Introducción
Vamos a descubrir juntos si este libro es tan especial como dice el legislador. Porque Mi lucha es un libro prohibido.
S ERDAR S OMUNCU , monologuista
Lo prohibido atrae. Todo aquello que una autoridad considera perjudicial o, incluso, peligroso adquiere, de un modo casi inevitable, un halo de interés. Y eso ocurre incluso cuando, en realidad, no existe tal prohibición. Incluso cuando solo se trata de un malentendido. Porque lo cierto es que en Alemania el libro de Adolf Hitler no está prohibido. Cualquiera puede poseerlo, leerlo y hasta venderlo. Siempre y cuando sea un ejemplar de anticuario, ni los fiscales ni los policías tendrán derecho a intervenir. Y, sin embargo, Serdar Somuncu, cómico alemán de origen turco, no se equivoca en absoluto en el comentario que sirve de introducción a su espectáculo más aclamado. En las más de mil cuatrocientas representaciones de Nachlass eines Massenmörders («El legado de un asesino de masas») ha citado numerosos fragmentos de Mi lucha . Con su obra ha cosechado premios y aplausos por haber roto un tabú. El periódico berlinés Die Tageszeitung llegó incluso a calificarle de «hombre del año 1996». Sus lecturas parcialmente dramatizadas despiertan un enorme interés, precisamente porque todo el mundo conoce el título del libro de Hitler, pero casi nadie sabe nada acerca del contenido de sus casi ochocientas páginas. Puede que aquellas personas que se interesan por la historia contemporánea acierten a decir, a lo sumo, que la obra es una mezcolanza de autobiografía, prejuicios antisemitas y mensajes de odio. Pero hoy en día, setenta años después de que su autor se suicidara, casi nadie puede juzgar a partir de su propia lectura si Mi lucha es realmente un libro explosivo y, en caso de que lo sea, en qué medida.
El motivo es muy sencillo: en Alemania varias generaciones de funcionarios de ministerios y consejerías, jueces, ministros y hasta un primer ministro se han puesto de acuerdo para evitar, por todos los medios posibles, que la gente lea Mi lucha . Llevan decenios impidiendo que los lectores se acerquen de un modo objetivo a la obra de Hitler. Valiéndose de los derechos de autor, han imposibilitado que se estudie de un modo científico un libro que lleva sin reeditarse en alemán desde 1945 y que, sin embargo, es, todavía hoy, la obra original de un autor germanohablante que mayor difusión ha tenido jamás. Y a pesar de que los fundamentos jurídicos de esta medida expirarán a finales de 2015, en el futuro se mantendrá la misma línea: a finales de junio de 2014, la Conferencia de Consejeros de Justicia de los estados Federados —el máximo órgano de coordinación de la política jurídica de Alemania— lo confirmó oficialmente. Concluyó que el libro era «un terrible ejemplo de texto que desprecia al ser humano» y anunció que «los consejeros y las consejeras de Justicia de los estados federados convienen en que hay que impedir cualquier reedición no comentada de Mi lucha , de Hitler, aun cuando el 31 de diciembre de 2015 expire el plazo de protección de los derechos de autor». Los representantes políticos exigieron a las fiscalías que dependían de ellos que se ocuparan lo antes posible de los «aspectos penales del tema» e informaran «del resultado a la Conferencia de Consejeros de Justicia de los estados Federados». Es verdad que, desde el punto de vista formal, esta recomendación afecta únicamente a las reediciones «no comentadas» —que, de todas formas, nadie quiere publicar oficialmente— y, como es obvio, solo vincula a las autoridades penales competentes que responden ante estos consejeros, pero no a los tribunales que son independientes por principio. Sin embargo, la ejecución de esta orden entraña indirectamente, por fuerza, que en el futuro los fiscales se vean obligados a decidir qué ediciones de Mi lucha se han de considerar suficientemente comentadas y qué ediciones no. Una tarea que los juristas no podrán cumplir porque no cuentan con la preparación necesaria para ello.
