pensando en un caballero que recorre los infinitos caminos de Castilla.
Su obra más famosa la constituyen los cuentos del Padre Brown. Cada uno de ellos sugiere un hecho fantástico, que luego se resuelve racionalmente.
En el siglo XVII, la paradoja y el ingenio habían sido empleados contra la religión; Chesterton los usó para su defensa. Su apología de la fe cristiana, Ortodoxia (1908), ha sido vertida admirablemente al español por Alfonso Reyes.
En 1922 pasó de la Iglesia Anglicana al catolicismo. Entre sus estudios críticos citaremos los dedicados a San Francisco, a Santo Tomás, a Chaucer, a Blake, a Dickens, a Browning, a Stevenson y a Bernard Shaw.
Escribió asimismo una espléndida historia universal, cuyo título es El hombre eterno. Su obra total supera la cifra de cien volúmenes. Bajo sus bromas hay una profunda sabiduría. Su corpulencia era famosa; se cuenta que en un ómnibus ofreció su asiento a tres damas. Chesterton, el escritor más popular de su tiempo, es una de las figuras más simpáticas de la literatura.
RODRIGO PINTO
«HE ESCRITO VARIOS LIBROS que se supone son biografías y vidas de hombres realmente grandes y notables, a los que cicateramente he hurtado los más elementales datos cronológicos», escribió G. K. Chesterton en su Autobiografía para explicar por qué omitía del relato de su propia vida ese tipo de información. Y ese rasgo es llamativo tanto en el extenso ensayo sobre William Blake como en los perfiles de escritores y personajes históricos que conforman este volumen. Chesterton define un perfil como «la línea que separa una cosa de lo que está fuera de ella», y en el periodismo y el ensayo ejerció largamente el oficio de trazar esa línea, de seguir su derredor, pero no al hilo de las fechas y los datos, sino al modo como cada personaje se dibuja en el tiempo y establece su diferencia particular con el entorno. Chesterton, además, busca entenderlos desde el conjunto, desde la totalidad de la obra o de la biografía; para ese tipo de mirada, la cronología es un detalle que no importa tanto. No quiere establecer una biografía de manera fidedigna (si es que ello fuera posible) ni quedarse en las anécdotas (o hechos: nacimiento, estudios, títulos, matrimonios) que pueden darse en cualquier existencia. En cambio, procura ofrecer una interpretación, una lectura, una mirada que ilumine esa obra o esa vida a fin de que diga algo vivo y nuevo a sus lectores.
Como suele ocurrir con escritores de la talla de Chesterton, esa mirada, la suya, es también reveladora de sí mismo, de sus ideas y propuestas filosóficas, estéticas y religiosas. Converso al catolicismo, fue un militante ejemplar en la defensa de la fe y de la Iglesia católica en un país mayoritariamente protestante. Ello explica la presencia en este libro de los perfiles de Francisco de Asís y de Savonarola, reformador religioso que pasó a la historia por su consecuencia y rigor en la denuncia de la corrupción de los Medici y del papa Alejandro vi. No son éstos ensayos históricos; Chesterton da por supuesto que el lector está familiarizado con los personajes, y entrega, como es habitual, una interpretación muy personal y a contrapelo de la tradición. En el caso de Francisco de Asís, discute con el señor Adderley —quien, sostiene Chesterton, no ha escrito una biografía de Francisco sino «un devocionario»—, y afirma que el santo ha expresado, «en un lenguaje más elevado y audaz que el de ningún pensador terrenal, la idea de que la risa es tan divina como las lágrimas». Y cuando habla de Savonarola y su cruzada por quemar objetos de lujo, valiosos, joyas, cuadros, libros, para volver al ascetismo de la auténtica fe, escribe algo terrible y difícil de entender para un descreído: «Debo confesar que espero que la pila haya contenido montones de obras maestras incomparables, si el sacrificio hizo más real aun ese momento único».
Salvo los dos anteriores perfiles y el de Carlos II —un pretexto, en realidad, para explayarse sobre el escepticismo con ironía, pero también con respeto—, todos los otros se refieren a escritores: Lord Byron, espíritu romántico cuyo pensamiento fue una «convulsión de la naturaleza», un volcán que en la época de Chesterton ya no era ni siquiera «un volcán extinguido», sino «el cartucho quemado de un cohete»; Charlotte Brontë, aunque en realidad habla mucho más de las tres hermanas que de la autora de
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «William Blake y otros temperamentos»
Mira libros similares a William Blake y otros temperamentos. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro William Blake y otros temperamentos y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.