El Zen, la variante japonesa del budismo, según muestra Watts en esta obra, tiene mucho que ofrecer al hombre occidental de nuestro tiempo, ya sean propuestas de actitudes vitales o pautas de comportamiento. En este amplio estudio, Watts traza los rasgos principales de esta filosofía de un modo claro, ameno e instructivo, pero también riguroso, y analiza los puntos de contacto del Zen con el Tao y el budismo indio, con lo que, al cabo, consigue dar al lector una imagen clara, concisa y fiel del pensamiento Zen.
Esta obra de Alan Watts está considerada en el ámbito académico como una de las más serias y documentadas acerca del Zen.
Alan W. Watts
El camino del Zen
ePub r1.0
Titivillus 19.03.15
Título original: The Way of Zen
Alan W. Watts, 1957
Traducción: Adolfo Vázquez
Diseño de cubierta: Titivillus
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A Tia, Mark y Richard, que lo comprenderán mejor por no saber leerlo
NOTAS EN CHINO
Léase horizontalmente, de izquierda a derecha.
I. 1. LA FILOSOFÍA DEL TAO
I. 2. LOS ORÍGENES DEL BUDISMO
I. 3. EL BUDISMO MAHAYANA
I. 4. ORIGEN Y DESARROLLO DEL ZEN
II. 1. «VACÍO Y MARAVILLOSO»
II. 2. «QUIETAMENTE SENTADO, SIN HACER NADA»
II. 3. ZA-ZEN Y EL KOAN
II. 4. EL ZEN EN LAS ARTES
ALAN WILSON WATTS (Chislehurst Kent, 6 de enero de 1915 - Mt. Tamalpais California, 16 de noviembre de 1973) fue un filósofo británico, así como editor, sacerdote anglicano, locutor, decano, escritor, conferenciante y experto en religión. Se le conoce sobre todo por su labor como intérprete y popularizador de las filosofías asiáticas para la audiencia occidental.
Escribió más de veinticinco libros y numerosos artículos sobre temas como la identidad personal, la verdadera naturaleza de la realidad, la elevación de la conciencia y la búsqueda de la felicidad, relacionando su experiencia con el conocimiento científico y con la enseñanza de las religiones y filosofías orientales y occidentales (budismo Zen, taoísmo, cristianismo, hinduismo, etc.).
Alan Watts fue un conocido autodidacta. Becado por la Universidad de Harvard y la Bollingen Foundation, obtuvo un máster en Teología por el Seminario teológico Sudbury-Western y un doctorado honoris causa por la Universidad de Vermont, en reconocimiento a su contribución al campo de las religiones comparadas.
Notas
[1] Los investigadores modernos han puesto en duda la fecha en que vivió y hasta la historicidad misma de Lao-tzu, pero no es fácil decir si se trata de algo más que de una moda, puesto que periódicamente surgen tendencias a dudar de la existencia de los grandes sabios o a cuestionar su antigüedad tan venerable. Recuérdese las dudas que se manifestaron a propósito de Jesús y del Buddha. Aunque hay serios argumentos a favor de una fecha tardía, parece mejor seguir utilizando la fecha tradicional hasta que las pruebas en sentido contrario, sean más concluyentes. Véase Fung Yu-lan (1),vol. 1,págs. 170-76.
[2] Fung Yu-lan (1),vol. 1,págs. 379-80.
[3] Duyvendak (1) sugiere que tao en esa fecha no significaba «hablar», y por tanto traduce este pasaje así: «El camino que puede considerarse verdaderamente como el Camino es diferente de un camino permanente». En el fondo es lo mismo, pues lo que quiere decir Duyvendak con «un camino permanente» es un concepto fijo del Tao, es decir, una definición. Casi todos los demás traductores, y la mayor parte de los comentaristas chinos, interpretan el segundo tao en el sentido de «pronunciado».
[4] Escribí este pasaje antes de ver el segundo tomo del magistral libro de Joseph Needham: Science and civilization in China, en el que trata de la naturaleza organicista de la concepción china del universo, y en particular de la concepción taoísta. Véase especialmente la Sección 13 f, págs. 279 y sigs. Needham también llama la atención sobre las diferencias esenciales que existen entre las ideas chinas y hebreo-cristianas acerca de la ley natural. Esta última deriva de la «palabra» de un legislador, Dios, mientras que la primera proviene de una relación de procesos espontáneos que actúan en una estructura organicista. Véase la Sección 18, f y h, especialmente págs. 557-84 y 572-83.
[5] H. A. Giles (1), pág. 345.