Aplicada a Félix F. Yusúpov, la expresión «una vida de príncipe» no es una ocurrencia novelesca. Nacido en una de las más antiguas y poderosas familias de la aristocracia rusa, la muerte de su hermano mayor Nikolái en un duelo lo convirtió en heredero de una inmensa fortuna. Algunas de sus excentricidades de juventud —como travestirse de «cantante francesa» y actuar en un cabaret de San Petersburgo— le valieron una reputación escandalosa; pero acabó casándose con la princesa Irina, sobrina del zar Nicolás II. En estas Memorias de antes del exilio, escritas en francés y publicadas en 1952, la recreación de una vida de fastos y lujos casi increíbles se alterna con observaciones sagaces sobre la avaricia; la fe en presagios y apariciones, con el horror al falso misticismo; la complacencia en el poder, con momentos de duda y crisis. La Historia, finalmente, impone su curso. Yusúpov fue el instigador y responsable principal del asesinato de Rasputín, que para él debía abrir una nueva era de regeneración en Rusia. Lo que siguió, sin embargo, fue la Revolución soviética, que lo desposeyó de sus riquezas y lo lanzó al exilio. Algunos dicen que la lectura de estas memorias ayuda, como pocos libros, a comprender las causas de la Revolución. Nadie, en todo caso, habrá leído nunca una crónica de sociedad tan deslumbrante sobre el fin de una época.
Félix F. Yusúpov
Memorias de antes del exilio (1887-1919)
ePub r1.0
Titivillus 13.11.15
Título original: Avant l’exil
Félix F. Yusúpov, 1952
Traducción: Isabel González-Gallarza Granizo
Diseño de cubierta: Harishka
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
NOTA PRELIMINAR
Hasta su último aliento, mi madre se opuso a que se reeditaran las memorias de su padre, el príncipe Félix Yusúpov. Su postura se explicaba quizá por una timidez extrema, un deseo de vivir a la sombra, al amparo del revuelo y de toda clase de publicidad, pero también y sobre todo por un motivo más sutil: su nostalgia de la patria perdida no toleraba más que el silencio.
El silencio, que no el olvido. Mis padres eran y seguían siendo rusos, con toda su alma. Por eso jamás se les pasó siquiera por la cabeza cambiar de nacionalidad. Sabe Dios, sin embargo, cuántos engorros, cuántas dificultades, cómicas unas veces y arduas otras, les ocasionaron, durante toda su vida, su estatus de «apátridas» y sus documentos de refugiados políticos cada vez que querían cruzar una frontera o pasar las vacaciones en algún sitio…
Yo misma compartí durante mucho tiempo la postura de mi madre. No cambié de opinión hasta el día en que recibí la cortés misiva de un historiador soviético: deseaba recabar cuantos detalles fuera posible sobre el destino de mi familia paterna desde la Revolución, la vida y la muerte de cada miembro, los lugares donde descansaban ya… Ese día comprendí que la Unión Soviética dejaba poco a poco de negar el pasado, de renegar de él, que de alguna manera la historia rusa recuperaba sus derechos.
Nada se oponía ya pues a la reedición tan largo tiempo diferida. Hoy la concibo incluso como un acto de piedad filial. A muy avanzada edad, mi abuelo fascinaba aún a amigos y visitantes por su juventud de espíritu y su generosidad. Tuve la suerte de conocerlo bien y de vivir algún tiempo cerca de él, tuve el privilegio de rendirme a sus encantos. Me faltan también las palabras para expresarle mi gratitud, pues lo que me legó vale mucho más que una fortuna: su ejemplo. Nos transmitió valores que ninguna guerra puede destruir, que ninguna sublevación puede saquear, que ningún Estado puede confiscar, valores que le pertenecen a uno para siempre: la grandeza de espíritu, la valentía y la sencillez.
XENIA SFIRI — SHEREMÉTEV
Notas
[1] El fin de Rasputín. [Esta nota, como las siguientes, a menos que se indique lo contrario, es del autor.]
[2] Ésta es la parte que se presenta en nuestra edición, que Yusúpov publicó en 1952 con el título de Avant l’exil. La segunda parte, En exil, se publicaría en 1954. [N. del E.]
[3]Orda u Horda: nombre con que se conoce a las tribus nómadas de Tartaria. Kazán, que se menciona más adelante, fue durante mucho tiempo la capital de la Horda de Oro, el reino más occidental fundado por los mongoles y que a lo largo de los siglos XIV y XV sufrió varios desmembramientos sucesivos.
[4] Ella se extraña, ella se sorprende. [N. de la T.]
[5] Instrumento de cuerda típico de las orquestas rumanas y húngaras.
[6] Consejo supremo de la Iglesia rusa.
[7] François Félix Faure fue presidente de Francia desde 1895 hasta su muerte, cuatro años después. [N. de la T.]
[8] La antigua Duma, compuesta únicamente por boyardos, había sido suprimida por Pedro el Grande al proclamarse éste soberano absoluto.
[9] Ésta cita bíblica está tomada de la Biblia de Jerusalén. [N. de la T.]
[10] «No estamos libres.» [N. de la T.]
[11] Aperitivos típicos rusos, calientes o fríos. [N. de la T.]
[12] Galgo ruso de pelo largo. [N. de la T.]
[13]Lev, en ruso, «león». [N. de la T.]
[14] Para reducir gastos, Alejandro III había promulgado un decreto según el cual sólo los hijos varones del zar y sus descendientes varones de línea directa tendrían derecho, desde entonces en adelante, al título de gran duque. Los demás miembros de la familia imperial debían llevar el de príncipe de Rusia.
[15]Stárets, «anciano», es una persona que desempeña una función de consejero y maestro en los monasterios ortodoxos. Se lo considera un guía espiritual, y se cree que, a través del ascetismo, la oración y una vida virtuosa, el Espíritu Santo lo provee de dones especiales que incluyen la habilidad de curar, de realizar profecías y de proporcionar consejo. [N. de la T.]
[16] El entonces ministro de la corte.
[17] Cuerpo especial de cadetes en el que ingresaban los miembros de la nobleza. [Nota de la T.]
[18] Funcionario de distrito del Imperio ruso. Entre sus funciones estaban las de administrar las cárceles del condado y controlar a la policía, lo que le confería un inmenso poder. [N. de la T.]
[19] Superiores de los monasterios.
[20] Maurice Paléologue: La Russie des Tsars.
[21] Maurice Paléologue: La Russie des Tsars.
[22] Anna Vyrubova.
[23] Médicos de la familia imperial.
[24] Agentes de la policía secreta.
[25] Carreta típica campesina, de mimbre y sin asientos, utilizada en los Urales.
[26] Exceptuando a los dos preceptores, todos aquellos que siguieron a la familia imperial a su cautiverio pagaron su lealtad con sus vidas. El marinero Nagorny, un humilde campesino ucraniano, podría haber salvado la suya renegando del zar, pero prefirió morir.
[27]Enquête sur l’assassinat de la famille impériale russe [Investigación del asesinato de la familia imperial rusa], de Nikolái Sokolov, juez de instrucción del tribunal de Omsk, Payot, París.
I
MIS ANTEPASADOS TÁRTAROS – EL JAN YUSUF – SOYEMBIKA – LOS PRIMEROS PRÍNCIPES YUSÚPOV
Los archivos de mi familia señalan como fundador de ésta, en el siglo VI, a un tal Abubekir-ben-Raioc, supuesto descendiente del profeta Alí, sobrino de Mahoma. Jefe supremo de los musulmanes, ostentaba los títulos de