VICTOR-MARIE HUGO. Nació el 26 de febrero de 1802, en Besanzón, Francia. Es considerado el máximo exponente del Romanticismo francés.
De temprana vocación literaria, en 1817 la Academia Francesa le premió un poema. Luego escribió Bug-Jargal (1818), Odas y poesías diversas (1822), Han de Islandia (1823) y Odas y baladas (1826). En su drama histórico Cromwell (1827), plantea la liberación de las restricciones que imponía el Clasicismo. Su segunda obra teatral, Marion de Lorme (1829), fue censurada durante dos años por «demasiado liberal». El 25 de febrero de 1830 su obra teatral en verso Hernani tuvo un tumultuoso estreno que aseguró el éxito del Romanticismo. Entre 1829 y 1843 escribió obras de gran popularidad, como la novela histórica Nuestra Señora de París (1831) y Claude Gueux (1834), donde condenó los sistemas penal y social de la Francia de su tiempo. Además escribió volúmenes de poesía lírica como Orientales (1829), Hojas de otoño (1831), Los cantos del crepúsculo (1835) y Voces interiores (1837). De sus obras teatrales destacan El rey se divierte (1832), adaptado por Verdi en su ópera Rigoletto, el drama en prosa Lucrecia Borgia (1833) y el melodrama Ruy Blas (1838). Les Burgraves (1843) fue un fracaso de público, por lo que en apariencia abandonó la literatura y se dedicó a la política.
En 1845 fue nombrado par de Francia por el rey Luis Felipe, pero se hizo republicano en la Revolución de 1848. En 1851, tras la derrota ante Napoleón III, se vio obligado a emigrar a Bélgica. En 1855 comenzó su exilio de quince años en la isla de Guernsey. En este periodo escribió el panfleto Napoleón el pequeño (1852), los poemas satíricos Los castigos (1853), el libro de poemas líricos Las contemplaciones (1856) y el primer volumen de su poema épico La leyenda de los siglos (1859, 1877, 1883). En Guernsey completó también Los miserables (1862) y El hombre que ríe (1869).
A la caída del Segundo Imperio, en 1870, regresó a Francia y formó parte de la Asamblea Nacional y, posteriormente, del Senado. Sus opiniones político-morales hicieron de él un héroe para la Tercera República. Fue contrario a la pena de muerte, luchó por los derechos humanos, en especial de los niños y de las mujeres, la enseñanza pública, gratuita y laica para todos (aunque creía en un Ser Supremo), la libertad de expresión, la democracia total y la conformación de los Estados Unidos de Europa. De sus últimos años son de destacar Noventa y tres (1874), novela sobre la Revolución francesa, y El arte de ser abuelo (1877), conjunto de poemas líricos acerca de su vida familiar.
Falleció el 22 de mayo de 1885. Su cuerpo permaneció expuesto bajo el Arco del Triunfo y fue trasladado, según su deseo, hasta el Panteón de París, donde fue enterrado.
BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA
Víctor Hugo, Cromwell, París, Flammarion, 1968; Hernani, París, Le Livre de Poche, 1987; Noventa y tres, México, Porrúa, 1990; La leyenda de los siglos, Madrid, Cátedra, 1994; Han de Islandia, Madrid, Valdemar, 1995; Les châtiments, París, Gallimard, 1998; Les travailleurs de la mer, París, Le Livre de Poche, 2002; Manifiesto romántico: escritos de batalla, Madrid, Península, 2002; El último día de un condenado a muerte, Madrid, Akal, 2004; Les contemplations, París, Gallimard, 2004; Los miserables, México, Porrúa, 2004; Nuestra Señora de París, Madrid, Alianza Editorial, 2006; El promontorio del sueño, Madrid, Siruela, 2007.
CARTAS
I
Hombres de Puebla:
Tenéis razón al creerme con vosotros.
No es Francia quien os hace la guerra, es el imperio. Ciertamente estoy con vosotros. Estamos en pie contra el imperio: vosotros de vuestro lado, yo del mío; vosotros en vuestra patria, yo en el exilio.
