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DIONISIO RIDRUEJO
Casi unas
memorias
edición al cuidado
de Jordi Amat
EDICIONES PENÍNSULA
Barcelona
NOTA SOBRE LA EDICIÓN
En el número del de junio de 1975 del semanario Destino , en portada, se destacaba la reproducción en el interior de dos entrevistas: una a Joaquín Ruiz Giménez, otra a Dionisio Ridruejo. Eran las primeras de la serie «España en la encrucijada europea» que Jorge Marín (seudónimo usado por el periodista catalán Josep Manyé desde 1939 ) había realizado para las emisiones radiofónicas de la BBC y que Destino reproduciría a lo largo de las siguientes semanas. En su entrevista a Ridruejo, Marín le felicitaba por la serie de artículos memorialísticos que venía publicando precisamente en aquella revista y pedía que contase un episodio de su vida que aún no había puesto por escrito: el que le había llevado a ser un disidente del franquismo. Respondió con pormenor. Un día después de la publicación de aquel número, cuando aún no había transcurrido un mes desde que el partido político que lideraba—Unión Social-Demócrata Española—se integrase en la Plataforma de Convergencia Democrática, mientras el Régimen agonizaba, Ridruejo moría en Madrid. Tenía tan sólo sesenta y dos años.
La colaboración regular de Ridruejo en Destino había empezado cuatro años antes. Tras rechazar una oferta que le hiciera Luis María Ansón para que escribiera en Blanco y Negro , había atendido el ruego reiterado de su amigo Josep Vergés—propietario y director de facto de la revista barcelonesa. «No olvides que me prometiste escribir en Destino y yo tengo un gran interés en ello», le insistió Vergés el de abril de 1971 . Su primer artículo, titulado «Intervención o evasión. Sobre los sucesos del mayo francés», apareció en el número del de agosto de 1971 . Desde aquella fecha y hasta el de junio de 1975 publicó un total de artículos en el veterano semanario. Aquellos textos, de entrada, no tuvieron género ni temática fija—escribió obituarios (de Pablo Picasso, de Maurice Chevalier), la glosa de una ciudad (Segovia, Sevilla), la semblanza de literatos (Miguel de Unamuno, Josep Pla) o el comentario de un libro (ya fuera La saga/fuga de JB de su amigo Gonzalo Torrente Ballester, Usos amorosos del XVIII en España de Carmen Martín Gaite o Si te dicen que caí de Juan Marsé)—, pero a partir del mes de diciembre de 1972 predominaron los de contenido autobiográfico (sin voluntad, como dijo él mismo, de abrir con ellos su «proceso de canonización»).
Corrían tiempos de trepidante actividad política y en su caso, además, también literaria. La primera mitad de la década de los setenta fue para Ridruejo quizá el período más fecundo de toda su trayectoria de escritor. Además de las numerosas colaboraciones en Destino , repiensa entonces un precioso diario escrito a mediados de los cuarenta ( Diario de una tregua ), monta un volumen misceláneo ( Entre literatura y política ), publica los dos tomos de su monumental guía Castilla la Vieja , redacta varios prólogos... Tampoco le faltaban proyectos a corto plazo. En junio de 1972 le confirmaba por carta a Rafael Borrás su compromiso de escribir un ensayo titulado La Derecha ante la República española para la colección «Espejo de España». Un año después, en una entrevista, declaraba su voluntad de publicar, entre otros, tres libros confesionales: unas memorias de infancia, sus diarios escritos en Rusia ( Los cuadernos de Rusia aparecieron en 1978 ) y unas memorias públicas y políticas. «Algunos de mis artículos de Destino— aclaraba—son un esbozo de esas memorias». A mediados del mes de abril de 1975 , José Manuel Lara le mandaba el contrato de edición de aquellas memorias que debería publicar Planeta. Al cabo de pocos días, el de mayo, Borrás—director literario de la editorial, admirador de Ridruejo desde mediados de los cincuenta—le manifestaba su satisfacción por el acuerdo. «No sabes cuánto celebro que hayas resuelto satisfactoriamente el contrato relativo a tus memorias. Estoy seguro que será un libro históricamente esclarecedor».
