DIARIO 1 (1953-1956)
Sí la publicación de Ferdydurke en 1938 causó sensación en los círculos literarios de Polonia, el silencio en los años sucesivos de WITOLD GOMBROWICZ -motivado por la precariedad de su existencia a partir del momento en que la ocupación de su país le condujo al destierro- pudo hacer pensar que con aquella obra había quedado zanjada su carrera de escritor. Sin embargo, la traducción de esa obra al castellano, emprendida en Argentina con la ayuda de un grupo de amigos, fue precisamente la tarea que marcó el regreso de este gran creador a la literatura. En los años siguientes, Gombrowicz continuaría escribiendo en la medida en que se lo permitía su trabajo rutinario en el Banco Polaco de Buenos Aires. La relación establecida con 'Kultura', la revista de los emigrados polacos en París, daría como fruto, a partir de 1953 y hasta su muerte, la publicación de su DIARIO, cuya edición se inicia con este primer volumen y que abarca el período de 1953 a 1956.
Título Original: Dziennik 1953-1956
Traductor: Zaboklicka, Bozena y Miravitlles, Francesc
©1953, Gombrowicz, Witol
©1988, Alianza Editorial
Colección: Alianza Tres
ISBN: 9788420638843
Generado con: QualityEbook v0.84
Witold Gombrowicz
Diario, 1(1953 − 1956)
VERSIÓN española de Bozena Zaboklicka y Francese Miravitlles
Presentación por
Bozena Zaboklicka y Francesc Miravitlles
Alianza Editorial
Título original: Dziennik 1953 − 1956
© Rita Gombrowicz
© Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A, Madrid, 1988
ISBN: 84 − 206 − 3884 − 6 (O. Completa)
ISBN: 84 − 206 − 3229 − 5 (Tomo 1)
Depósito legal: M. 40.955 − 1988
Presentación
«LOS tres volúmenes del Diario de Witold Gombrowicz no recuerdan en nada a los estereotipados diarios de escritor, es decir, a las obras que desempeñan el papel de crónica de los acontecimientos de la vida de un artista, de dietario intelectual o bien de autocomentario de la propia creación. El Diario de Witold Gombrowicz es una obra literaria en el pleno sentido del término, y por lo demás, una obra literaria célebre, considerada por muchos expertos como el máximo logro creativo de su autor.
»Al haber sido creado en el espacio de dieciséis años, el Diario constituye naturalmente un documento de la vida y la evolución de las ideas de Gombrowicz, lleva el sello del paso del tiempo. Pero a la vez es una obra construida conscientemente; cada uno de sus capítulos constituye un todo elaborado primero para su publicación en una revista mensual, y modificado o reconstruido posteriormente de tal modo que se convierte en un elemento de la composición del tomo. Así, el Diario no es una relación caótica de los acontecimientos de la vida del autor, sino un intento de autocrearse, de modelar el propio personaje y la propia biografía para uso del lector. Obviamente, en algún lugar en la base de esta construcción hallaremos hechos de la vida del autor, que se relatan más o menos detalladamente; pero al mismo tiempo aparecen en igualdad de condiciones fragmentos con carácter de ensayo filosófico, polémicas encendidas, partes líricas, bromas grotescas y estilizaciones, y también abiertamente ficción literaria. El Diario constituye, por lo tanto, una sinfonía de muchas tonalidades distintas que sólo unidas en un conjunto armónico producen el efecto artístico perseguido.