Combatid, luchad, sed terribles y, si creéis que mi nombre os sirve de algo, utilizadlo. Apuntad a la cabeza de ese hombre y que la libertad sea el proyectil.
Existen dos banderas tricolores, la bandera tricolor de la república y la bandera tricolor del imperio; no es la primera la que se levanta contra ustedes, es la segunda.
Sobre la primera se lee:
Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Sobre la segunda se lee: Tolón. 18 de brumario. - 2 de diciembre. Tolón.
Escucho el grito que vosotros me lanzáis; me gustaría introducirme entre nuestros soldados y vosotros, pero ¿quién soy yo? Una sombra. ¡Ay! Nuestros soldados no son culpables de esta guerra; la sufren como vosotros la sufrís y están condenados al horror de llevarla a cabo, detestándola. La ley de la Historia es condenar a los generales y absolver a los ejércitos. Los ejércitos son glorias ciegas; son fuerzas a las que se despoja de la conciencia; la opresión de los pueblos que un ejército cumple comienza por su propia esclavitud; esos invasores están encadenados; el primer esclavo que hace un soldado es él mismo. Después de un 18 de brumario o de un 2 de diciembre un ejército no es más que el espectro de una nación.
Hombres valientes de México, resistid.
La república está con vosotros y deposita sobre vuestras cabezas tanto la bandera de Francia, en la que está el arco iris, como la bandera de América, en la que están las estrellas.
Esperad. Vuestra heroica resistencia se apoya en el derecho y tiene de su lado esta gran certeza: la justicia.
El atentado contra la República mexicana continúa el atentado contra la República francesa Una emboscada completa la otra. El imperio fracasará, espero, en su tentativa infame y vosotros triunfaréis. Pero, de cualquier manera, seáis vencedores o vencidos, nuestra Francia seguirá siendo vuestra hermana, hermana de vuestra gloria como de vuestra desgracia y, en cuanto a mí, ya que habéis apelado a mi nombre, os lo repito, estoy con vosotros, y os entrego, vencedores, mi fraternidad de ciudadano; vencidos, mi fraternidad de proscrito.
Victor Hugo
1862
II
Al Presidente de la República mexicana:
Juárez, vos habéis igualado a John Brown.
La América actual tiene dos héroes, John Brown y vos. John Brown, por quien ha muerto la esclavitud; vos, por quien ha vencido la libertad.
México se ha salvado por un principio y por un hombre. El principio es la República; el hombre sois vos.
En definitiva, la suerte de todos los atentados monárquicos es acabar en el aborto. Toda usurpación comienza por Puebla y termina en Querétaro.
Europa, en 1863, se arrojó sobre América. Dos monarquías atacaron vuestra democracia; una con un príncipe, con un ejército la otra; el ejército llevaba al príncipe. Así, el mundo ha visto este espectáculo: de un lado, un ejército, el más aguerrido de los ejércitos de Europa, que tiene como punto de apoyo una armada tan poderosa en el mar como él en la tierra; que cuenta para avituallarse con todas las finanzas de Francia; reclutado sin cesar; bien comandado; victorioso en África, en Crimea, en Italia, en China; valientemente fanático de su bandera; poseedor, en abundancia, de caballos, artillería, provisiones, municiones formidables. Del otro lado, Juárez.
De un lado, dos imperios; del otro, un hombre.
Un hombre con un puñado de otros. Un hombre perseguido de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de selva en selva; en la mira de la infame descarga de fusilería de los consejos de guerra; acosado, errante, expulsado hacía las cavernas como una bestia feroz, orillado al desierto, con precio puesto por su cabeza. Por generales, algunos desesperados; por soldados, algunos andrajosos. Sin dinero, sin pan, sin pólvora, sin cañones. Con los matorrales por ciudadela. Aquí, la usurpación llamada legítima; allá, el derecho llamado bandido. La usurpación, con el casco sobre la cabeza y la espada imperial en la mano, saludada por los obispos, precedida y seguida por todas las legiones de su fuerza. El derecho, solo y desnudo. Vos, el derecho, habéis aceptado el combate.