PABLO CARMONA (Madrid, 1974) es miembro fundador del Observatorio Metropolitano de Madrid y participa desde hace más de 25 años en diferentes movimientos vecinales y sociales de la ciudad. En los últimos años ha participado en el movimiento 15M y se ha dedicado a investigar diferentes aspectos políticos y sociales de la ciudad de Madrid. Es también experto en el ámbito de la participación y la democracia local y fruto de ello ha escrito varios trabajos y libros de análisis sobre la ciudad de Madrid como Madrid. ¿La Suma de Todos? (2007), Manifiesto por Madrid (2011) o La Apuesta Municipalista. La democracia empieza por lo cercano (2013). También se ha dedicado a la formación política en la universidad libre Nociones Comunes y ha participado en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. En el último año ha sido impulsor del grupo Municipalia y Ganemos Madrid, del que ha sido portavoz y miembro de su coordinadora.
BEATRIZ GARCÍA DORADO es historiadora y antropóloga; forma parte del colectivo de investigación militante Observatorio Metropolitano de Madrid. Activista de base, ha participado en los últimos años en los movimientos por el derecho a la vivienda y en el movimiento municipalista de Madrid.
ALMUDENA SANCHEZ MOYA, arquitecta. Ha participado en proyectos que suman activismo social y urbanismo, como el Labotorio Urbano, el colectivo de arquitectos y urbanistas de la Escuela Superior de Arquitectura y el Observatorio Metropolitano. Es coautora del libro colectivo Madrid, ¿la suma de todos? Globalización, territorio y desigualdad.
Conclusión:
Mantengan la calma. Spanish Neocon, último asalto
A LO LARGO DE ESTE TEXTO hemos intentado desgranar la estrategia de los sectores neocon españoles. Sin querer penetrar en la pureza de la etiqueta, se ha tratado de reflejar un estilo y una forma de hacer política, que tiene conexiones indiscutibles con los sectores neoconservadores de Estados Unidos. Quizás sus protagonistas no lo quieran entender así. El propio Aznar, en la presentación del libro Qué piensan los Neocon españoles, se definió como un «liberal clásico» y no como un conservador, abundando en una contradicción similar a la que vimos con Esperanza Aguirre. Pero lo cierto es que este espacio político ocupa ya un nicho en el Partido Popular que, por minoritario que sea, cuenta con importantes cuotas de poder.
En el otro lado del Atlántico, asistimos atónitos a la crucial batalla que los neocon emprendieron en el verano de 2011 contra los demócratas de Obama. El Tea Party, desde una posición minoritaria dentro de las filas republicanas, fue capaz de maniobrar para poner contra las cuerdas a la mayor economía del mundo. Con la bandera del ajuste fiscal, no solo logró bloquear las decisiones del presidente, sino también hacer valer su fuerza dentro del Partido Republicano a fin de reconducir las opiniones de un buen número de sus representantes y obligarles a cambiar el sentido de su voto.
El mecanismo de actuación fue el mismo que hemos tratado de explicar en este libro: think tanks, lobbies y activistas trabajando incesantemente para movilizar un estado de opinión.como en otras ocasiones, los mecanismos de presión neoconservadora se ponen en funcionamiento desde las instituciones de pensamiento y agitación ideológica para acabar movilizando a los congresistas afines al Tea Party. El impacto institucional es enorme.
Lo que sucedió en el verano de 2011 en Estados Unidos puede ser fuente de provechosos ejemplos para los neocon españoles agazapados en un Partido Popular ahora en el gobierno del Estado y de casi todas las comunidades autónomas. La división se dirime ahora entre los «progres» del PP, donde se ubican los fieles a Rajoy como Esteban González Pons, Soraya Sáenz de Santamaría, Jorge Moragas o Alberto Ruiz-Gallardón y la disidencia conservadora, capitaneada desde Madrid por Esperanza Aguirre y sus consejeros Lucía Figar y Fernández-Lasquetty. Entre los segundos, como hemos visto, se encuentran figuras como José María Aznar, Vidal Quadras, Mayor Oreja, María San Gil y personajes como Ignacio Cosidó, cerebro del GEES, responsable de Interior del PP en el Congreso, y ahora jefe de la Policía Nacional.
