Í NDICE
P ROYECTO DE BIOGRAFÍAS
E SPAÑOLES EMINENTES
C uando, hace unos años, puso en marcha el proyecto Españoles eminentes, la Fundación Juan March perseguía tres objetivos.
Habiendo observado que las biografías no han alcanzado en la historiografía española la maestría que es notoria en otros países, donde muchos son los aficionados a su lectura y abundante la oferta editorial, se pensó que podía contribuir al desarrollo patrio del género el encargo de varias de ellas a especialistas en el período histórico de que se tratara. Para el cumplimiento de ese objetivo era importante que el formato de la biografía respondiera a las expectativas de un lector culto no académico. En este sentido, la biografía sigue una secuencia cronológica desde el nacimiento hasta el fallecimiento de la persona estudiada y, en lo que se refiere al contenido, la ambición ha sido ofrecer una semblanza interesante, individualizada y realista del curso de su vida proporcionando al lector los resultados sintetizados de la última investigación más que cada uno de los detalles eruditos de ésta, sobre los que, con todo, ofrece orientaciones un capítulo específico dedicado a la bibliografía comentada.
En segundo lugar, parece extraño que, con la excepción de reyes y políticos, muchos de los españoles de méritos más sobresalientes carezcan todavía hoy, en el siglo XXI , de una auténtica biografía moderna que dé a conocer los hechos de su vida y sobre todo los rasgos que han elevado su figura a la excelencia que hoy con carácter general se les reconoce. El segundo objetivo del proyecto era, en consecuencia, cubrir esa laguna, siquiera parcialmente, escogiendo para ello un pequeño pero representativo grupo de españoles eminentes cuya biografía estaba todavía por hacer o que, por cualquier motivo, se juzgaba insuficiente. La obra encargada debía responder a la cuestión de por qué el hombre objeto de la biografía es eminente y si, a juicio de su autor, éste sigue siendo acreedor a este título en nuestros días, con el cambio de perspectiva que acompaña al paso del tiempo.
Durante siglos la historiografía explicó el devenir de un pueblo como una sucesión de hechos políticos, centrados en las decisiones diplomáticas y militares tomadas por los monarcas y sus consejeros. Durante el siglo XX , en cambio, disfrutó de amplia aceptación una forma distinta de escribir historia, una que, omitiendo la intervención de actores personales, pone el acento en el análisis de estructuras económicas y demográficas de la sociedad o en la descripción de las condiciones geográficas y climáticas del territorio. Son conocidos los grandes frutos que esta historiografía estructuralista ha producido en la última centuria, pero muchos son los signos de que esta fuente, antes tan copiosa, ha quedado enteramente exhausta y de que conviene ahora ensayar una aproximación a los hechos del pasado que tome en consideración la influencia de determinadas individualidades y de sus comportamientos paradigmáticos, ejemplares, eminentes, en la configuración de una tradición cultural colectiva. Se trataría de recuperar la perspectiva del ethos personal en la explicación histórica, pero distanciándose al mismo tiempo de la antigua narración política, diplomática o militar, hecha de genealogías, tratados entre príncipes y batallas.
Éste es el tercero de los objetivos arriba enunciados. Se ha comprobado que una historia alrededor de hechos genera una pluralidad de interpretaciones discrepantes allí donde la historia de españoles eminentes, que protagonizan o al menos son testigos privilegiados de esos hechos, suscitan con más facilidad acuerdos y convergencias. Por ejemplo, muchos y muy diferentes son los juicios que a los historiadores ha merecido la fecha de 1812, tan cargada de significaciones de todas clases, pero casi todos, pese a su opuesta ideología, se descubren con admiración o con respeto ante un Jovellanos o un Goya, por mencionar españoles que por fortuna ya cuentan con buenos estudios biográficos. El proyecto Españoles eminentes aspira a ser una contribución a una historia de la cultura española a la luz de la ejemplaridad de determinados nombres, acerca de cuya excelencia moral hay amplio consenso. La aplicación de una razón histórico-ejemplar, como en este proyecto de biografías se intenta, quiere ayudar a reescribir la historia de España en una forma mucho más integradora de lo que hasta la fecha ha sido posible.
