• Quejarse

Aharon Appelfeld - Vía férrea

Aquí puedes leer online Aharon Appelfeld - Vía férrea texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1991, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Aharon Appelfeld Vía férrea

Vía férrea: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Vía férrea" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Año tras año, y en un recorrido siempre igual, que le lleva de Italia a Austria, el anticuario Erwin Siegelbaum rastrea por sótanos y desvanes manuscritos valiosos, libros y objetos de culto judíos. Siempre se detiene en los mismos lugares -ciertas aldeas de los Alpes austríacos-, contempla desde trenes similares los invariables paisajes -verdes en el estío; grises, blancos y negros en el invierno-, se encuentra asiduamente con las mismas personas. Pero su viaje anual esconde un segundo motivo, al margen de su negocio de antigüedades. Cuarenta años atrás, él y sus padres fueron detenidos y conducidos a un campo de concentración, del que sólo él pudo escapar. Sus padres fueron asesinados por un esbirro de las SS llamado Nachtigal. Siegelbaum lo ha estado buscando también todo ’ ese tiempo. Ahora que acaba de cumplir 55 años cuenta con indicios no dudosos de que lo ha encontrado. ¿Acabará aquí el obsesivo peregrinar de Siegelbaum? ¿Habrá colmado su vida la venganza? ¿Se puede concertar el destino con un pasado del que es imposible apearse? La exploración de la vida de un superviviente del Holocausto que Aharon Appelfeld lleva a cabo en esta novela presenta ecos, como ha señalado Philip Roth, de dos escritores anteriores también judíos: Bruno Schulz y Franz Kafka: la pintura de la íntima calidez del primero, y el mapa del mundo absurdo, del segundo. La profundidad que alcanza Appelfeld en esa exploración es, sin embargo, sólo suya, y por eso se le ha aclamado internacionalmente como uno de los mejores escritores del mundo. Esta obra le valió el National Jewish Book Award, el premio nacional de literatura israelí, en 1999.

Aharon Appelfeld: otros libros del autor


¿Quién escribió Vía férrea? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Vía férrea — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Vía férrea " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Año tras año y en un recorrido siempre igual que le lleva de Italia a - photo 1

Año tras año, y en un recorrido siempre igual, que le lleva de Italia a Austria, el anticuario Erwin Siegelbaum rastrea por sótanos y desvanes manuscritos valiosos, libros y objetos de culto judíos. Siempre se detiene en los mismos lugares —ciertas aldeas de los Alpes austríacos—, contempla desde trenes similares los invariables paisajes —verdes en el estío; grises, blancos y negros en el invierno—, se encuentra asiduamente con las mismas personas.

Pero su viaje anual esconde un segundo motivo, al margen de su negocio de antigüedades. Cuarenta años atrás, él y sus padres fueron detenidos y conducidos a un campo de concentración, del que sólo él pudo escapar. Sus padres fueron asesinados por un esbirro de las SS llamado Nachtigal. Siegelbaum lo ha estado buscando también todo ese tiempo. Ahora que acaba de cumplir 55 años cuenta con indicios no dudosos de que lo ha encontrado.

¿Acabará aquí el obsesivo peregrinar de Siegelbaum? ¿Habrá colmado su vida la venganza? ¿Se puede concertar el destino con un pasado del que es imposible apearse?

La exploración de la vida de un superviviente del Holocausto que Aharon Appelfeld lleva a cabo en esta novela presenta ecos, como ha señalado Philip Roth, de dos escritores anteriores también judíos: Bruno Schulz y Franz Kafka: la pintura de la íntima calidez del primero, y el mapa del mundo absurdo, del segundo. La profundidad que alcanza Appelfeld en esa exploración es, sin embargo, sólo suya, y por eso se le ha aclamado internacionalmente como uno de los mejores escritores del mundo.

Esta obra le valió el National Jewish Book Award, el premio nacional de literatura israelí, en 1999.

Aharon Appelfeld Vía férrea ePub r10 ifilzm 011014 Título original Mesilat - photo 2

Aharon Appelfeld

Vía férrea

ePub r1.0

ifilzm 01.10.14

Título original: Mesilat barzel

Aharon Appelfeld, 1991

Traducción: Raquel García Lozano

Retoque de cubierta: ifilzm

Editor digital: ifilzm

ePub base r1.1

AHARON APPELFELD nació en 1932 en Czernowitz la mayor ciudad de la Bukovina - photo 3
AHARON APPELFELD nació en 1932 en Czernowitz la mayor ciudad de la Bukovina - photo 4

AHARON APPELFELD nació en 1932 en Czernowitz, la mayor ciudad de la Bukovina, actualmente en Ucrania, en el mismo barrio en el que vivió el poeta Paul Celan, y en el seno de una familia próspera, asimilada y de lengua alemana. A los ocho años fue testigo del asesinato de su madre por los nazis, antes de ser deportado junto con su padre a un campo en Transmitria, de donde consiguió fugarse. Tras deambular durante unos años por Ucrania, los rusos lo liberaron en 1944, e inmigró a Israel en 1946. Allí, donde vive en la actualidad, aprendió la lengua hebrea, en la que ha escrito toda su obra, una de las producciones más importantes de la literatura de aquel país, en la que destacan Vía férrea (1991), Katerina (1989) y Badenheim 1939 (1979).

