CRÓNICA DE TURPÍN
[Codex Calixtinus, libroIV]
Procedencia:
http://www.caminosantiagoencadiz.org/index/CodexCalixtinus/CodexLibroIV.html
TURPÍN, POR LA GRACIA DE DIOS ARZOBISPO DE REIMS Y CONSTANTE COMPAÑERO DEL EMPERADOR CARLOMAGNO EN ESPAÑA, A LUITPRANDO, DEÁN DE AQUISGRÁN, SALUD EN CRISTO.
Puesto que ha poco, mientras me hallaba en Vienne algo enfermo por las cicatrices de las heridas, me mandasteis que os escribiera cómo nuestro emperador, el famosísimo Carlomagno, liberó del poder de los sarracenos la tierra española y gallega, no dudo escribir puntualmente, y enviarlos a vuestra fraternidad, los principales de sus admirables y sus laudables triunfos sobre los sarracenos españoles, que he visto con mis propios ojos al recorrer durante catorce años España y Galicia en unión de él y de sus ejércitos.
Puesto que vuestra autoridad no ha podido encontrar completas, según me escribisteis, las hazañas que el rey realizó en España, divulgadas en la crónica real de San Dionisio, sabed, pues, que su autor, o por la prolija narración de tantos hechos o por que, estando ausente de España, los ignorase, en modo alguno escribió en ella detalladamente y, sin embargo, en nada difiere de ella este volumen. Que viváis con salud y seáis grato al Señor. Así sea.
I.EMPIEZA EL LIBRO DE LA APARICIÓN DEL APÓSTOL A CARLOMAGNO
El gloriosísimo apóstol de Cristo, Santiago, mientras los otros apóstoles y discípulos del Señor fueron a diversas regiones del mundo, predicó el primero, según se dice, en Galicia. Después, sus discípulos, muerto el apóstol por el rey Herodes y trasladado su cuerpo desde Jerusalén a Galicia por mar, predicaron en la misma Galicia; pero los mismos Gallegos más tarde, dejándose llevar por sus pecados, abandonaron la fe hasta el tiempo de Carlomagno, emperador de los romanos, de los franceses, de los teutones y de los demás pueblos, y pérfidamente se apartaron de ella.
Mas Carlomagno, después que con múltiples trabajos por muchas regiones del orbe adquirió, con el poder de su invencible brazo y fortificado con divinos auxilios, distintos reinos, a saber: Inglaterra, Lorena, Borgoña, Italia, Bretaña y los demás países, así como innumerables ciudades de un mar al otro, y las arrancó de manos de los sarracenos y las sometió al imperio cristiano, fatigado por tan penosos trabajos y sudores, se propuso no emprender más guerras y darse un descanso.
Y enseguida vio en el cielo un camino de estrellas que empezaba en el mar de Frisia y, extendiéndose entre Alemania e Italia, entre Galia y Aquitania, pasaba directamente por Gascuña, Vasconia, Navarra y España hasta Galicia, en donde entonces se ocultaba, desconocido, el cuerpo de Santiago. Y como Carlomagno lo mirase algunas veces cada noche, comenzó a pensar con gran frecuencia qué significaría.
Y mientras con gran interés pensaba esto, un caballero de apariencia espléndida y mucho más hermosa de lo que decirse puede, se le apareció en un sueño durante la noche, diciéndole:
—¿Qué haces, hijo mío?
A lo cual dijo él:
—¿Quién eres, señor?
—Yo soy —contestó— Santiago apóstol, discípulo de Cristo, hijo de Zebedeo, hermano de Juan el Evangelista, a quien con su inefable gracia se dignó elegir el Señor, junto al mar de Galilea, para predicar a los pueblos; al que mató con la espada el rey Herodes, y cuyo cuerpo descansa ignorado en Galicia, todavía vergonzosamente oprimida por los sarracenos. Por esto me asombro enormemente de que no hayas liberado de los sarracenos mi tierra, tú que tantas ciudades y tierras has conquistado. Por lo cual te hago saber que así como el Señor te hizo el más poderoso de los reyes de la tierra, igualmente te ha elegido entre todos para preparar mi camino y liberar mi tierra de manos de los musulmanes, y conseguirte por ello una corona de inmarcesible gloria. El camino de estrellas que viste en el cielo significa que desde estas tierras hasta Galicia has de ir con un gran ejército a combatir a las pérfidas gentes paganas, y a liberar mi camino y mi tierra, y a visitar mi basílica y sarcófago. Y después de ti irán allí peregrinando todos los pueblos, de mar a mar, pidiendo el perdón de sus pecados y pregonando las alabanzas del Señor, sus virtudes y las maravillas que obró. Y en verdad que irán desde tus tiempos hasta el fin de la presente edad. Ahora, pues, marcha cuanto antes puedas, que yo seré tu auxiliador en todo; y por tus trabajos te conseguiré del Señor en los cielos una corona, y hasta el fin de los siglos será tu nombre alabado.