Se puede decir que la cuenta atrás ya ha comenzado. Las elecciones locales de mayo de 2011 han revalidado bastiones como Madrid y le han dado el gobierno en regiones emblemáticas del PSOE como Castilla-La Mancha o Extremadura. Tras la victoria, las líneas de gobierno han sido las previstas. La destrucción de la educación pública es buen ejemplo de ello. De otra parte, el gobierno del Partido Popular ya sobrevuela Andalucía y su victoria en las generales, con mayoría absoluta, pone a sus pies el gobierno estatal.
¿Cómo interpretar esta ola neoconservadora dentro del nuevo gobierno del PP? ¿Cuáles pueden ser sus estrategias en los próximos años? ¿Qué papel puede desempeñar una eclosión política y social como el 15M a la hora de contrarrestar su fuerza? En principio, la situación de partida parece difícil para los sectores neocon. Mariano Rajoy es poco amigo de ofrecer una imagen conservadora del partido y su posición parece asegurada desde la derrota de Esperanza Aguirre en el duelo que mantuvieron a nivel nacional en 2008. Pero esta situación desfavorable tampoco resulta nueva para estos sectores. De hecho, y como hemos visto, su espacio natural de movilización arranca del victimismo, lo que les permite asaltar las posiciones de poder movilizando a sus minorías más activas.
Y, por otro lado, su marginación del gobierno del Estado dista de ser absoluta, cuentan con secretarías de Estado, responsables de policía e innumerables asesores y consejeros.
A modo de ejemplo, podemos citar la incorporación del secretario general de FAES, Jaime García Legaz, como secretario de Estado de Comercio, de la mano de Luis de Guindos, ministro de Economía y Competitividad. De Guindos, presidente de Lehman Brothers en España en el momento de su quiebra, coordinó el libro España, claves de prosperidad para FAES en 2010, una alabanza a la política económica del gobierno Aznar. También es interesante destacar la presencia de conocidos leales a Aznar (y al sector privado) como Arias Cañete, Pedro Morenés o Ana Pastor, que junto con Montoro y Ana Mato (exesposa de Jesús Sepúlveda, antiguo alcalde de Pozuelo de Alarcón implicado en el caso Gürtel-Boadilla, y miembros del Clan Valladolid) conforman la vieja guardia del nuevo gobierno. Recuérdese que tanto Mato como Montoro, Morenés y Cañete son miembros o personas cercanas al Opus Dei, y han participado de forma activa (especialmente Mato y Cañete) en las movilizaciones por la familia y contra el aborto. De igual modo, debemos citar los nueve altos cargos del gobierno de Esperanza Aguirre que Mariano Rajoy ha incorporado a su gabinete, en un último acto de conciliación: Ángel Yuste, Engracia Hidalgo, Jaime Haddad, Guillermina Yanguas, Pedro Llorente, Antonio Beteta, Federico Ramos o el ya citado Luis de Guindos. A las puertas se ha quedado Lucía Figar, representante clave del Clan Becerril, reservada quizás para «tareas más elevadas» en la Comunidad de Madrid. Por último, conviene recordar que el nuevo ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, hijo pródigo del nacionalcatolicismo, se hizo famoso, entre otras cosas, por liderar las acusaciones que se hicieran contra Gallardón por su tratamiento del matrimonio homosexual.
En cualquier caso, son muchos los factores que se deben considerar para hacer una interpretación de lo que pueda suceder en los próximos años. Las cábalas y las apuestas respecto a las conquistas de los sectores neocon en los gobiernos del Partido Popular están por resolverse. Podemos, no obstante, prever cuáles serán sus intenciones y las dificultades con las que seguramente se encontrarán.