Notas

[1] Comité de ayuda al pueblo judío, fundado en 1914 (N. de la T.)

[2] Movimiento juvenil sionista religioso, fundado en Jerusalén en 1929. (N. de la T.)

I

Llevo desde el final de la guerra siguiendo el mismo itinerario: un recorrido largo y tortuoso que se extiende desde Nápoles hasta el frío norte, una línea de trenes regionales, tranvías, taxis y coches de caballos. Las estaciones del año pasan ante mis ojos como un espejismo. Estudié esta ruta sobre mi cuerpo. Ahora conozco cada fonda y cada albergue, cada restaurante y cada cantina, todos los medios de transporte que te conducen a los rincones más remotos. Ahora puedo sentarme en una cantina e imaginarme, por ejemplo, lo que pasa en la lejana Hansen, cómo cae la nieve y cubre suavemente las estrechas callejuelas, el café Antón, donde ya por la mañana temprano sirven panecillos recién hechos, café y mermelada de cereza. Precisamente en esos lugares olvidados de Dios me esperan pequeños placeres que activan mi memoria durante muchos días. Ya he aprendido que los pensamientos, sean lo nobles que sean, pasan como el viento, pero el sabor de un panecillo recién hecho y de la mermelada casera, por no hablar del de un cigarro, permanecen en ti mucho tiempo. Me basta a veces con imaginar el café Antón para apartar de mi mente los malos pensamientos. Los lugares pequeños, remotos, me agradan. Me alejo de las grandes ciudades como de la peste. Las ciudades me producen terror, o peor aún, melancolía.

La gente tiene casas confortables, tiendas y almacenes, pero yo tengo todo el continente. Me siento como en casa en todos los rincones abandonados. Conozco lugares que no se encuentran en ningún mapa, lugares de una sola casa y un solo árbol. Cuando comencé mis viajes me perdía, me confundía, me hundía y esperaba en vano. Hoy con un solo tañido soy liberado del laberinto. Conozco los medios de transportes de pueblo con todos sus entresijos. Qué conductor trabaja el lunes y cuál los días de fiesta. Quién está dispuesto a arriesgarse en una tormenta de nieve y quién es un holgazán sin remedio. En resumen: quién es amigo y quién no.

En el pequeño y maravilloso Herben, del que seguiré hablando en su momento, me espera cada año, el cinco de abril, el veterano conductor Marcelo. Al verlo desde la ventanilla del tren me embarga una gran alegría, como si volviera a mi olvidada ciudad natal. Hace más de veinte años que me espera en esa fecha. Cuando estoy en la puerta del vagón, corre hacia mí, me quita la maleta de la mano y me hace entrar directamente en su taxi. Desde el pequeño Herben vamos a un lugar llamado Herben Alto, es un viaje de dos horas y media. Durante el viaje me habla de todo lo que ha pasado en la ciudad, de sí mismo, de sus compañeros y por supuesto de su exmujer, que lleva mucho tiempo exprimiéndole. Y así cada año. Hay una extraña esperanza en esa repetición. Como si no nos esperase la aniquilación sino una continua renovación.

Los trenes me han hecho libre. De no ser por ellos, ¿qué hubiese sido yo en este mundo?: un insecto casero, una larva burocrática, y, en el mejor de los casos, el dueño de una tienda de pueblo, una especie de hombre-oruga que se levanta por la mañana, trabaja ocho o nueve horas y por la tarde, con las fuerzas que le quedan, cierra la tienda. Y cuando vuelve a casa, ¿qué se encuentra?: una mujer gruñona, un hijo ingrato y un montón de facturas. Detesto esas madrigueras oscuras llamadas casas. Cuando me subo a un tren, al instante me elevo sobre las alas del viento.

El tren es pesado y torpe por naturaleza, pero no siempre. En los terrenos abiertos, cuando toma velocidad, cambia de cara, se libera de su peso y vuela. Por las noches ese vuelo tiene un sabor especial. Duermes de otra forma. Durante los primeros años ese vuelo me producía vértigo, presión en el pecho y temor. Hoy entro en el tren como quien vuelve a casa. Si la cafetería es cómoda me quedó allí, y si no lo es busco un asiento junto a la ventanilla. Los vagones vacíos me divierten. Pensar que estoy solo en un vagón me causa un extraño placer. Hay algo que aborrezco: los sándwiches y los termos. Una persona en el tren mordisqueando un sándwich y bebiendo del vaso del termo se convierte para mí en un mendigo. Estoy dispuesto a pagar cinco dólares por un vaso de café, a condición de que me lo sirvan. Cuando me sirven un café, mi depresión se contiene durante una hora entera.

Otro tema es la música. En los últimos años han instalado en las cafeterías unos ensordecedores altavoces. Me gusta la música, pero tiene que ser suave. Detesto los tambores, me sacan de mis casillas. Durante los primeros años huía de la música clásica como de los entierros, pero poco a poco he aprendido a apreciar sus ocultas virtudes, la droga blanda que destila. Es una bebida de la que no se puede prescindir si uno se engancha a ella. Después de una hora de cuartetos soy otra persona. La música me calma los nervios indomables y reacciono, si se puede decir así, con tranquilidad y sin autocompasión.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Vía férrea»

Mira libros similares a Vía férrea. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Vía férrea»

Discusión, reseñas del libro Vía férrea y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.