LOS FIELES Y LA DESAPARICIÓN DE LAS COFRADÍAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO EN EL SIGLO XVIII
D. R. © 2015, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Dirección General de Publicaciones
Av. Reforma 175; 06500 Ciudad de México
D. R. © 2015, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.
Agradecimientos
There’ll be a rider
And there’ll be a wall
As long as the dreamer remains,
And if it’s all for nothing
All the roadrunning’s
Been in vain.
En el transcurso de la escritura de este libro he incurrido en muchas deudas personales, académicas y emotivas. La factura de esta obra tardó más tiempo del que hubiera querido; durante ese lapso, el manuscrito vivió su propia historia al pasar por varios países y sufrir distintas alteraciones. Mi interés por las cofradías comenzó al estudiar la relación de la Iglesia con los comerciantes de la Ciudad de México, tema sugerido por María Teresa Huerta, que devino en un artículo sobre la cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu. La curiosidad por entender las asociaciones de fieles en la Nueva España se convertiría en una tesis doctoral más amplia. Posteriormente, sin embargo, la tesis perdió su organicidad al ser desmembrada para que algunos capítulos aparecieran como publicaciones separadas; a la postre, con esta edición, el trabajo retoma su condición original en un solo tomo, corregido y aumentado.
En primer lugar mis agradecimientos van para David A. Brading, quien dirigió paciente y generosamente el trabajo en su etapa de tesis doctoral. De él aprendí no solamente cómo hacer historia y mirar al pasado sino también el valor de la amistad. Agradezco también el apoyo, la compañía y el cariño de Celia Wu Brading, sin los cuales mi estancia en Cambridge no hubiera sido tan fructífera. En México, mi reconocimiento y gratitud a Enrique Florescano, quien creyó en mí desde el comienzo de mi carrera; no sólo me proporcionó un soporte y guió mis primeros pasos como investigadora cuando regresé a México, sino que de él aprendí la devoción por la historia y su importancia para comprender la vida y su entorno.
También quisiera agradecer a mis amigos y colegas, especialmente a Rosa María Meyer, Emma Rivas Mata, Edgar Omar Gutiérrez López, Eduardo Flores Clair, Inés Herrera, Alma Parra y Antonio Saborit. Las discusiones sostenidas con ellos durante mi estancia formativa en la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia y su compañerismo fueron invaluables. Igualmente doy las gracias al personal de la Biblioteca Manuel Orozco y Berra de la misma dependencia, en particular a su directora, María Esther Jasso.
Mi gratitud va también para Alicia Bazarte Martínez, coautora y pionera de los estudios sobre cofradías; de ella aprendí mucho, y su esplendidez y conocimientos me allanaron el camino. Gracias, además, a Gisela von Wobeser y Pilar Martínez López-Cano, quienes me invitaron a participar en seminarios y en publicaciones, lo que ayudó a afinar este trabajo. Finalmente estoy muy agradecida con Beatriz Rojas por su amistad, sus comentarios siempre acertados y porque su seminario sobre el papel de los cuerpos en la época preconstitucional me indicó muchas pautas para refinar mi trabajo.
Agradezco al CIDE, mi institución, por el amparo que me permitió desarrollar esta obra y otras tantas actividades académicas y docentes, en particular a mis colegas de la División de Historia, especialmente a Jean Meyer por su amistad, conocimientos y sensibilidad; igualmente, gracias a la secretaria de la división, Rosa Lourdes Aguilar, por toda su asistencia y simpatía, así como a todos mis alumnos, pasados y presentes, que me posibilitaron reflexionar más acerca de muchas de las cuestiones abordadas en este libro. Las clases y la convivencia con los jóvenes estudiosos me enseñaron a esforzarme más para entender y comunicar problemáticas y así llegar a un mejor entendimiento de la historia y de la vida. Estoy plenamente convencida de que la docencia siempre fortalece la investigación.
Muchas gracias a todos los asistentes que he tenido a lo largo de los años por su valiosa ayuda, sin la cual no hubiera sido posible terminar este libro: Angélica Herrera, Cecilia Escobar, Ana Laura Vázquez y Daniel Rivera; especial mención merecen las dos mujeres maravilla: Paola Villers y Emma Chisuru Nakatani, por su cariño y el apoyo incondicional que me brindaron en todo momento.
Muchas gracias a Pilar Tapia por revisar el estilo del manuscrito; a Laura Esponda, diseñadora de la portada, y a Bárbara Santana, editora excelente, por su gran ayuda y paciencia.
Finalmente, me gustaría agradecer a todo el personal del Archivo General de la Nación en México así como del Archivo General de Indias en Sevilla; como se puede apreciar, la documentación de sus acervos tan ricos forma la base de esta obra.
Huelga decir que estoy agradecida con todos por su inspiración y comentarios, pero yo soy la única responsable de lo aquí expresado.
Santa Fe y Tlacoquemécatl
CLARA GARCÍA AYLUARDO
División de Historia
CIDE
INTRODUCCIÓN
La monarquía católica y la comunidad de fieles
Y teniéndonos por más obligado que otro ningún Príncipe del mundo a procurar su servicio y la gloria de su Santo Nombre, y emplear todas las fuerzas y poder, que nos ha dado en trabajar que sea conocido y adorado en todo el mundo por verdadero Dios.
Por lo que mira a la caridad fraterna, no hay necesidad de escribiros: pues vosotros mismos aprendisteis de Dios el amaros unos a otros.
Este libro analiza las cofradías como comunidades morales y asociaciones devotas que fueron uno de los medios más populares de organización social en la Nueva España. No se debe esperar, pues, una historia de la Iglesia, sino otra manera de ver a la sociedad y la sociabilidad, desde la óptica de los fieles, hacia el final de la época novohispana. Desde luego que la historia de las cofradías también es parte de la historia de la Iglesia, ya que éstas pertenecieron a la configuración eclesiástica y fueron modalidades de devoción, pero también es cierto que aglutinaron en asociaciones voluntarias a los fieles cristianos, laicos casi en su totalidad, con el fin de conseguir el bien común en este mundo y la salvación eterna en el más allá. Por lo tanto, las cofradías articularon la vida cotidiana de los fieles, ya que incidieron en muchas otras actividades en los ámbitos político y económico. Como comunidades voluntarias y autónomas, tuvieron una dimensión asociativa y funcionaron como espacios de poder para las personas prominentes, puntos para practicar la fraternidad y la caridad cristianas, así como dispensadoras de una serie de beneficios sociales, siendo los más importantes los entierros y funerales y las oraciones perennes para la salvación de las almas. Al estudiar las cofradías en el siglo XVIII, este libro tiene el propósito de plantear otro aspecto poco estudiado durante la difícil transición de las reformas borbónicas: la vida devocional y la reacción de los fieles en comunidad hacia una política diferente, que buscó restringir sus privilegios y alterar sus costumbres locales basadas en la devoción y la fe que ellos mismos dirigían. Para esto se presenta un panorama general del estado de las cofradías: su organización, distribución y sus prácticas dentro del contexto de la Ciudad de México, mientras se advierte que éste es un estudio limitado, ya que se restringe a las cofradías de la república de españoles, especialmente las más prominentes, y no toma en cuenta las cofradías de pardos y mulatos ni las de indios, que merecen un estudio aparte. Este texto, además, analiza aspectos religiosos que constituyeron la vida cotidiana, contribuye a los estudios acerca de las políticas de secularización y, sobre todo, resalta la importancia que tuvo la cultura católica en la Nueva España.