De esta manera se apareció a Carlomagno por tres veces el santo Apóstol. Así, pues, oído esto, confiando en la promesa apostólica y, tras habérsele reunido muchos ejércitos, entró en España para combatir a las gentes infieles.
II.DE LAS MURALLAS DE PAMPLONA, DERRUMBADAS POR SÍ MISMAS
La primera ciudad que sitió fue Pamplona. La asedió durante tres meses, mas no pudo tomarla, porque estaba fortificadísima con inexpugnables murallas. Entonces elevó sus preces al Señor, diciendo:
—Señor Jesucristo, por cuya fe he venido a combatir en estas tierras a un pueblo infiel, concédeme el conquistar esta ciudad para gloria de tu nombre. ¡Oh Santiago!, si es verdad que te apareciste a mí, concédeme el conquistarla.
Entonces, por concesión de Dios y a ruegos de Santiago, quebradas de raíz, cayeron las murallas. A los sarracenos que quisieron bautizarse les conservó la vida y a los que se negaron, los pasó a cuchillo. Divulgadas estas maravillas, en todas partes los sarracenos se sometían a Carlomagno a su paso, le enviaban tributos, se le entregaban ellos y sus ciudades, y toda aquella tierra se le hizo tributaria. Se admiraba la gente sarracena al ver a los de Galia, verdaderamente espléndidos, bien vestidos y de elegante aspecto; y tras haber depuesto las armas, los recibirían honrosa y pacíficamente.
Después de haber visitado la tumba de Santiago, llegó a Padrón sin hallar resistencia y clavó una lanza en el mar, dando gracias a Dios y a Santiago por haberle llevado hasta allí, y dijo que ya no podía ir más adelante. A los gallegos, pues, que tras la predicación de Santiago y de sus discípulos, se habían convertido a la infidelidad de los paganos, los regeneró con la gracia del bautismo por manos del arzobispo Turpín; entiéndase bien, a los que quisieron convertirse a la fe y que no estaban bautizados todavía, pues a los que no quisieron acogerse a ella, o los acuchilló o los esclavizó bajo el poder de los cristianos. Después recorrió toda España de mar a mar.
III.DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES DE ESPAÑA
Las ciudades y pueblos más grandes que entonces adquirió en Galicia se denominan vulgarmente así: Viseo, Lamego, Dumio, Coimbra, Lugo, Orense, Iria, Tuy, Montadoñedo, Braga, la metropolitana; la ciudad de Santa María de Guimaräes, Coruña, Compostela, aunque todavía pequeña entonces.
En España: Alcalá, Guadalajara, Talamanca, Uceda, Olmedo, Canales, Madrid, Maqueda, Santa Olalla, Talavera, que es fructífera; Medinaceli, esto es ciudad alta; Berlanga, Osma, Sigüenza, Segovia, que es grande; Ávila, Salamanca, Sepúlveda, Toledo, Calatrava, Badajoz, Trujillo, Talavera (la Real), Guadiana, Mérida, Zamora, Palencia, Lucerna Ventosa, que se llama Carcesa y está en Valverde; Caparra, Astorga, Oviedo, León, Carrión, Burgos, Nájera, Calahorra, Urancia, que se llama Arcos; Estella, Calatayud, Milagro, Tudela, Zaragoza, que se llama Cesaraugusta; Pamplona, Bayona, Jaca, Huesca, la de las noventa torres; Tarazona, Barbastro, Rosas, Seo de Urgel, Elna, Gerona, Barcelona, Tarragona, Lérida, Tortosa, la muy fuerte plaza de Berbegal, la plaza fuerte de Carbona, la de Oreja y la de Algayat; la ciudad de Adania, Isipalida, Escalona, la costa de Málaga, la costa de Burriana, la comarca de Cutanda; la ciudad de Úbeda, la de Baeza, Petroissa, en la que se hace una plata muy buena; Valencia, Denia, Játiva, Granada, Sevilla, Córdoba, Abla, Guadix, en donde cuyo sepulcro un olivo que florece milagrosamente se adorna con frutos maduros todos los años en el día de su fiesta, esto es, el día 15 de mayo; la ciudad de Bizerta, en la que hay unos guerreros muy valerosos que son llamados vulgarmente Arrabit; la isla de Mallorca, la ciudad de Bugía, que según costumbre tiene un rey; la isla de Gelves, Orán, ciudad que está en Berbería; Menorca, Ibiza, Fomentera, Alcoroz, Almería, Almuñécar, Gibraltar, Carteya, Ceuta, que se encuentra en las regiones de España donde está el estrecho, e igualmente Algeciras y Tarifa.