»El tema fundamental del Diario es obviamente el mismo Gombrowicz. No en vano el ciclo de estos apuntes comienza con cuatro “Yo”. No se trata de una manifestación de egotismo, es más bien la determinación del principal problema que tiene que resolver el autor. Porque, en efecto, ¿quién es? Un hombre corriente que, situado en un lugar del mundo, se ocupa de sus insignificantes asuntos. Miembro de un círculo social en el que desea brillar y dominar sobre los demás. Miembro de una comunidad nacional, que carga con una tradición y unos deberes, unido a ciertos contenidos, símbolos y, cómo no, a una lengua. Un escritor, un artista, es decir, un ser extraño, expulsado de la multitud, marcado por la genialidad, pero también un ser afectado de delirios de grandeza, susceptible, que lucha con la pluma por sus propias cuestiones personales al igual que por los problemas universales del mundo. Un Ego filosofante que desea determinar su lugar dentro del cosmos de seres, valores, otros “yo”, sistemas filosóficos e ideológicos ya existentes. Un ser físico sumergido en el mundo de las cosas, que sufre dolor y vive pasiones. ¿Qué más? También un “narrador de su propia historia”, un “yo escribiente” que en forma literaria intenta dar cuenta de su propia volubilidad, versatilidad y, al mismo tiempo, pronunciar sobre sí mismo y sobre el mundo unas cuantas verdades que podrían ser imperecederas.
»El efecto de esta variedad de yoes que se expresan en el Diario es una extraordinaria riqueza de tonos y estilos del habla. El autor parece estar probando todas las encarnaciones posibles, al tiempo que ataca continuamente a todos y a todo; es como si sólo combatiendo a los demás le fuera posible conseguir una forma definida. Es así que ataca apasionadamente la forma polaca y los estereotipos nacionales en la medida en que contribuyen al aplastamiento de la individualidad; ataca las doctrinas filosóficas y políticas (tanto más cuanto más le fascinan); presenta a menudo despiadadas críticas de sus colegas escritores, discute con los críticos, se irrita con los “articulistas”, hasta las cartas a la redacción de estúpidas lectoras son capaces de despertar sus iras y obligarle a responder. Describe sus tropiezos con los representantes del establishment cultural de Argentina y cuenta también la historia de su fascinación por la juventud, la historia de su amistad con los jóvenes inquietos de Tandil o Santiago, a quienes atraía y hechizaba, siendo para ellos una especie de “padre” intelectual. Encontraremos asimismo en el Diario referencias a sus amigos polacos, relatos de sus escasos viajes, a algunos de los cuales les dio una forma artística particularmente cuidada, como, por ejemplo, el Diario del Río Paraná, que de hecho constituye una obra literaria aparte, de contenido filosófico, o bien —de una época posterior—, la descripción de la travesía a Europa y la imagen de Berlín Occidental, la ciudad con “complejo de culpa”.
En el Diario ocupan un lugar aparte los autocomentarios y las autointerpretaciones, en las que Gombrowicz intenta crear una visión de sí mismo y de su obra desde fuera; de ahí surge el experimento continuado durante años de una narración en tercera persona que —en opinión del autor— le permite expresarse de forma más completa. Otro elemento significativo lo constituyen los “retratos de momentos”: relatos de instantes de deslumbramiento, de momentos en que nacía un pensamiento, de una manera sinuosa, de una manera inesperada, en una relación muy estrecha con contenidos casuales procedentes del ambiente.
»Es así como con voces, tonos y estilos diferentes, sirviéndose de innumerables máscaras o de propios reflejos suyos en los demás, nos habla el “yo” del Diario de Gombrowicz. Diario de un emigrante que durante años vivió modestamente entre extraños sin poder enorgullecerse de conocer a los grandes de este mundo ni de tener una biografía particularmente atractiva, diario que se ha convertido inesperadamente en uno de los documentos más sorprendentes de nuestro tiempo.»
Hasta aquí la nota editorial que encabeza la edición del Diario de Wydawnictwo Literackie, Cracovia, 1986, primera que ha visto la luz en Polonia. A los traductores de esta obra al español sólo nos cabe añadir que hemos realizado nuestro trabajo a partir de esta esmerada edición, que coincide en lo fundamental con la anterior publicada en París, en 1984, por el Instytut Literacki. Las diferencias entre ambas ediciones son mínimas y atañen a la fijación del texto. Sin embargo, escasos fragmentos, como sería el caso del primer