Decía que Jorge Marín, en la entrevista citada, había lamentado que Ridruejo no hubiese contado aún «ese momento en el que tras un profundo examen de conciencia cambió usted de rumbo político» en sus artículos memorialísticos. No los escribiría. En realidad tan sólo tendría tiempo de recordar sus vivencias de poco más de una década, de 1935 a 1947 . Nada más. Con aquel material, ¿podían publicarse sus memorias? El editor Lara, que había pagado una suma importante por los derechos del libro (dos millones de pesetas), mantuvo el contrato y Gloria de Ros—la mujer de Ridruejo—y Borrás decidieron seguir con el proyecto. Un antiguo colaborador de Ridruejo—César-Armando Gómez—sería el encargado de materializarlo. Gómez recopiló textos—los artículos de Destino , cartas públicas y privadas, fragmentos de diario, antiguos artículos (censurados o no, propios y ajenos), extractos de libros, entrevistas, informes, incluso el programa de asignaturas por él impartidas—y los ordenó cronológicamente para armar una imagen de Ridruejo lo más exhaustiva posible.
En el mes de octubre de 1976 , con el subtítulo Con fuego y raíces y un prólogo escasamente afortunado de Salvador de Madariaga (ya que estaba originariamente escrito para prologar la segunda edición de Escrito en España ), Planeta publicaba Casi unas memorias . El matiz que introduce el adverbio en el título supuso un acierto pleno. Casi unas memorias , al decir de Jordi Gracia, permitió «a muchos por primera vez hacerse una idea cabal de la trayectoria de Ridruejo más allá del puro estereotipo». Es cierto. También lo es que daba una imagen algo borrosa del personaje por la amalgama de documentos empleados para construirlo. El libro, aunque ahora pueda sorprendernos, pasó inadvertido.
El planteamiento de esta nueva edición ha sido otro. He rehecho y reordenado el libro desde dentro para presentar, al desnudo, al Dionisio Ridruejo memorialista. Un excelente memorialista. Por ello el lector tan sólo escuchará la voz de un Ridruejo maduro, sosegado y al mismo tiempo apasionado, que estrictamente recuerda. Todos los textos seleccionados tienen voluntad retrospectiva y fueron escritos cuando su autor había consolidado su madurez, tanto literaria como ideológica. No se concibieron, es cierto, para formar parte de un único libro, pero el conjunto conforma un relato autobiográfico coherente y complementario: coherente por estilo y punto de vista sobre el propio pasado, complementario porque abarca un período amplio de la vida de Ridruejo y muestra algunos de sus rostros que las primeras Casi unas memorias no reflejaban.
Describo a continuación la procedencia de estos textos. La pieza autobiográfica que Ridruejo redactó en 1961 para abrir el fundamental ensayo Escrito en España , resumen de una evolución ideológica profunda que en apenas veinte años le llevó desde la Falange a la socialdemocracia, prologa esta nueva edición. Es «Explicaciones» la síntesis de la que muy probablemente sea la peripecia intelectual más apasionante desarrollada a lo largo del franquismo. También es el relato del proceso de formación de una conciencia propia y del coste de pensar en libertad en un país que tuvo a su intelligentsia en gran parte podrida. Algunos de los puntos de inflexión en la formación de este posicionamiento crítico tuvieron un correlato documental. Estos documentos, aquellos a los que se alude explícitamente en el texto (su valiente y atrabiliaria carta a Franco de 1942 que le costó el confinamiento o sus declaraciones completas a la revista Bohemia de Cuba de 1957 que le llevaron a la cárcel por segunda vez), se reproducen en apéndice. He eliminado de «Explicaciones» únicamente aquellos párrafos que hacen referencia al contenido de Escrito en España y cuya supresión no alteran en nada el significado del conjunto.
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