Ricardo García Cárcel (catedrático de Historia Moderna) y Juan Pablo Fusi (catedrático de Historia Contemporánea) formaron el consejo asesor y fueron determinantes, cada uno en su área correspondiente, en todas las fases del proceso, desde la elección de la biografía y de su autor hasta la culminación final del encargo. Por parte de la Fundación, Lucía Franco asumió las funciones de coordinación del proyecto. La editorial Taurus mostró interés en el proyecto desde la primera hora y lo hizo propio. Si el lector de esta biografía estima que se han cumplido alguno de los tres objetivos arriba enunciados, a ellos es debido.
Javier Gomá Lanzón
Director de la Fundación Juan March
A mis padres. A las meves Laures
P RESENTACIÓN
¿Q ué sentido tiene escribir otra biografía sobre Bartolomé de las Casas? Su figura ha merecido semblanzas desde el mismo siglo XVI , con valoraciones contrastadas entre la candidez del fraile defensor de los indígenas que nos presentan muchos apologetas cristianos, la perversidad de un enfermo artífice de la «leyenda negra» basada en falsedades e hipérboles sin fin (Ramón Menéndez Pidal), el usurpador de la voz indígena (Tzvetan Todorov) o el abanderado de un imperialismo eclesiástico en América (Daniel Castro). La ficción tampoco ha olvidado su poderosa personalidad. Inspirador para algunos del personaje de Don Quijote de Cervantes, inaugurador de la negritud en América (Jorge Luis Borges), juez severo de Colón (Alejo Carpentier) o de la Corona (Jean-Claude Carrière, Jaime Salom), Bartolomé de las Casas ha acabado teniendo una presencia icónica en la novela, la dramaturgia, el cine, la música y las artes en general desde el siglo XVIII . Cada año se publica alguna contribución sobre su figura o su pensamiento. El tratamiento bibliográfico que conlleva sus ideas es enorme, lo que ha conducido al surgimiento desde 1962 de una sección de estudios americanistas denominada «Lascasismus» (lascasismo) por el dominico alemán Benno M. Biermann. Pocos personajes históricos han dado lugar a la aparición de un campo de estudios específico, a una genuina disciplina académica. Su presencia en los medios de comunicación y en los debates más actuales es también duradera ya sea por la complejidad intelectual de su obra, sus tesis pioneras sobre las condiciones de la guerra justa, los matices a la noción de barbarie en contextos coloniales, sus apelaciones a la tolerancia entre culturas, sus proyectos de misiones cristianas fundamentadas en la evangelización pacífica o sus doctrinas políticas sobre los derechos de la comunidad de súbditos ante la soberanía del monarca. La magnitud de sus actividades en la corte y en Indias ha suscitado el interés de especialistas muy diversos, al margen de las lecturas posibles que surgen de su enorme producción escrita, empleada como fuente de primera mano para historiadores, filólogos, antropólogos o científicos, como el sociobiólogo Edward O. Wilson.
De partida, sin embargo, en este panorama se impone que Bartolomé de Las Casas no fue hombre de una sola obra; de aquella que fue uno de los primeros éxitos editoriales de la imprenta moderna con traducciones al latín y las principales lenguas europeas, de aquella que se ha reeditado y adaptado en múltiples ocasiones, en los contextos de la lucha confesional de los siglos XVI al XVIII , de las emancipaciones hispanoamericanas del siglo XIX o de la Alemania nacionalsocialista del siglo XX . El peso de su opúsculo Brevísima relación de la destruición de las Indias ha desfigurado su proyección histórica, reduciendo al dominico a defensor de la población nativa del Nuevo Mundo, cuando no a creador de la «leyenda negra» hispanoamericana. Por el contrario, sabemos que tuvo una producción intelectual mucho más amplia y plural, que se conoció en forma de exposiciones verbales, por escrito o impresa a lo largo de su vida, tanto en el ámbito español como en el Nuevo Mundo. Pocos años después de su muerte, se publicaron inéditos del dominico en prensas alemanas, así como daba comienzo el ciclo de adaptaciones y traducciones de obras menores, de contenido polémico, como la mencionada Brevísima relación, pero también de importantes tratados jurídicos como el De imperatoria vel regia potestate, que acabaron divulgándose por toda Europa desde fines del siglo XVI . E incluso quedó sin publicar un inmenso material que fue recogido por orden de la Corona y que no vio la luz hasta el siglo XIX . Porque, aunque Bartolomé de las Casas había gozado del favor regio, llegando a controlar grandes cotas de poder, también conoció la aflicción del ostracismo político. Esos contrastes de su proyección pública tienen su paralelo en una existencia privada marcada también por las contradicciones y los matices que hacen imposible un retrato general.