¿Y cuáles son las consecuencias de las trabas que las autoridades de Baviera están poniendo a los historiadores que desean hacer un estudio científico serio? El libro de Hitler está rodeado de mitos que hunden sus raíces en la fértil tierra de la ignorancia. A diferencia de lo que ocurre con muchos otros temas importantes del pasado reciente de Alemania, en torno a Mi lucha no existe todavía un consenso social. La persecución de los judíos, el Holocausto, las devastadoras consecuencias de las campañas de la Wehrmacht en la Unión Soviética o Yugoslavia, la cruel ocupación de Grecia o Italia: nadie, salvo un grupúsculo de extremistas de derechas, discute ya estos hechos. Y aunque en algunas tertulias se pueda insistir en verter opiniones populistas, en realidad nadie se las toma en serio. Y con razón. En ningún país del mundo se han estudiado con tanta perseverancia los crímenes de una dictadura derrocada como se ha hecho en Alemania, por mucho que la intensidad de este empeño haya variado con el tiempo. En ninguna parte se ha planteado tanto como aquí la pregunta de cómo fue posible «aquello». Alemania debe de ser el único país en el que los ciudadanos ilustrados han convertido en un éxito de ventas un agresivo libelo que ataca a sus propios padres y a sus abuelos y que se equivoca claramente en sus conclusiones: nos referimos a Los verdugos voluntarios de Hitler , obra de Daniel Goldhagen de la que se han vendido ya más de cuatrocientos mil ejemplares; un libro que ofrece respuestas simples a la pregunta sobre el origen de ese odio que llevó al asesinato de unos seis millones de judíos. El público en general no se ha dado cuenta de que las explicaciones de Goldhagen son, en su mayoría, erróneas. Y si lo ha percibido, ha sido ya mucho después.
Probablemente, esto no habría ocurrido si en nuestro país se hubiese facilitado el análisis crítico de la obra de Hitler. Si existiesen unas bases seguras, no tendríamos que conformarnos con rumores y habladurías sobre Mi lucha . Con una búsqueda en Internet se pueden encontrar numerosas variantes del texto, pero apenas hay comentarios serios. En las abundantísimas biografías de Hitler que se han escrito hasta ahora —más de ochenta— se menciona constantemente su principal obra, que se cita con mayor o menor detalle. Pero pocas veces se va más allá de la mera concatenación de citas. Ninguno de los libros en los que se habla de su vida, ni siquiera los de mayor calidad, ofrece un análisis adecuado de Mi lucha . Aún son más escasas las obras que versan específicamente sobre este libro de Hitler: en los cincuenta últimos años, apenas se han publicado en torno a seis, de una calidad bastante dispar. A mediados de la década de 1960, el periodista Werner Maser logró vender tiradas de seis dígitos de sus libros acerca de Mi lucha , que, en esencia, son muy parecidos entre sí, además de cuestionables en cuanto a su contenido. Por eso, Mi lucha sigue siendo, aún hoy, una especie de agujero negro en torno al cual gravita toda la investigación sobre el nacionalsocialismo y, con ella, buena parte de la historia contemporánea alemana. El estudio bibliográfico de Othmar Plöckinger, que solo se concentra en la historia externa de la obra hasta 1945, tampoco cambia nada en este panorama, por mucho material que aporte.
Así pues, son muchos los que hablan de un libro del que prácticamente solo conocen el título y, a lo sumo, un par de consignas de esas que circulan en Internet, a través de multitud de páginas a menudo creadas en los círculos de la extrema derecha: por ejemplo, «¡Había decidido dedicarme a la política!» o «por eso creo ahora que al defenderme del judío lucho por la obra del Supremo Creador» o también, cómo no, «la finalidad de la educación femenina es, inmutablemente, formar a la futura madre». El principal punto fuerte de Mi lucha reside sin duda alguna en su capacidad para generar citas: es fácil encontrar enseguida frases provocadoras. Y más fácil aún lo ponen las decenas de páginas web que ofrecen pasajes más extensos del libro para una lectura rápida, en alemán o en versiones traducidas, la mayoría de las veces desprovistos de comentarios o, en ocasiones, con introducciones de poco valor informativo. Resulta sencillo localizarlos a través de Google, más allá de la Wikipedia. Pero encontrar información objetiva sobre este libro, del que se han editado 12,4 millones de ejemplares, es prácticamente imposible; al menos, en el estado en el que se encuentran actualmente las investigaciones.