Pablo Martín-Aceña
Catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alcalá, ha sido decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de dicha universidad y presidente de la Asociación Española de Historia Económica. Está especializado en la historia económica española y europea de los siglos XIX-XX. Ha publicado numerosos libros y artículos tanto en español como en otros idiomas, entre los que destacan The Banco de España, 1782-2017. The history of a central bank (2017), El Instituto de Crédito Oficial, 1971-2015 (2016), Las crisis financieras en la España contemporánea, 1850-2012 (2013), The Spanish Financial System. Growth and development since 1900 (2012) y Pasado y presente. De la Gran Depresión del siglo XX a la Gran Recesión del siglo XXI (2011).
Pablo Martín-Aceña
Historia del Fondo
Monetario Internacional
Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura y deporte.
diseño de cubierta: estudio sánchez/lacasta
© Pablo Martín-Aceña, 2019
© Los libros de la Catarata, 2019
Fuencarral, 70
28004 Madrid
Tel. 91 532 20 77
www.catarata.org
Historia del Fondo Monetario Internacional
isbne: 978-84-9097-716-3
ISBN: 978-84-9097-697-5
DEPÓSITO LEGAL: M-16.367-2019
IBIC: kc/kcz/kcx
este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.
A Lola, Bárbara y Álvaro
La historia es ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
Miguel de Cervantes , Don Quijote de la Mancha
EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL
El 22 de julio de 2019 se cumplen 75 años del nacimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo más importante de la economía mundial. En 1944, un año antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial en Europa, 730 representantes de 45 países aliados se reunieron en Bretton Woods, un pequeño pueblo del estado de New Hampshire, Estados Unidos. Después de tres semanas de trabajo alcanzaron un acuerdo unánime y casi milagroso de donde salieron el FMI y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial).
El Convenio Constitutiv o del Fondo entró en vigor el 27 de diciembre de 1945 cuando lo firmaron 29 naciones que representaban más del 80 por ciento de las cuotas (el capital). Según reza su primer artículo, sus objetivos eran: 1) fomentar la cooperación monetaria internacional; 2 ) facilitar el creci miento económico y expandir el comercio internacional; 3) velar por la estabilidad cambiaria, y 4) coadyuvar a establecer un sistema multilateral de pagos. Estos objetivos no han cambiado, pese a los años transcurridos y a las siete enmiendas o reformas registradas por el Convenio original. Tampoco los principios que han informado sus acciones: la defensa de la estabilidad y del multilateralismo.
El FMI ha resistido el paso del tiempo; siete décadas y media en las que la economía mundial ha experimentado profundas transformaciones. Ha sobrevivido porque, a pesar de todo, defectos de diseño y errores de funcionamiento, ha sabido adaptarse a los cambios. Se ha reinventado en distintos momentos históricos. La mejor prueba de su capacidad de supervivencia es el aumento en el número de naciones adheridas al organismo. En la actualidad, el FMI cuenta con un total de 189 países miembros. Es una institución universal, más de lo que fue el Sacro Imperio Romano o cualquier otro imperio posterior. Ningún país, rico o pobre, ha planteado su disolución.
Desde el principio, su sede ha estado en Washington DC. La instancia máxima de su estructura organizativa es la Junta de Gobernadores, integrada por un gobernador y un alterno por cada país miembro, puestos que ocupan por lo general los ministros de Finanzas y los presidentes de los bancos centrales. En la actualidad, el gobierno del Fondo está encomendado a un Directorio Ejecutivo compuesto por 24 miembros, cinco de ellos nombrados por los mayores contribuyentes (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Reino Unido), tres de designación directa (por Arabia Saudí, China y Rusia) y 16 elegidos por el resto de los países miembros.
El Directorio Ejecutivo lo preside un director gerente, nombrado por la Junta de Gobernadores para periodos de cinco años renovables. En sus 75 años de historia se han sucedido 11 dirigentes, todos ellos europeos siguiendo una tradición no escrita que se remonta al mismo nacimiento del organismo. Christine Lagarde, la actual directora gerente, es la primera mujer en ocupar el cargo. El director gerente es la cabeza visible del FMI. Su personalidad y peso político han marcado etapas en el devenir del organismo, en su modus operandi y en sus prioridades; también la mayor o menor influencia que el Fondo ha tenido en los asuntos financieros internacionales. El gobierno del Fondo cuenta asimismo con cuatro subdirectores gerentes y 2.700 empleados procedentes de 150 países.
Los recursos del FMI proceden de l as cuotas suscritas por los países miembros, que reflejan su posición relativa en la economía mundial. Las cuotas se han revisado al alza en 14 ocasiones, la última en 2010 y entró en vigor en enero de 2016. A 31 de diciembre de 2018 el capital del Fondo ascendía a 477.000 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda internacional del Fondo), equivalente a unos 700.000 millones de dólares . El FMI puede completar sus recursos obteniendo préstamos de sus miembros a través de dos instrumentos, el Acuerdo General de Préstamos de 1962 y el Nuevo Acuerdo de Préstamos de 1998, así como mediante la firma de convenios bilaterales. La cuota de cada país determina su relación institucional y financiera con el organismo: el número de votos que le corresponden en la Junta de Gobernadores, en el Directorio Ge neral y la cantidad de financiación que puede obtener.
A febrero de 2019, la mayor cuota corresponde a los Estados Unidos, lo que le da derecho a un número de votos que representa el 16,52 por ciento del total. El segundo lugar lo ocupa Japón, con el 6,15 por ciento, y en tercer lugar China, con el 6,0 por ciento. Después, Alemania (5,32), Francia (4,03), Reino Unido (4,03), Italia (3,0), India (2,6), la Federación Rusa (2,59), Brasil (2,22), Canadá (2,22) y Arabia Saudí (2,02). España, con una cuota del 2,01 por ciento, dispone del 1,92 por ciento de los votos.
La vida del FMI puede dividirse en dos grandes etapas. La primera de 1944 a 1973, durante la cual estuvo vigente el acuerdo de Bretton Woods. El organismo se puso en marcha en una década inicial plagada de dificultades. Después se sucedieron años de prosperidad económica durante los cuales el Fondo desplegó las funciones para las que fue creado. En los tres últimos ejercicios, 1971-1973, el sistema de Bretton Woods entró en crisis y terminó derrumbándose. El FMI resistió el embate.
La segunda etapa llega hasta la fecha final de esta historia. En el decenio de los setenta, el encarecimiento de los precios del petróleo y de las materias primas generó abultados desequilibrios de balanza de pagos, lo que representó un difícil reto para la institución. En los ochenta, el Fondo se enfrentó al traumático episodio del endeudamiento mundial, en particular en América Latina, y a una década perdida en el progreso de las economías menos desarrolladas. Los noventa estuvieron marcados por un largo periodo de crecimiento y estabilidad (la Gran Moderación) en los países avanzados, pero para el FMI fue una etapa agitada, con un doble frente. Uno, la transición de las economías de planificación centralizada o estatificadas a economías basadas en el mercado y la propiedad privada, y dos, las graves crisis financieras en el Sudeste Asiático y en tres gigantes, Rusia, Brasil y Argentina. En el siglo XXI el desafío ha sido la Gran Recesión. La trayectoria del Fondo está inextricablemente vinculada a la del Sistema Monetario Internacional (SMI); el FMI no es el SMI, pero son dos siglas inseparables.
Página siguiente